WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO


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INTRODUCCIÓN

  • Sr. Ildefonso Guajardo, Secretario de Economía;
  • Sr. Enrique Jacob Rocha, Presidente del Instituto Nacional del Emprendedor;
  • Embajador Fernando de Mateo, representante de México en Ginebra;
  • Embajador Marcos Raposo Lopes, Embajador de Brasil en México, amigo desde hace 30 años;
  • Señoras y señores,

Es para mí un gran placer estar hoy aquí. Les agradezco su amable invitación.

Me complace tener esta oportunidad de reunirme con el sector privado en mi primera visita a México como Director General de la Organización Mundial del Comercio.

Mis encuentros con representantes del gobierno, incluso con el Presidente Peña Nieto, fueron muy positivos y fructuosos.

México fue uno de los Miembros fundadores de la OMC, y continúa desempeñando un papel muy importante en nuestra labor. Igualmente, creo que la OMC desempeña un importante papel de apoyo al comercio de México y, por lo tanto, a las empresas mexicanas.

De hecho, el sistema multilateral de comercio ayuda considerablemente a las empresas (y a las pymes en particular) de una manera que no es evidente a primera vista y que, tengo la impresión, mucha gente desconoce.

Así que este va a ser el tema de mi discurso hoy, en el que trataré de responder a la siguiente pregunta: “¿Qué puede hacer la OMC por las pymes?”

 

¿QUÉ ES LA OMC?

En primer lugar, tal vez sea útil responder a una pregunta más fundamental: ¿qué es la OMC?

En términos sencillos, la OMC establece las normas del sistema mundial de comercio, y lo hizo a partir de un acuerdo entre sus Miembros.

Tenemos 160 Miembros que representan cerca del 97% de la economía mundial. Cada uno de esos 160 países o territorios se ha comprometido a observar un conjunto de normas que en la actualidad rigen el comercio mundial en muy diversas esferas (desde los aranceles hasta las subvenciones, pasando por las patentes o los obstáculos técnicos al comercio).

Para respaldar este conjunto de normas, la OMC supervisa también su cumplimiento y ofrece un foro que permite solucionar las diferencias comerciales que puedan surgir.

Nuestro objetivo es fomentar el comercio en tanto que medio para lograr un fin. Ese fin es fomentar el crecimiento y el desarrollo, y mejorar así las condiciones de vida de las personas.

Pero permítanme que sea más concreto.

QUÉ HACE LA OMC POR LAS PYMES

A lo largo de los años, las normas de la OMC han contribuido a mejorar el entorno empresarial en todo el mundo.

En primer lugar, aportando previsibilidad.

Al fijar las obligaciones que deben cumplir los países en sus prácticas comerciales, la OMC protege intereses importantes de las empresas y mejora la estabilidad que éstas necesitan para prosperar.

Las pymes conocen mejor que nadie la importancia de la estabilidad, y los riesgos asociados a su falta. Las empresas pequeñas no siempre tienen una segunda oportunidad para adaptarse a unas normas imprevisibles.
En segundo lugar, la OMC contribuye a mejorar la transparencia de las medidas relacionadas con el comercio.

Las normas de la OMC ayudan a las empresas de todo el mundo a entender mejor las prácticas y las políticas de los distintos países.

Esto también permite a los Miembros de la OMC examinar las políticas y, en caso necesario, plantear preocupaciones relativas a sus interlocutores comerciales.

Por ejemplo, en los Servicios Nacionales de Información sobre Obstáculos Técnicos, cualquier empresa puede obtener información sobre ese tipo de medida existente en un Miembro de la OMC. Y, por supuesto, de manera gratuita.

Pero centrémonos ahora en cómo puede la OMC contribuir a crear nuevas oportunidades empresariales para las pymes.

Al reducir los obstáculos al comercio, la OMC proporciona acceso a nuevos mercados y mantiene a raya el proteccionismo.

Por utilizar el ejemplo más obvio, existen límites a los aranceles a la importación que pueden aplicar los Miembros, y esto se debe a las normas de la OMC.

Lo mismo puede decirse de los obstáculos no arancelarios al comercio. Si no fuera por la OMC, no existirían salvaguardias claras para evitar la imposición de medidas proteccionistas encubiertas que adoptan la forma de medidas técnicas al comercio.

A diferencia de las grandes empresas, la entrada de las pymes en los mercados extranjeros depende especialmente de las iniciativas de liberalización del comercio. Por ejemplo, las pymes no tienen, como las grandes empresas, sucursales extraterritoriales que pueden utilizarse para eludir los obstáculos al comercio o a la inversión.

La OMC contribuye también a reducir los costos del comercio transfronterizo mediante la simplificación y normalización de los procedimientos aduaneros.

La burocracia es un problema que las pymes conocen muy bien.

El Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la OMC fue un paso fundamental para abordar los obstáculos burocráticos al comercio. Las estimaciones indican que la aplicación de este histórico Acuerdo, concluido en diciembre del año pasado en Bali, puede reducir los costos entre un 10 y un 15%.

La aplicación del Acuerdo facilitará en gran medida la entrada de las pymes en más mercados extranjeros.

Sin embargo, los Miembros de la OMC están considerando en este momento si este Acuerdo debe o no hacerse efectivo, y de qué manera. Desafortunadamente, el primer plazo importante para la puesta en aplicación del Acuerdo se incumplió a finales de julio. Los Miembros están actualmente examinando cuál podría ser el camino a seguir. Volveré sobre esto más adelante.

Las normas de la OMC aumentan también las oportunidades de las empresas para incorporarse a las cadenas de valor mundiales.

Entre los factores principales que permiten a las pymes, tanto mexicanas como de cualquier otro país del mundo, incorporarse a las cadenas de valor mundiales están la eliminación de los obstáculos al comercio de bienes y servicios, la reducción de los costos de transacción y la mejora del entorno empresarial.

Estas cadenas de valor ofrecen la oportunidad de integrarse en la economía mundial a costos más bajos, mediante la especialización en la producción de sólo algunos componentes o en la realización de determinadas actividades, en vez de elaborar productos completos.

Por supuesto, hay dificultades, pero no cabe duda de que aquí hay verdaderas oportunidades.

La OMC también puede apoyar a las pymes a través de su labor en el ámbito de la solución de diferencias comerciales.

Muy a menudo estas diferencias afectan a las grandes empresas, pero no siempre es así.

Hay diversas diferencias en la OMC que afectan a los intereses de las pymes en diferentes partes del mundo. Por ejemplo, el elevado número de casos en sectores como los textiles y el calzado demuestra que, aunque se desconozca, el sistema de solución de diferencias de la OMC garantiza a las pymes importantes oportunidades de acceso al mercado en estos sectores.

Y, lo que es más importante, como los países deben respetar unas normas comunes, las empresas de todo el mundo tienen más posibilidades de competir en unas condiciones equitativas, de acuerdo con su capacidad y no en función de otros criterios.

Sabemos que el comercio es un motor importante de la actividad empresarial.

Los datos muestran que, generalmente, las pymes que comercian y participan en la economía internacional son más innovadoras, generan más puestos de trabajo, pagan mejores salarios y registran un mayor crecimiento de los ingresos.

Por consiguiente, mismo si las pymes no participan en la labor de la OMC, la OMC trabaja para ellas. Contribuye a configurar el entorno en el que operan.

Además, incluso si las pymes no actúan directamente en actividades de comercio exterior, nuestra labor afecta a la competencia a que se enfrentan en sus respectivos mercados internos o a los productos o servicios que necesitan para su actividad empresarial.

Por tanto, es importante para las pymes que llevemos a cabo nuestra labor satisfactoriamente.

Y considero que podemos hacer mucho más.

 

QUÉ PODEMOS HACER POR LAS PYMES EN EL FUTURO

Permítanme tratar ahora de algunas de las cosas que yo pienso que la OMC puede hacer por las pymes en el futuro.

Para empezar, podemos mejorar lo que ya estamos haciendo.

Por ejemplo:

  • Podemos ayudar a aumentar la transparencia de las medidas comerciales, como los obstáculos no arancelarios.
  • Podemos trabajar para mejorar la supervisión de las normas y prácticas de los países.
  • Y podemos seguir ayudando a mantener a raya el proteccionismo.

Sin embargo, tal vez lo más importante que podríamos hacer es avanzar en las negociaciones para actualizar las normas de la OMC, incluso en el marco de la Ronda de Doha.

Aquí es donde se pueden obtener grandes beneficios.

Algunas de las cuestiones que se han planteado son:

  • reducir más los aranceles e impedir que suban;
  • abordar las subvenciones que distorsionan el comercio en el sector de la agricultura; y
  • aumentar la previsibilidad y las oportunidades de acceso a los mercados en todos los sectores de servicios.

En la Conferencia de la OMC celebrada en Bali el pasado mes de diciembre, los Ministros encomendaron a los Miembros que elaboraran un programa de trabajo bien definido para finales de este año a fin de establecer cómo podríamos completar esta labor.

Sin embargo, el revés en la implementación del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio que he mencionado antes puede afectar a dicha labor.

Mi impresión, a la luz de lo que he oído decir a los Miembros, es que no se trata de una demora más que pueda sencillamente ignorarse o resolverse con un nuevo calendario.

De todas formas, no soy yo quien decidirá cuáles serán las consecuencias. Son los Miembros quienes deben decidir cómo debemos avanzar.

Por este motivo, pedí a los Miembros que aprovechasen la pausa estival para considerar detenidamente cuáles podrían ser los próximos pasos (y para reflexionar cuidadosamente sobre las consecuencias de este revés).

En este sentido, es esencial el apoyo del Gobierno y la comunidad empresarial de México. México puede desempeñar un papel importante, presentando formas de avanzar constructivas y razonables.

 

EVOLUCIÓN DEL PANORAMA COMERCIAL

Además, debemos ser conscientes de que el panorama comercial está cambiando.

Es evidente que buena parte de la atención de algunos países se centra actualmente en los acuerdos comerciales regionales.

El propio México ha creado una red considerablemente densa de acuerdos comerciales. Para empezar, el TLCAN tiene ya 20 años, y entró en vigor aproximadamente en la misma época en que se creó la OMC.

Como ustedes saben muy bien, los acuerdos comerciales regionales no son algo nuevo y pueden complementar el sistema multilateral de comercio.

Un buen ejemplo de esto es el uso continuado del sistema de solución de diferencias de la OMC por países que son también miembros de acuerdos regionales. Hace un par de años, cuando las diferencias planteadas en el marco de la OMC se elevaban a 443,  82 de ellas involucraban a miembros de un mismo acuerdo regional. Cabe notar que los miembros del TLCAN participaban de más de 20 de esas diferencias en la OMC.

Actualmente, hay un nuevo conjunto de iniciativas comerciales que abarcan diferentes grupos y diferentes asuntos. Estoy seguro de que han oído ustedes hablar de la propuesta de una Asociación Transpacífica, de las conversaciones en curso sobre la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión entre los Estados Unidos y la Unión Europea o de las conversaciones acerca del Acuerdo sobre el Comercio de Servicios.

Por supuesto, México participa en algunas de estas iniciativas.

Pero, como en el pasado, no me parece que esas iniciativas vayan en detrimento de nuestra labor en el plano multilateral. A decir verdad, considero que son un complemento importante de los esfuerzos multilaterales.

De hecho, en la propia OMC hay una iniciativa muy importante que se está llevando a cabo con un grupo de países: la ampliación del Acuerdo sobre Tecnología de la Información, un acuerdo crucial para el comercio y el crecimiento económico. La Iniciativa sobre Bienes Ambientales es otra negociación que puede resultar en liberalización comercial de manera no discriminatoria, en este caso con efectos especialmente positivos para el desarrollo sostenible.

No obstante, es evidente que estas iniciativas no bastan por sí solas.

Por ejemplo, dejan fuera a un gran número de países: no sólo a las economías emergentes más dinámicas, sino también a las economías más pequeñas y vulnerables.

Además, muchas de las grandes cuestiones sólo pueden abordarse eficientemente a nivel mundial (y, por consiguiente, muchos de los grandes avances sólo pueden lograrse también a nivel mundial). Entre estas cuestiones cabe citar:

  • la simplificación de los procedimientos aduaneros;
  • el trato de las subvenciones agrícolas; o
  • la elaboración de reglamentos internacionales en esferas fundamentales como las telecomunicaciones o los servicios financieros.

Esto significa que las distintas vías tienen que coexistir, porque son simbióticas.

Lo que no podemos es ignorar la importancia de actualizar el sistema multilateral de comercio para que podamos responder mejor a las necesidades de las empresas de todo el mundo, incluidas las pymes.

 

CONCLUSIÓN

La aparición de nuevos desafíos para el comercio mundial no quita importancia a los problemas que tenemos actualmente sobre la mesa en la OMC en Ginebra, sino justamente todo lo contrario.

Para corregir los viejos desequilibrios del comercio mundial, reducir los obstáculos aún existentes y abrir nuevos mercados y oportunidades, sigue siendo esencial hacer frente a los obstáculos existentes al acceso a los mercados y a las prácticas que distorsionan el comercio en el ámbito de la agricultura, los productos industriales y los servicios.

El apoyo al desarrollo inclusivo y sostenible seguirá ocupando un lugar central en nuestros trabajos. Las negociaciones comerciales no son un juego de suma cero. Podemos lograr resultados que se traduzcan en nuevas oportunidades y un mayor crecimiento para todos los países, y en nuevas oportunidades para las pymes.

Y, en consecuencia, les pido su apoyo. Estamos en un momento crítico y, tal y como están las cosas, el futuro del sistema está plagado de incertidumbres.

No creo que podamos dar por sentadas las ventajas del sistema. El sistema multilateral de comercio apoya el crecimiento y el desarrollo, limita el proteccionismo, asegura un sitio en la mesa a todos los países y garantiza que los más pobres no se queden atrás.

En este sentido, el sistema multilateral ha sido, desde su creación en 1948, un importante impulsor de la apertura, la cooperación y la paz.

Por lo tanto, debemos trabajar para reforzarlo.

México siempre ha apoyado firmemente a la OMC, y quiero darles las gracias por ello.

Debemos mantener este tipo de compromiso. Y no solo por parte de los gobiernos. El apoyo del sector privado será aún más esencial en el futuro.

Creo que, con su apoyo, podemos hacer realidad los beneficios económicos que están en juego actualmente y reforzar el sistema de comercio de cara al futuro, en provecho de todos nosotros.

Muchas gracias.

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