WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO


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Secretario General Kituyi,
Sr. Ministro Adjunto,
Excelencias,
Señoras y señores,

Mucho me complace estar hoy aquí, y me complace especialmente oficiar de anfitrión de este evento junto con el Secretario General Kituyi.

Ambos estamos empeñados en fortalecer la alianza entre nuestras dos organizaciones a fin de apoyar el comercio y el desarrollo; la sesión conjunta que celebramos el día de hoy es señal de esa empresa común.

Todos sabemos que, en los últimos años, se ha producido una profunda transformación en el funcionamiento de la economía internacional.

La mayor apertura tanto del comercio como de la inversión y los enormes progresos logrados en el ámbito del transporte y las comunicaciones han modificado la manera de hacer negocios.

La cadena de montaje de las fábricas que describió por primera vez Adam Smith hace más de dos siglos ha evolucionado para convertirse en la cadena de montaje mundial de hoy. El comercio y la inversión están ahora estrechamente vinculados como nunca lo estuvieron en el pasado.

Y esto ha traído consigo una serie de importantes desafíos.

En primer lugar, muchos están tropezando con auténticos obstáculos en su afán por sumarse a las nuevas redes de producción.

La inversión es un elemento indispensable para afrontar esa clase de desafíos ya que ayuda, por ejemplo, a mejorar la infraestructura.

En este contexto, la estabilidad es un factor importante. Los inversores buscan dos cosas: previsibilidad y utilidades. Para inspirar confianza a los inversores a fin de lograr que inviertan en un país, es de crucial importancia que haya estabilidad política y un entorno normativo propicio para los negocios.

Sin embargo, también hay que reconocer que hay riesgos. Por ejemplo, la posibilidad de que la reglamentación interna se vea seriamente comprometida, como suele suceder como resultado de la competencia por atraer inversiones.

En segundo lugar, un mundo más globalizado premia la coherencia normativa y castiga la falta de coherencia.

En un mundo caracterizado por la integración de la producción, no tiene sentido desplegar ingentes esfuerzos para tratar de liberalizar y atraer las inversiones sin asegurarse, al mismo tiempo, de que las mercancías y los servicios puedan cruzar las fronteras de manera eficaz y sin demoras indebidas.

En tercer lugar, la importancia de las normas multilaterales no sólo no está disminuyendo sino que va en aumento.

Una empresa mundial que opera en mercados mundiales necesita normas mundiales. Actualmente, muchas de las nuevas esferas en materia de política comercial son multilaterales por naturaleza.

Un buen ejemplo de ello es la facilitación del comercio. Tiene poco sentido, desde un punto de vista práctico, simplificar los trámites en frontera únicamente para un reducido grupo de asociados comerciales, pues si se hace para uno, esencialmente se hace para todos.

Este mismo razonamiento se aplica en muchos ámbitos, como los de las subvenciones, la reglamentación de los servicios y las normas sobre la propiedad intelectual; todas estas cuestiones se prestan para ser abordadas a nivel multilateral.

En cuarto lugar, la complejidad de las negociaciones a nivel mundial ha aumentado. Hay más países sentados a la mesa de las negociaciones, más asuntos que debatir, y un mayor escrutinio público de los negociadores. Y, desde luego, todo eso es muy positivo.

Sin embargo, inevitablemente el proceso para lograr un acuerdo también se complica.

En definitiva, el dilema es el siguiente: la gobernanza económica mundial es ahora más importante, pero también más difícil.

Un ejemplo elocuente de esto es la situación en que se encuentran actualmente nuestras negociaciones en la OMC.

El Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, aprobado por los Miembros en Bali el pasado mes de diciembre, es una respuesta adecuada y práctica a algunas de las nuevas cuestiones que he mencionado, como la de la coherencia.

Además, el Acuerdo permitiría a los países en desarrollo crear un entorno comercial más transparente y previsible, condición indispensable para atraer inversiones extranjeras e incrementar el comercio.

De hecho, los economistas estiman que el Acuerdo permitiría a los países en desarrollo incrementar sus exportaciones en un 9,9%.

Además, por primera vez, los países en desarrollo recibirían la asistencia técnica y el apoyo para la creación de capacidad necesarios para ayudarlos a aplicar el Acuerdo.

Así pues, este Acuerdo de la OMC pone de relieve el enorme valor y poder de la adopción de medidas a nivel mundial, en particular para los países en desarrollo. Con todo, mucho me temo que también muestre lo difícil que puede resultar ese proceso.

Como probablemente ya saben, nos encontramos actualmente en una situación de compás de espera en lo que se refiere a la aplicación del Acuerdo; esto se debe a los vínculos políticos que se han establecido entre el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio y otras decisiones adoptadas en Bali.

Y la OMC no es la única organización que hace frente a esta clase de problemas, ni mucho menos.

En los últimos años, el multilateralismo ha flaqueado en varios frentes. Eso se debe a que el orden internacional no ha logrado evolucionar al ritmo de los cambios económicos ocurridos a nivel mundial.

Y esto es realmente importante, ya que la economía globalizada es capaz de reportar enormes beneficios.

Al incorporarse a redes avanzadas de comercio e inversión, los países en desarrollo tienen la posibilidad de crecer rápidamente. Y muchos ya lo han logrado; este es el caso de Corea, México, China entre otros muchos países.

Sin embargo, como ya he dicho, hay que trabajar arduamente para crecer de manera rápida.

Los países se ven obligados a desplegar grandes esfuerzos para poder integrarse en la cadena de montaje mundial. No es una empresa fácil.

Además, es mucho más eficiente atraer inversores extranjeros que hacer uso de los propios recursos, debido al efecto multiplicador que puede tener el ingreso en el país de nuevas tecnologías y nuevos métodos de producción.

Lo cierto es que la capacidad para crecer de manera rápida e integrarse en la economía mundial varía marcadamente de un país a otro.

Entonces, ¿cuál es la solución? ¿Cómo podemos aprovechar al máximo el potencial de desarrollo que proporcionan el comercio y la inversión en beneficio de todos?

Hay varias medidas que podemos adoptar. Hoy me limitaré a destacar sólo tres de ellas:

  • En primer lugar, es necesario renovar el compromiso a nivel multilateral, y debemos ser pragmáticos sobre lo que esto significa. Las respuestas a nivel local y regional son un componente importante de ello, como vemos muy a menudo, especialmente en África, por ejemplo, pero también en este caso el sistema multilateral de comercio puede apoyar esas iniciativas.
  • En segundo lugar, en los objetivos de desarrollo sostenible que se están negociando actualmente en las Naciones Unidas debería tenerse presente la importancia que revisten el comercio y la inversión para el desarrollo.
  • Y en tercer lugar, todos debemos explicar mejor a la opinión pública en general por qué el sistema económico mundial es importante.

Por todo ello, este foro, que congrega a una gran variedad de interesados, es el lugar ideal para entablar ese debate.

Por mi parte, tengo sumo placer en estar aquí y escuchar sus opiniones. Muchas gracias.

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