WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO


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Sr. Bernd Lange y Sr. Krister Örnfjäder, Copresidentes de la Conferencia,
Sr. Martin Chungong, Secretario General de la UIP,
Distinguidos Parlamentarios,
Señores Embajadores,
Señoras y señores,
Buenos días y bienvenidos a la OMC.

Es un verdadero placer para nosotros acoger, por tercera vez, la Conferencia Parlamentaria sobre la Organización Mundial del Comercio.

Doy las gracias a la Unión Interparlamentaria y al Parlamento Europeo por organizar este acto.

Y les doy las gracias a todos ustedes por el apoyo prestado a lo largo de los años.

Como saben, la OMC celebra este año el vigésimo aniversario de su creación. Pienso, pues, que esta es una buena ocasión para reconocer la contribución que ha hecho la Organización, con el apoyo de ustedes, a la gobernanza mundial y al bienestar económico.

En la actualidad, en momentos en el que la economía mundial está más interconectada que nunca, es difícil imaginar un mundo sin la OMC.

Desde luego, el sistema ha evolucionado considerablemente en los últimos 20 años. Desde 1995 hemos acogido a 33 nuevos Miembros, entre los que se cuentan países con algunas de las economías más grandes del mundo — como China y Rusia — y otros con algunas de las economías menos adelantadas. Actualmente, los intercambios comerciales de nuestros 160 Miembros representan aproximadamente el 98% del comercio mundial.

Además, sobre la base del paquete de decisiones que acordamos en la Novena Conferencia Ministerial, celebrada en Bali en diciembre de 2013, hemos empezado a actualizar las normas comerciales multilaterales.

Como Parlamentarios, ustedes han desempeñado un papel crucial en la consecución de todos estos logros. Ustedes nos apoyan aprobando y ratificando lo que aquí acordamos. Nos apoyan defendiendo a la OMC y ejerciendo presión sobre los respectivos gobiernos para que intervengan en cuestiones fundamentales. Pero, sobre todo, nos apoyan sirviendo de vínculo entre la OMC y aquellos a quienes ustedes representan en sus respectivos países. Todo cuanto hacemos aquí es en beneficio de ellos.

Por eso este año nos proponemos redoblar nuestro diálogo habitual fortaleciendo nuestro programa de divulgación, en particular en las regiones en desarrollo. Ya se han programado varias reuniones en Singapur, Mauricio, Jordania y Marruecos para abrir el diálogo en las regiones a las que pertenecen estos países y, en los meses venideros se prevé programar otras reuniones.

En esas reuniones se centrará la atención en la aplicación del paquete de decisiones acordado en Bali. Pero, en un sentido más amplio, también deseamos entablar un diálogo franco sobre los logros de la Organización y los desafíos a los que hace frente actualmente.

Aquí no nos dormimos sobre nuestros laureles. Sabemos que, como Organización, nos enfrentamos a desafíos reales, y estoy decidido a hacer cuanto esté a nuestro alcance para superarlos.

Sabemos, por ejemplo, que el ritmo de las negociaciones sigue siendo causa de especial desánimo. La mayoría de nuestras normas comerciales actuales se acordaron hace 20 años, cuando se creó la Organización. Si bien muchas de ellas encarnan principios básicos e imperecederos, lo cierto es que nuestros textos jurídicos todavía no han traspuesto realmente el umbral del siglo XXI.

Necesitamos obtener más resultados, y más rápidamente. Haremos cuanto esté en nuestras manos para conseguirlo, trabajando en colaboración con los Miembros. También para ello el apoyo de todos ustedes será de vital importancia.

Pasaré ahora a referirme a esferas específicas en las que debemos trabajar juntos en los próximos meses; comenzaré por la aplicación de lo ya acordado para pasar luego al actual programa de negociación.

Creo que todos ustedes son conscientes de la importancia del paquete de Bali, tanto desde el punto de vista económico como por lo que representó para el fortalecimiento y la viabilidad de la OMC.

Ahora tiene máxima prioridad llevar a la práctica lo allí acordado. Y esa labor está ya muy avanzada.

Por ejemplo, han comenzado las conversaciones encaminadas a hallar una solución permanente para la cuestión de la constitución de existencias públicas con fines de seguridad alimentaria. Y hemos hecho especial hincapié en la aplicación de las decisiones que constituyen una prioridad para los países menos adelantados — los PMA-.

En una reunión de alto nivel celebrada hace dos semanas, fuimos testigos del logro de excelentes progresos con respecto a incrementar el acceso a los mercados de los servicios que ofrecen los PMA. Más de 25 Miembros indicaron los sectores de servicios y los modos de suministro en los que concederían trato preferencial a los PMA. En la actualidad estamos trabajando para concretar esos compromisos.

Y desde luego estamos realizando considerables progresos en la aplicación del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio.

Este Acuerdo ayudará a simplificar y armonizar las formalidades aduaneras de todos los Miembros de la OMC, lo que permitirá reducir el tiempo necesario para realizar operaciones comerciales en todo el mundo, así como su costo. En este sentido, el Acuerdo puede dar un oportuno impulso a la economía mundial.

En efecto, se calcula que el Acuerdo podría reducir el costo de comerciar en un 10% para los países desarrollados y hasta en un 15% para los países en desarrollo. Asimismo, según algunos estudios, el Acuerdo podría hacer aumentar las exportaciones de los países en desarrollo en un 20% aproximadamente.

Se calcula que, globalmente la cuantía de los beneficios podría alcanzar 1 billón de dólares EE.UU., por año y que se crearían unos 21 millones de puestos de trabajo en todo el mundo, la gran mayoría de ellos en países en desarrollo.

Además, el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio ha introducido un cambio sin precedentes en beneficio de los países en desarrollo en materia de aplicación. En efecto, por primera vez será obligatorio prestar asistencia técnica a los países que carecen de la capacidad necesaria para aplicar el Acuerdo.

Por ello hemos creado el Mecanismo para el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, que tiene por objeto ayudar a crear esa capacidad en los países en desarrollo. Gracias al Mecanismo, los países en desarrollo y los países menos adelantados pueden tener la seguridad de que recibirán el apoyo que necesiten.

Desde luego, esos beneficios solo podrán obtenerse cuando se haya ratificado el Acuerdo. Para que el Acuerdo entre en vigor se necesita que dos tercios de los Miembros depositen los instrumentos de aceptación.

La Ministra de Kenya Amina Mohammed ha instado a los Miembros a lograr esa proporción antes de la Décima Conferencia Ministerial, que se celebrará en Nairobi en diciembre del año en curso.

Así pues, que la pelota está ahora del lado de ustedes.

El apoyo de ustedes en calidad de Parlamentarios, es indispensable para garantizar que en cada país se dé término a esos procesos.

Algunos Miembros ya lo han hecho. Les pido, pues, que sigan haciendo avanzar este proceso.

Tenemos por delante una tarea similar en lo que respecta a cumplir el mandato conferido en la Declaración de Doha relativa al Acuerdo sobre los ADPIC y la Salud Pública.

La Declaración tenía por objeto allanar las dificultades con que pudieran tropezar los Miembros cuya capacidad de fabricación en el sector farmacéutico fuera insuficiente o inexistente para hacer uso efectivo del régimen de licencias obligatorias a fin de tener acceso a medicamentos.

Esto llevó al "régimen del párrafo 6", relativo a las licencias obligatorias especiales para fabricar y exportar productos farmacéuticos destinados a satisfacer las necesidades de los pacientes en países en que no podían fabricarse esos medicamentos.

En un principio (2003) esto se puso en práctica por medio de una exención, y posteriormente por medio de una modificación, la primera modificación de un acuerdo multilateral de la OMC.

También en este caso ya es hora de que esa modificación entre en vigor.

Así lo han reclamado la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Consejo Económico y Social, la Organización Mundial de la Salud y el ONUSIDA.

Como en el caso del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, para que la modificación pueda entrar en vigor dos tercios de los Miembros deben confirmar su aceptación. Alrededor de la mitad de nuestros Miembros ya han dado ese paso. Esos Miembros, de todas las regiones y de todos los niveles de desarrollo, constituyen una muestra representativa de la totalidad de los Miembros de la OMC.

Necesitamos que otros 27 Miembros acepten la modificación para que entre en vigor. No me cabe duda de que este objetivo es perfectamente factible y que se alcanzará en el transcurso de este año.

Hasta la fecha, esto ha sido muy sencillo para la mayoría de los Miembros.

Al fin y al cabo, no se trata de contraer nuevas obligaciones internacionales sino, pura y simplemente, de reconocer el derecho de todos los Miembros a usar este sistema jurídico si así lo desean y cuando lo deseen.

Para impulsar el proceso, he escrito a los Ministros de todos los Miembros de la OMC interesados para pedirles que consideren la posibilidad de dar este paso.

También en esta espera la ayuda de ustedes será de vital importancia. Debemos concluir este proceso para incrementar el acceso a los medicamentos, en particular en África.

Por lo tanto, les pido a que alienten a sus Gobiernos a tomar las medidas necesarias para llevar a buen término este proceso.

Estas son, pues, las cuestiones ya acordadas. Sin embargo, además de aplicar estas decisiones, debemos lograr nuevos resultados negociados que contribuyan a fortalecer y estabilizar la economía mundial.

En la actualidad están celebrándose negociaciones en varias esferas de la OMC.

Algunos Miembros, están celebrando negociaciones acerca del Acuerdo sobre Bienes Ambientales y la ampliación del Acuerdo sobre Tecnología de la Información.

Estas son iniciativas importantes, que podrían reportar cuantiosos beneficios económicos y beneficiar a todos los Miembros de la OMC.

Pero, sin duda, lo que aquí reclama nuestra atención con carácter prioritario es el Programa de Doha para el Desarrollo (el PDD). Desde 2001 vienen celebrándose negociaciones sobre el PDD y esto es, desde luego, demasiado tiempo.

En Bali y en noviembre del año pasado, todos y cada uno de los Miembros de la OMC se comprometieron a llevar adelante esta labor. Ahora nuestro objetivo es acordar, a más tardar en julio de este año, un programa de trabajo detallado sobre las cuestiones por resolver del PDD.

Eso significa que vuelven a estar sobre la mesa cuestiones tan importantes y difíciles como la agricultura, los servicios y los productos industriales, y sabemos que las cuestiones relativas al desarrollo ocuparán el primer plano en esa labor.

Hace apenas unas semanas iniciamos un intenso proceso de negociación, y ya hemos logrado buenos progresos. Si bien las posiciones generales no han variado mayormente desde la última vez que se examinaron estas cuestiones, creo que no cabe duda de que el tono de los debates no es el mismo.

A pesar de las diferencias en las posiciones tengo la sensación de que los Miembros desean realmente zanjar esas diferencias.

Además, hay quienes han expresado el deseo de adoptar una nueva forma de pensar en determinados ámbitos.

Y, lo que es importante, sobre la base de mis conversaciones con los Ministros, he llegado a la conclusión de que ha aumentado considerablemente la voluntad política en la que reposa nuestra labor, y eso no tiene precio.

Debemos redoblar nuestros esfuerzos y concluir esta labor, y necesitamos que ustedes nos ayuden a lograr que los Gobiernos sigan participando y sigan prestando especial atención a estas negociaciones, así como a crear y mantener la tan necesaria voluntad política.

Desde luego hay actualmente otras iniciativas comerciales en el mundo que frecuentemente acaparan los titulares de los periódicos. En general, son muy positivas y todas se sustentan en las normas multilaterales de la OMC. Pero es importante recordar que no pueden sustituir a la OMC.

Hay varias cuestiones de gran interés — como las negociaciones sobre facilitación del comercio o las subvenciones a la agricultura y la pesca — que solo pueden abordarse eficientemente en esta Organización.

Además, la OMC es el único lugar donde todas las voces son oídas, donde todos tienen derecho a hacerse oír y donde todos tienen un lugar en la mesa de las negociaciones.

Así pues, debemos demostrar una vez más — como lo hicimos en Bali — que la OMC puede obtener resultados. Y creo que hemos iniciado este año en que se cumple el aniversario de la Organización con auténtica determinación y renovado impulso.

Espero haberles ayudado a formarse una idea de la importancia que sigue teniendo nuestra labor y de las oportunidades que nos depara el futuro.

Además de la aplicación del paquete de Bali, de la modificación del Acuerdo sobre los ADPIC y del logro de un acuerdo sobre el programa de trabajo para el PDD a más tardar en julio, tenemos por delante importantes desafíos que arrostrar e hitos que alcanzar:

  • a finales de junio tendrá lugar el Examen Global de la Ayuda para el Comercio;
  • en septiembre, se celebrará la cumbre de las Naciones Unidas sobre la agenda para el desarrollo después de 2015, donde será importante que se reconozca la contribución que puede hacer el comercio a los Objetivos de Desarrollo Sostenible;
  • en octubre se celebrará el Foro Público de la OMC;
  • y en diciembre se celebrará la Conferencia Ministerial en Nairobi — la primera reunión ministerial de la OMC que tendrá lugar en África.

La mejor manera de celebrar nuestro vigésimo aniversario sería logrando el éxito en cada uno de esos ámbitos. En todos los casos, esperamos contar con el apoyo y la participación de todos ustedes.

En tanto que Parlamentarios, su participación es de crucial importancia para toda nuestra labor, porque a través de ustedes nos llegan las voces de los pueblos a los que estamos aquí para servir. Y no hay nada, absolutamente nada, más importante que eso.

Muchas gracias por su atención.

 

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