WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO


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> Discursos: Roberto Azevêdo

  

Sr. Ricardo Meléndez-Ortiz:

Secretario General Rusnák:

Secretario General Adjunto Kuneralp:

Distinguidos invitados:

Señoras y señores:

Buenos días. Es para mí un enorme placer estar hoy aquí.

Quiero dar las gracias al Centro Internacional de Comercio y Desarrollo Sostenible (ICTSD) y a la Secretaría de la Carta de la Energía por organizar este importante evento.

El tema que nos ocupa hoy es cómo podemos colaborar para mejorar la gobernanza mundial de la energía limpia. Y en lo que respecta a la gobernanza mundial, 2015 es un año muy importante.

Este año celebramos en la OMC nuestro vigésimo aniversario; nuestros Miembros están aplicando el paquete de decisiones acordadas en Bali, y nos encontramos inmersos en intensas negociaciones con miras a nuestra Conferencia Ministerial, que se celebrará en Nairobi más entrado el año.

Sé que en la Secretaría de la Carta de la Energía también van a estar muy ocupados, en particular en relación con la Conferencia Ministerial que tendrá lugar en La Haya en mayo.

Y, naturalmente, habrá otros muchos hitos importantes, que van más allá del ámbito de nuestra labor, como la Cumbre de las Naciones Unidas dedicada a la aprobación de la agenda para el desarrollo después de 2015 que se celebrará en septiembre y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que tendrá lugar en París en el mes de diciembre.

Teniendo todo esto en cuenta, considero que es el momento ideal para examinar formas de mejorar la gestión de los asuntos mundiales en el futuro. Querría aprovechar esta oportunidad para centrarme en aquellas cuestiones en las que podemos colaborar a fin de contribuir a mejorar el entorno para el comercio de energía y, en particular, de energía limpia.

No hay duda de que la energía es esencial para el comercio y el desarrollo económico.

El acceso a la energía a precios asequibles aporta seguridad a las empresas, intensifica la producción, incentiva el avance tecnológico y facilita el transporte.

Estos son factores importantes para aumentar la competitividad en los mercados mundiales e impulsar el crecimiento económico, actualmente lento.

No obstante, es evidente que lograr estas ventajas supone muchos desafíos.

Los mercados energéticos presentan una gran concentración, tanto en lo que se refiere a la estructura del mercado como a la distribución geográfica de los recursos.

La demanda está aumentando en las regiones en desarrollo de Asia, América Latina, Oriente Medio y África, y las deficiencias de suministro son muy grandes.

Según la Agencia Internacional de la Energía, en el África subsahariana, dos de cada tres personas carecen de acceso a la electricidad, lo que constituye el 13% de la población mundial.

Al mismo tiempo, la energía renovable representa solamente una pequeña parte de la canasta energética mundial.

Las energías renovables, como la energía solar, la hidroeléctrica y la eólica terrestre están aumentando su presencia en los mercados energéticos mundiales, si bien los combustibles fósiles todavía representan cerca del 80% de la cuota total de mercado.

Como es sabido, el año pasado los precios del petróleo cayeron casi un 50% y no es probable que aumenten a medio plazo. Por lo tanto, incrementar la cuota de energías renovables en la canasta energética va a ser aún más complicado.

De hecho, la inestabilidad de los precios de la energía puede dificultar considerablemente los planes de los inversores para emprender proyectos de energías renovables.

Creando un entorno más favorable para el comercio de energía, podemos contribuir a mejorar el acceso a la misma, en particular, a la energía limpia.

Y, en mi opinión, tanto la Carta de la Energía como la OMC tienen un papel importante que desempeñar en este sentido.

La Carta de la Energía es el único acuerdo específico sobre energía que abarca todos los principales aspectos de este ámbito a nivel internacional, desde el comercio y el tránsito, hasta la inversión y la eficiencia energética.

Y nuestras dos organizaciones cuentan con un buen historial de cooperación.

Creo que las iniciativas que están marcha con vistas a la consecución de una Carta de la Energía "actualizada", definiendo principios comunes para la cooperación internacional, son muy positivas y oportunas.

Por esta razón, estoy convencido de que debemos seguir tratando de potenciar el diálogo y la cooperación entre las dos organizaciones.

No cabe duda de que la energía reviste un gran interés para la OMC; no obstante nuestra historia demuestra que no siempre ha sido una cuestión fácil de abordar.

En 1947, el texto original de la Carta de La Habana para una Organización Internacional de Comercio comprendía normas sobre comercio e inversión en el ámbito de la energía.

Estas normas abordaban la reglamentación de la producción y el control de las importaciones y exportaciones de recursos primarios. Además, comprendían el principio de libertad de tránsito de las mercancías, incluida la energía.

Sin embargo, la creación de una Organización Internacional de Comercio no pudo concretarse en ese momento y, en su lugar, se firmó el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, que incluía solamente normas generales sobre el comercio de mercancías.

Hubo algunos intentos de volver a considerar este asunto en el decenio de 1990 durante los debates de la Ronda Uruguay que dieron lugar a la creación de la OMC. En ese momento, se propuso incluir en las deliberaciones la cuestión de las normas sobre la energía, pero no fue posible lograr un consenso.

Por esta razón la OMC carece en la actualidad de normas específicas sobre el comercio de energía. Ahora bien, el conjunto de normas vigentes abarca el comercio de mercancías, el comercio de servicios y los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio y, por consiguiente, incorpora un gran número de elementos del comercio de energía.

Además, se han tomado algunas medidas para incluir compromisos específicos en materia de energía en las listas de servicios.

Diecinueve Miembros han asumido compromisos en materia de servicios relacionados con la distribución de energía en sus listas de concesiones y 12 han adquirido compromisos relativos al transporte de combustibles por tuberías.

Como he señalado, algunos de nuestros Miembros de reciente adhesión han incluido compromisos en materia de energía en sus Protocolos de Adhesión.

Por otro lado, en el sistema de solución de diferencias de la OMC se han planteado varias diferencias relacionadas con las energías renovables.

Además, un sistema de propiedad intelectual eficaz puede facilitar la inversión y el desarrollo de nuevas tecnologías, que son fundamentales para el avance de las energías renovables y para garantizar el acceso a las infraestructuras energéticas.

Nuestras normas sobre subvenciones, prescripciones en materia de contenido nacional y empresas comerciales del Estado guardan también una estrecha relación con el sector de la energía.

En efecto, un examen más detenido del panorama normativo del sector de la energía revela que muchas restricciones comerciales siguen vigentes.

Estas abarcan desde restricciones a la exportación hasta algunos requisitos de etiquetado para los productos energéticos.

La OMC facilita mecanismos de transparencia que pueden ayudar a los Miembros a entender mejor la interrelación y los vínculos que existen entre el comercio y la energía.

A través de todas estas vías, las cuestiones relativas a la energía cobran cada vez más presencia en la labor cotidiana de la OMC.

Y algunos elementos figuran también en nuestro programa de negociaciones.

El éxito de la Conferencia Ministerial de Bali en 2013 ha dado un verdadero impulso a nuestros esfuerzos de negociación en todos los ámbitos.

En enero iniciamos un intenso proceso de negociaciones con el fin de acordar, para el mes de julio, un programa de trabajo destinado a concluir las cuestiones pendientes del Programa de Doha para el Desarrollo.

Avanzar en esta labor tendrá múltiples repercusiones en el sector de la energía pero, más allá de eso, liberará el programa de la OMC por primera vez en una generación, lo que nos permitiría examinar una serie de nuevas cuestiones.

Hasta ahora hemos visto considerables progresos y una intensa participación, aunque, naturalmente, aún queda un largo camino por recorrer.

El mandato de Doha incluye abrir el comercio de bienes y servicios ambientales. De hecho, muchos de los bienes y servicios que han examinado los Miembros en estas negociaciones están directamente relacionados con la aplicación de energía limpia y la eficiencia energética.

Se trata, por ejemplo, de paneles solares, calentadores de agua solares, turbinas hidroeléctricas y equipos para la producción de biogás, y de servicios como la consultoría ambiental.

En este sentido, la eliminación o reducción colectiva de obstáculos al comercio proporcionarían a los Miembros de la OMC un mayor acceso a una serie de productos importados que incorporan tecnologías de energía limpia, así como a algunos de sus servicios auxiliares.

Esta labor podría contribuir además a estimular la innovación y facilitar el desarrollo de los sectores de las energías limpias, también en países en los que todavía no están presentes, lo que permitiría que prosperen nuevas oportunidades de negocio ecológicas.

En julio del pasado año, un grupo de Miembros inició un proceso para eliminar los aranceles aplicados a los bienes ambientales.

Dichos Miembros representan más del 85% del comercio mundial de bienes ambientales y esperamos que este proceso comprenda muchos productos que tienen una aplicación directamente relacionada con la energía limpia y la eficiencia energética.

Se trata de una iniciativa relevante, que aportaría grandes beneficios económicos. Y, lo que es más importante, aunque se trata de la propuesta de un grupo de Miembros, los resultados redundarían en beneficio del conjunto de los Miembros.

En conclusión, creo que se está llevando a cabo una interesante y profunda labor en esta materia.

En mi opinión hay muchos ámbitos en los que podríamos intensificar nuestros esfuerzos, y en los que nuestras organizaciones podrían colaborar más estrechamente a fin de mejorar la gobernanza.

Considero que con ello podríamos ayudar a abordar atender algunas de las cuestiones pendientes en este sector, en particular la necesidad de aumentar el acceso a la energía y de prestar más atención a la sostenibilidad.

Esto podría contribuir a impulsar el comercio, preservar el medio ambiente y mejorar la vida de las personas.

Por todo ello, les deseo que la reunión de hoy sea muy productiva y aguardo con interés los informes de sus deliberaciones.

Espero que en los años venideros podamos colaborar más estrechamente aun en lo que respecta a estas cuestiones.

Gracias por su atención.

 

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