WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO


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Sr. Presidente,
Secretario General Kituyi,
Directora Ejecutiva González,
Excelencias,
Señoras y señores:

Es un placer para mí estar hoy aquí con ustedes, y tener ocasión de examinar la evolución del sistema internacional de comercio desde la perspectiva del desarrollo.

No me cabe la menor duda de que el comercio y el desarrollo están estrechamente ligados.

En mi opinión, la comunidad internacional reconoce ahora que el comercio y el desarrollo, en lugar de ser dos vías paralelas o independientes, se complementan más que nunca.

Para verlo con toda claridad, no hay más que echar un vistazo al orden de prioridades mundial.

Mañana parto de Ginebra para asistir a la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, donde el comercio ocupará un lugar destacado en el orden del día.

Dentro de poco más de dos meses celebraremos en Nairobi la Décima Conferencia Ministerial, y el desarrollo será un elemento central de esa reunión.

Y en marzo nuevamente haremos avanzar estas cuestiones en la Conferencia Ministerial de la propia UNCTAD.

Es una agenda apretada y es mucho lo que podemos hacer.

Si analizamos la historia reciente, vemos que el comercio ha contribuido a muchos avances.

Como ya saben, el Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir la pobreza extrema a la mitad se alcanzó en 2010, mucho antes de que se cumpliera el plazo establecido para 2015.

Ese fue un logro notable.

Aproximadamente dos tercios de esa reducción de la pobreza fueron consecuencia del crecimiento económico de los países en desarrollo, impulsado, en parte, por el comercio.

Las cifras lo dicen todo. La participación de los países en desarrollo en el comercio mundial ha pasado del 28 al 42% en los dos últimos decenios.

En el comercio de servicios comerciales, ese porcentaje ha pasado de en torno al 25% a alrededor del 35% durante el mismo período.

El comercio Sur-Sur también ha cobrado importancia: en 2013 representó el 52% de las exportaciones de mercancías de los países en desarrollo.

Así pues, se han hecho grandes progresos.

Sabemos que el comercio puede ser un importante motor del desarrollo. Pero también sabemos que, para que se obtengan beneficios, debe ir acompañado del apoyo necesario a la creación de capacidad y la financiación.

Tanto la UNCTAD como la OMC llevan a cabo una intensa labor en estas esferas.

Colaboramos en este ámbito desde hace mucho tiempo, en particular mediante iniciativas de cooperación técnica, de creación de capacidad y de formación, así como diversas investigaciones y análisis.

En tanto que organismo mixto de la OMC y la ONU, el ITC es un buen ejemplo de esa cooperación.

Al ayudar a las pymes de los países en desarrollo a conectarse a los mercados internacionales, esta iniciativa permite a muchos acceder a los beneficios del comercio.

De hecho, cuando las pymes se conectan a las cadenas de suministro mundiales a menudo los beneficios del comercio van a los sectores de la economía que más tienden a ser objeto de marginación.

Así pues, la labor en esta esfera es fundamental.

Otro destacado ejemplo de los esfuerzos que la UNCTAD y la OMC despliegan conjuntamente es la iniciativa Ayuda para el Comercio.

Hasta la fecha se han desembolsado más de 245.000 millones de dólares a través de sus programas, destinados a ayudar a los países en desarrollo y los países menos adelantados a mejorar su capacidad comercial y hacer frente a sus limitaciones de infraestructura.

Según algunos estudios, 1 dólar invertido en Ayuda para el Comercio genera casi 8 dólares de exportaciones de los países en desarrollo en general, y 20 dólares de exportaciones en el caso de los países más pobres.

A mi juicio, cuando aunamos fuerzas, es mucho lo que podemos lograr.

Y, para serles totalmente sincero, tengo la impresión de que antes existía la percepción de que la UNCTAD y la OMC tenían objetivos muy distintos.

Pero eso ha cambiado.

Juntos, hacemos cuanto está en nuestras manos para apoyar el desarrollo y situarlo en el centro de toda nuestra labor.

En la comunidad del comercio y del desarrollo en su conjunto hay cada vez más consenso en torno a la conveniencia de aprovechar plenamente las posibilidades que ofrece el comercio para lograr los objetivos en materia de desarrollo.

El debate está más centrado y definido que nunca, y eso se refleja en la mayor cooperación entre la OMC y la UNCTAD.

Pienso que, a este respecto, Mukhisa y yo coincidimos. Los dos tenemos la firme determinación de reforzar la cooperación entre nuestras organizaciones. Deseamos asegurarnos de que comercio y desarrollo vayan de la mano.

Porque, ciertamente, queda mucho por hacer.

Mil millones de personas siguen viviendo en condiciones de pobreza extrema, y factores como el aislamiento rural, la discriminación por razones de género, los conflictos, las infraestructuras deficientes y los altos costos comerciales impiden a las personas participar en las corrientes comerciales.

Por otra parte, aunque hemos observado una mayor participación de los países en desarrollo en el comercio mundial, todavía hay desequilibrios considerables, en particular en lo que respecta a los PMA.

Estos se enfrentan a grandes limitaciones al comercio, como son la baja capacidad productiva y el escaso grado de diversificación de sus estructuras de producción y exportación.

Los PMA representan más del 12% de la población mundial, pero solo el 1,8% del PIB mundial.

Su participación en el comercio mundial ha registrado en los 20 últimos años una mejora gradual, pero su parte proporcional en el comercio sigue siendo reducida.

En lo relativo a las exportaciones, por ejemplo, los PMA representan solo el 1,17% de las exportaciones mundiales de mercancías, y el 0,68% de las exportaciones de servicios.

Debemos resolver esta situación y esforzarnos para salvar estas diferencias.

No basta con ofrecer únicamente más oportunidades para el comercio. Es necesario un enfoque más amplio y sistémico.

Creo que a escala multilateral tenemos tres cometidos esenciales para respaldar el crecimiento y el desarrollo.

En primer lugar, debemos mantener el impulso de las iniciativas existentes, como son la Ayuda para el Comercio, el ITC y el Marco Integrado mejorado, que se ha renovado este año.

Estas iniciativas han logrado muchos resultados, y debemos velar por que reciban el apoyo y los recursos necesarios para proseguir su fructífera trayectoria.

En segundo lugar, debemos poner en aplicación las decisiones adoptadas en Bali y asegurarnos de que los Miembros se beneficien de los resultados derivados de esas decisiones.

En la Conferencia Ministerial celebrada en Bali en 2013 se tomaron decisiones muy importantes en materia de desarrollo.

Los ministros acordaron un paquete PMA que favorecerá la integración de estos países en la economía mundial.

Incluye disposiciones destinadas a mejorar el acceso a los mercados libre de derechos y de contingentes para los productos originarios de los PMA.

Y a fin de facilitar la utilización de los regímenes preferenciales de mercado por parte de los PMA, los Ministros adoptaron por primera vez directrices multilaterales sobre las normas de origen.

Bali también brindó la posibilidad de promover el comercio de servicios de los PMA por medio de medidas destinadas a poner en práctica la exención para los PMA en la esfera de los servicios.

En una reunión de alto nivel que se ha celebrado en la OMC este año, 20 Miembros han manifestado su intención de ofrecer preferencias en los sectores y modos de suministro de interés para las exportaciones de los PMA. Y 15 Miembros ya han cumplido su compromiso a este respecto.

Llevar adelante estas y otras cuestiones tendría efectos muy positivos en los PMA. Y no escatimamos esfuerzos en nuestro empeño de hacerlas avanzar.

Huelga decir que Bali nos aportó también el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio.

Este Acuerdo tiene por objeto agilizar los procedimientos aduaneros a fin de reducir drásticamente los costos del comercio, que son un pesado lastre sobre todo para los más pobres.

Los altos costos comerciales tienen efectos negativos en las economías de los países en desarrollo, en particular en las de los PMA. Les impiden acceder a los mercados mundiales a precios competitivos y desconectan sus economías.

El Acuerdo tiene como finalidad eliminar muchos de esos obstáculos y aporta importantes beneficios a los países en desarrollo. Al reducir los trámites y aumentar la transparencia, podría reducir los costos del comercio hasta en un 15% en los países en desarrollo y crear 18 millones de puestos de trabajo también en los países en desarrollo.

El Acuerdo tiene además una estructura única.

Por primera vez, un acuerdo prevé un apoyo real y práctico a los países en desarrollo para ayudarlos a aplicar sus disposiciones.

Este es un elemento novedoso: no figura en ninguno de los otros Acuerdos de la OMC.

El Mecanismo para el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio se creó con ese fin, y los resultados iniciales son halagüeños.

Ahora bien, el Acuerdo debe ser ratificado por los Miembros. Es preciso que dos tercios de los Miembros ratifiquen el Acuerdo para que pueda entrar en vigor.

Algunos lo han hecho ya, pero hay que acelerar el proceso.

Pero no solo debemos procurar que el sistema comercial existente funcione mejor para los países en desarrollo, sino también cambiarlo y mejorarlo.

Eso me lleva al tercer cometido, que posiblemente sea el mayor desafío al que nos enfrentamos.

Debemos seguir avanzando en las negociaciones multilaterales.

Se acerca la Conferencia Ministerial de la OMC, que se celebrará el próximo mes de diciembre en Nairobi, y será la primera de estas reuniones que se organice en África.

Por tanto, debemos obtener resultados para África, así como para los países en desarrollo y los países menos adelantados de todo el mundo.

Esa debe ser nuestra prioridad en la Décima Conferencia Ministerial.

Hay varias cuestiones importantes sobre el tapete. Tenemos ante nosotros todo el conjunto de cuestiones que conforman el PDD.

Pero hasta el momento las negociaciones han sido difíciles. Pese a una amplia participación a lo largo de este año, quedan aún importantes diferencias en esferas fundamentales.

En los últimos meses nos hemos centrado en las cuestiones más difíciles con la esperanza de encontrar posibles soluciones. Pero el tiempo apremia. Creo que ha llegado la hora de que nos concentremos más intensamente también en aquellos asuntos que tienen más probabilidades de producir resultados concretos.

Basándome en mis conversaciones con una amplia gama de Miembros -y grupos de Miembros- mi impresión es que tenemos a nuestro alcance al menos un conjunto de resultados inmediatos. Y, lo que es fundamental, la mayoría de los Miembros entienden que esos resultados inmediatos deben incluir medidas significativas relativas al desarrollo y a las cuestiones relacionadas con los PMA.

La decisión sobre cómo hemos de proceder ahora está en manos de los Miembros.

Son ellos quienes deben decidir la forma y el alcance de los resultados que quieren lograr en Nairobi. Después podremos trabajar para obtenerlos.

Y debemos actuar con rapidez. Solo faltan unas pocas semanas para el inicio de la Décima Conferencia Ministerial. Debemos sacar el máximo provecho a cada día.

Por tanto, las negociaciones continuarán. Y no me cabe duda de que los países en desarrollo serán uno de los principales temas del debate, como ya lo fueron en el período previo a la conferencia de Bali.

Para acabar, diré que, a mi modo de ver, corren tiempos apasionantes y desafiantes. Y con los desafíos surgen también las oportunidades. Es mucho lo que podemos lograr.

Alcanzar resultados nuevos en el sistema multilateral de comercio -a la vez que un conjunto de resultados en favor de los PMA- sería un importante paso adelante en nuestros esfuerzos para garantizar que el comercio apoye el desarrollo.

Sería también la mayor contribución que podría hacer la OMC a los esfuerzos mundiales en materia de desarrollo y al empeño de hacer avanzar todas las cuestiones que debatimos hoy aquí.

Por consiguiente, ya sea en Nueva York, en Nairobi o en Ginebra, velemos por que el comercio siga favoreciendo el crecimiento económico, el desarrollo y la prosperidad.

Espero con interés colaborar con la UNCTAD, con el ITC, y con todos ustedes, en ese esfuerzo.

Muchas gracias.

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