WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO

Observaciones del Director General Roberto Azevêdo


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Señoras y caballeros,

Les agradezco su asistencia a la presentación de esta excelente publicación.

Solo podré quedarme con ustedes unos minutos, pero quería estar aquí para decirles unas pocas palabras.

No sé lo que opinarán ustedes, pero yo creo que los aniversarios son una buena ocasión para hacer balance y ver el camino recorrido y el que queda por recorrer.

Por ese motivo, para conmemorar el vigésimo aniversario de la OMC pedí a la Secretaría que elaborara un pequeño libro en el que se examinaran los desafíos que ha afrontado la Organización y los progresos que ha realizado desde su creación en 1995.

Por un lado, el libro es un resumen fáctico y detallado de los logros alcanzados por la OMC a lo largo de dos décadas.

Abarca todos los aspectos de sus trabajos, desde la adhesión de nuevos Miembros y la solución de diferencias comerciales hasta la negociación de nuevos acuerdos, pasando por la ampliación de los mecanismos de vigilancia, la intensificación de la labor de asistencia técnica y la puesta en marcha de grandes iniciativas de divulgación, como el Foro Público.

No voy a intentar resumir todas esas actividades, pues la lista es larga, pero los animo a que lean el libro. Y cuando lo hagan creo que llegarán a la misma conclusión que yo: no hay duda de que la OMC no ha permanecido ociosa.

Por otro lado, para evaluar los éxitos de la OMC el libro nos invita a distinguir entre percepción y realidad.

A menudo, la percepción de la OMC que tiene el público, condicionada por las noticias sobre el estancamiento de las negociaciones, las protestas callejeras y los conflictos comerciales, es, cuando menos, poco positiva. Pero si tomamos una perspectiva más amplia y observamos desde un prisma histórico la OMC y su influencia creciente en la economía mundial, se dibuja un panorama muy distinto de sus logros reales.

Desde 1995 se han adherido 33 Miembros — una quinta parte del número total de Miembros de la OMC-, entre ellos grandes economías como China, Rusia y la Arabia Saudita, lo que significa que por primera vez podemos hablar de un sistema de comercio verdaderamente mundial.

En tan solo 20 años, la OMC ha tratado unas 500 diferencias, frente a las 300 de las que se ocupó nuestro predecesor, el GATT, durante casi medio siglo, lo que ha afianzado el imperio de la ley — y no el poder- como elemento fundamental de las relaciones económicas internacionales.

El promedio de los aranceles NMF se ha reducido a la mitad desde 1995, de más del 16% a menos del 8%. Y más de la mitad del comercio mundial está actualmente exento de aranceles, lo que ha contribuido a que su volumen se multiplicara por 2,5 en esos 20 años.

Y, lo que no es menos importante, la OMC ha demostrado su eficacia para preservar e intensificar la cooperación económica entre los países, en particular en tiempos de crisis.

Muchas habían previsto que habría un rebrote proteccionista después de la crisis de 2008, pero no llegó a producirse, en buena medida gracias a la solidez del sistema multilateral de comercio.

En muchos aspectos, los logros de la OMC son mayores de lo que esperaban sus artífices en 1995, y más aún de lo que podían imaginar en 1947 los creadores originales del GATT.

Aunque, evidentemente, hay retos muy reales — que también se exponen en la publicación-.

La lentitud con la que avanza la Ronda de Doha es una constante en cualquier conversación sobre este tema.

Es algo que tenemos que afrontar.

Pero creo que también hay que reconocer que, en los últimos años, hemos conseguido algunos resultados negociados sumamente importantes.

El Paquete de Bali de 2013 fue un hito fundamental. El proyecto de ampliación del Acuerdo sobre Tecnología de la Información, que se ha acordado en julio de este año, también es muy importante.

Estos acuerdos han tenido un efecto sistémico: han reforzado a la OMC en tanto que pilar de la gobernanza económica mundial. Y también tendrán una enorme incidencia en la economía y el desarrollo, así que deberíamos procurar basarnos en ellos para seguir avanzando. Apenas faltan dos meses para nuestra Conferencia Ministerial de Nairobi.

Me gustaría que nos habituáramos a alcanzar resultados, a concertar acuerdos y a lograr que las cosas avancen. Deberíamos entrar en la dinámica de celebrar conferencias ministeriales en las que se trabaje de verdad y se alcancen acuerdos significativos.

A través de su análisis de los éxitos y los reveses de los 20 últimos años, el libro nos enseña cómo hacer avanzar nuestros trabajos en el futuro y legar a la próxima generación un sistema de comercio aún más sólido, que responda a los intereses del conjunto de la población mundial.

Creo que será una de los temas centrales del debate de hoy, así que voy a parar aquí y dejarles empezar. No tengo ninguna duda de que se van a presentar opiniones firmes, que darán pie a la reflexión.

No me queda más que dar las gracias al personal de la Secretaría de la OMC por haber aportado sus valiosas reflexiones y sus conocimientos directos para hacer posible este libro.

Quiero dar las gracias en particular a John Hancock y Marc Bacchetta, que han hecho un gran trabajo de coordinación de esta publicación.

Gracias a todos ellos. Y gracias a ustedes por su atención.

Espero que tengan un debate animado.

 

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