WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO

Observaciones del Director General Roberto Azevêdo


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> Discursos: Roberto Azevêdo

  

Director General Graziano,
Excelencias,
Señoras y señores,

Es un gran placer para mí estar aquí en Roma, y con más razón aun porque esta es la primera vez que vengo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Me gustaría dar las gracias al Director General Graziano por su amable invitación y por esta oportunidad para dialogar con ustedes.

Estamos sentando aquí las bases para una importante colaboración, y profundizando una importante vía de diálogo.

 

Colaboración OMC-FAO

Los mandatos de la OMC y la FAO son bastante diferentes, pero tenemos muchos objetivos en común.

Ambas Organizaciones centran su labor en el desarrollo. Pero nos unen vínculos aún más específicos.

En la OMC, nos proponemos asegurar que el sistema de comercio mundial actúe de manera justa y eficiente, apoyando el crecimiento y el desarrollo y permitiendo a las personas acceder a los bienes y servicios que necesitan. Naturalmente, eso incluye los alimentos.

Pienso, por tanto, que es natural que nuestras dos Organizaciones tengan un historial de colaboración muy sólido. Me gustaría señalar algunas esferas en las que esto tiene especial relevancia.

En primer lugar, la seguridad alimentaria ocupa un lugar destacado en los programas de trabajo de ambas Organizaciones.

Por poner solo algunos ejemplos, la FAO participa con regularidad en nuestro Comité de Agricultura, y colaboramos en muchas cuestiones relacionadas con la seguridad alimentaria en el marco del Sistema de Información sobre el Mercado Agrícola.

Por otro lado, me complace que la OMC haya podido participar en la labor preparatoria de la edición de 2015 de la publicación emblemática de la FAO, El estado de los mercados de productos básicos agrícolas, dedicada precisamente a este tema: el comercio y la seguridad alimentaria.

Las cuestiones de seguridad alimentaria también formaron parte del Paquete de Bali, acordado por nuestros Miembros en 2013.

De hecho, como consecuencia de los resultados de Bali, este debate tiene ahora carácter prioritario en nuestro programa de trabajo en Ginebra, pero enseguida volveré sobre este asunto.

La segunda esfera de colaboración que quería mencionar es la necesidad de garantizar que los alimentos disponibles sean inocuos y que cumplan las normas reconocidas internacionalmente.

También este es un elemento central de la labor que llevamos a cabo en la OMC.

En el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias se hace referencia a la Comisión FAO/OMC del Codex Alimentarius y la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria de la FAO como organizaciones de normalización en lo que atañe a estos asuntos.

Y pienso que esta coordinación es fundamental para mejorar la coherencia y la homogeneidad de nuestra labor.

La tercera esfera que deseaba señalar es la necesidad de asegurarse de que las personas dispongan de los instrumentos y las aptitudes necesarios para producir alimentos inocuos y tener acceso a ellos.

Cuando visito países en desarrollo, los empresarios me mencionan a menudo las dificultades a las que se enfrentan para cumplir las normas exigidas en los principales mercados de consumo.

Es una de las cuestiones que se plantea con más frecuencia.

A este respecto, la creación de capacidad es fundamental, y la labor del Fondo para la Aplicación de Normas y el Fomento del Comercio ayuda a los países en desarrollo a resolver precisamente esos problemas y a acceder a los mercados.

La FAO y la OMC son organizaciones asociadas en el marco del STDF, cuya Secretaría se encuentra en nuestra sede de Ginebra.

Este es un programa eminentemente práctico, y ha tenido gran incidencia sobre el terreno.

  • El STDF ha llevado a cabo 140 proyectos.
  • Ha prestado una importante ayuda a los sectores más vulnerables, ya que el 50% de los recursos para proyectos se destina a los PMA.
  • Y promueve el intercambio de información y las buenas prácticas en materia de creación de capacidad sanitaria y fitosanitaria.

Así pues, de cada una de estas maneras, creo que está claro que el comercio y el sistema multilateral de comercio pueden ayudar a crear un entorno más favorable para la seguridad alimentaria, la inocuidad de los alimentos y la agricultura sostenible.

La adopción de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible el mes pasado contribuye a centrar la atención en estas cuestiones. El Objetivo de Desarrollo Sostenible 2, por ejemplo, aspira a poner fin al hambre y lograr la seguridad alimentaria. Para cumplir este objetivo, es fundamental abordar las restricciones al comercio y las distorsiones en los mercados agropecuarios mundiales y crear capacidad en las economías más frágiles.

Estos elementos están presentes en todas las esferas de nuestra labor. Por tanto, una de las prioridades de la OMC es sin duda contribuir a estos esfuerzos.

Para lograrlo, será esencial mantener y potenciar nuestras iniciativas actuales, lo cual permitirá, al mismo tiempo, reforzar nuestra colaboración con la FAO. Por consiguiente, me complace anunciar que esta mañana el Director General Graziano y yo hemos acordado colaborar en lo relativo al comercio y la inocuidad de los alimentos. Nuestros equipos analizarán de qué manera las normas sanitarias y fitosanitarias y la inocuidad de los alimentos pueden facilitar el comercio y fomentar el desarrollo, entre otras cuestiones conexas. Esta colaboración dará lugar a una publicación conjunta el año próximo, promoviendo así nuevas actuaciones en esta importante esfera.

Con todo, en la OMC, también debemos aspirar a concretar más resultados mediante la negociación de nuevas normas comerciales.

Hemos realizado grandes avances en este frente en los últimos años.

El Paquete de Bali, que los Miembros acordaron en 2013, abordó diversas cuestiones relativas al desarrollo y la agricultura, además de ofrecer el primer acuerdo multilateral en la historia de la Organización, a saber, el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio.

En julio de este año realizamos otro gran avance al convenir la ampliación del Acuerdo sobre Tecnología de la Información, el primer acuerdo de reducción arancelaria alcanzado en la OMC en 18 años.

Así pues, recientemente hemos logrado resultados alentadores. Y tenemos la oportunidad de lograr aún más en el futuro cercano.

 

Negociaciones

A finales de este año celebraremos en Nairobi nuestra Décima Conferencia Ministerial. Será la primera vez que esta reunión se organice en África desde la creación de la Organización hace 20 años, y por eso mismo tenemos la clara sensación de que es nuestro deber obtener resultados para África.

Los Miembros están trabajando con ahínco en Ginebra para preparar esta reunión, pero una vez más ha sido muy difícil progresar.

Permítanme explicar un poco más detalladamente la situación en lo que atañe a las cuestiones agropecuarias.

Las negociaciones sobre la agricultura llevadas a cabo en el marco del Programa de Doha para el Desarrollo de la OMC giran en torno a tres pilares principales: el acceso a los mercados, la ayuda interna y la competencia de las exportaciones.

El pilar del acceso a los mercados aborda las restricciones comerciales que afectan a las importaciones. Eso incluye reducir los obstáculos al comercio como los aranceles y los contingentes arancelarios y, al mismo tiempo, ofrecer salvaguardias que permitan a los Miembros proteger a los agricultores cuando sea necesario.

El pilar de la ayuda interna guarda relación con las subvenciones y los programas conexos en el sector de la agricultura. Su finalidad es minimizar esas iniciativas, que tienen un efecto de distorsión en el comercio. Esta es una esfera de especial importancia para muchos países en desarrollo, y es en la que más cuesta lograr avances.

El pilar de la competencia de las exportaciones se propone eliminar las subvenciones a las exportaciones y abordar otras formas de apoyar las exportaciones, como los créditos a la exportación, las empresas comerciales estatales y la ayuda alimentaria.

Existe entre los Miembros el deseo generalizado de que la Conferencia Ministerial de Nairobi ofrezca resultados en la esfera de la agricultura. Pese a todos los esfuerzos desplegados, quedan aún muchas discrepancias y disparidades. Los Miembros no han sido capaces de salvar las diferencias persistentes.

Sin embargo, puede que la competencia de las exportaciones sea la excepción. Este pilar contiene elementos que, según se piensa, podrían dar lugar a resultados concretos en Nairobi.

Un resultado en este ámbito sería un avance de especial importancia. De hecho, sería el resultado más significativo en el ámbito de la agricultura negociado en el marco de la OMC.

La eliminación de las subvenciones a las exportaciones de productos agropecuarios y las medidas con efectos equivalentes podrían ser particularmente relevantes para los países en desarrollo y los países menos adelantados, puesto que si bien en la actualidad el nivel de las subvenciones a las exportaciones es bajo, nada garantiza que vaya a permanecer así.

Sin compromisos multilaterales, nada garantiza que los países no decidan unilateralmente aumentar estas subvenciones, como sucedió inmediatamente después de 2008, con los consiguientes efectos negativos que eso pueda causar.

Tenemos la oportunidad histórica de conseguir los resultados por los que se ha estado luchando desde hace mucho tiempo.

Asimismo, un avance en el pilar de la competencia de las exportaciones podría contribuir también a mejorar el marco internacional aplicable a la ayuda alimentaria.

Y este logro y los avances alcanzados en otros foros internacionales podrían reforzarse mutuamente.

No obstante, los resultados aún no están garantizados. Queda mucho por hacer y el tiempo es escaso. Debemos alcanzar cuanto antes niveles de flexibilidad y pragmatismo superiores a los que estamos viendo ahora.

Como he mencionado antes, la constitución de existencias públicas con fines de seguridad alimentaria también forma parte del programa de trabajo.

En Bali, en 2013, los Ministros tomaron la decisión de no impugnar jurídicamente la conformidad de los programas de constitución de existencias de alimentos de los países en desarrollo con las normas de la OMC. Y paralelamente encomendaron a los Miembros que encontraran una solución permanente en un plazo de cuatro años.

En noviembre del año pasado, los Miembros precisaron esta decisión. Decidieron que si no se llegaba a un acuerdo sobre una solución permanente dentro del plazo especificado de cuatro años, los programas admisibles de los países en desarrollo no podrían impugnarse hasta que se encontrara una solución permanente. En ese momento los Miembros manifestaron asimismo su compromiso de realizar el mayor esfuerzo concertado posible para acordar y adoptar una solución permanente antes del 31 de diciembre de 2015.

Los Miembros siguen considerando esta cuestión en un contexto de negociación específica con miras a lograr una solución permanente. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos actuales, las posiciones siguen muy alejadas.

Sea como fuere, la Decisión de Bali, tal y como se precisó en noviembre, está en vigor, lo cual impide que los programas de constitución de existencias públicas sean impugnados jurídicamente ante la OMC. Y así seguirá siendo hasta que se encuentre una solución permanente a esta cuestión.

Permítanme ahora decir unas palabras acerca de la cuestión del algodón, que también figura en el orden del día de la Conferencia Ministerial de Nairobi.

Este es un tema de suma importancia para los países menos adelantados productores de algodón, en particular para el grupo denominado "los Cuatro del Algodón". Aunque también será difícil avanzar en este sentido, pienso que es posible lograr resultados significativos al respecto.

Esta es, pues, la situación actual de los diversos pilares en las negociaciones sobre la agricultura.

Y, como he señalado, la situación no es más halagüeña en otras esferas. Persisten las dificultades en relación con todas las cuestiones objeto de negociación.

No obstante, existe un claro deseo de conseguir resultados en Nairobi.

Y hay otros resultados que también sería posible alcanzar.

Sin perjuicio de cualquier otro resultado que podamos lograr antes de la reunión de Nairobi, estos resultados posibles podrían incluir (además de la competencia de las exportaciones en la agricultura):

  • un conjunto de cuestiones relacionadas con el desarrollo y los PMA, y
  • disposiciones en materia de transparencia, que podrían abarcar cuestiones como el antidumping y las subvenciones a la pesca.

Será ciertamente muy difícil obtener resultados concretos en Nairobi. Y me preocupan las consecuencias que eso podría tener para nuestra labor posterior a Nairobi.

Aunque estos posibles resultados podrían tener verdadera importancia en la economía y el desarrollo, es evidente que no bastarían para dar por concluida la Ronda de Doha. ¿Cómo podremos avanzar, pues, respecto de las cuestiones que queden pendientes después de Nairobi, incluidas las grandes cuestiones en materia de agricultura que acabo de mencionar?

A mi parecer, todos los Miembros podrían convenir en continuar en el futuro las negociaciones sobre todas las cuestiones centrales del Programa de Doha para el Desarrollo. Sin duda estas podrían mantenerse en el programa de trabajo, y pienso que hay consenso a ese respecto. Sin embargo, no hay acuerdo sobre cómo deben llevarse a cabo esas negociaciones: si en el marco actual de Doha o en una nueva configuración.

En estos momentos los Miembros están considerando todo esto en Ginebra.

Pero esta no es la única pregunta que debemos contestar en relación con nuestra labor posterior a Nairobi.

De hecho, todos sabemos que ya están celebrándose negociaciones sobre muy diversas cuestiones comerciales al margen de la OMC, en el marco de varias iniciativas regionales. Por tanto, la OMC no debe quedarse a la zaga y tiene que afrontar los desafíos del presente, sin perder nunca de vista la dimensión de desarrollo de nuestra labor.

 

Conclusión

Por consiguiente, y para concluir, lo que ocurra en Nairobi tendrá verdadera importancia, y repercutirá en algunas de las principales cuestiones del programa de trabajo de ustedes en la FAO.

Les he presentado una valoración muy franca de la situación actual, pero sigo convencido de que la OMC puede obtener resultados.

Como muestra nuestra trayectoria, eso es posible sobre todo cuando somos creativos e innovadores.

Confío en que estemos una vez más a la altura de las expectativas.

Por lo tanto, el apoyo de ustedes, y de sus homólogos en Ginebra, será vital en las próximas semanas.

La FAO y la OMC están interviniendo en cuestiones de gobernanza mundial que son sin duda de suma importancia. Nos esforzamos por proporcionar a la gente las herramientas necesarias para llevar una vida mejor, más sana y más próspera. Para realizar esta labor, es necesario en primer lugar asegurar un acceso estable y predecible a lo que es esencial, y esto incluye, en particular, los alimentos.

Para lograrlo, debemos comprometernos a mejorar la coherencia y aunar fuerzas para hacer frente a los principales desafíos mundiales.

Nuestro diálogo, el día de hoy, constituirá una etapa importante en el esfuerzo para hacer avanzar esta labor. Y no me cabe duda de que esta colaboración se afianzará cada vez más.

Gracias por su atención. Espero el debate con gran interés.

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