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CONFERENCIA MINISTERIAL DE LA OMC, GINEBRA, 1998: CÔTE D'IVOIRE

Declaración del Excmo. Sr. Daniel Kablan Duncan, Primer Ministro, Côte d'Ivoire

 

Es para mí un gran honor representar en este importante foro de la cooperación internacional al Presidente de la República de Côte d'Ivoire, Excmo. Sr. Henri Konan Bédié, quien, ante la imposibilidad de asistir, me ha encargado que les transmita el mensaje siguiente:

"En nombre del pueblo de Côte d'Ivoire y en el mío propio, quisiera sumarme a mis homólogos presentes en esta augusta asamblea que se celebra en el Palacio de las Naciones de Ginebra, a fin de aportar a esta ceremonia histórica el testimonio de Côte d'Ivoire con motivo del Cincuentenario del sistema multilateral de comercio establecido bajo los auspicios del GATT/OMC.

Permítaseme, en primer lugar, expresar mis más sinceras felicitaciones al pueblo y al Gobierno de la Confederación Suiza, país huésped, por la acogida tan calurosa y excelente que han dado a nuestra delegación.

Hago extensivas mis felicitaciones a todos ustedes así como a todos los que de lejos o de cerca ponen su inteligencia y energía al servicio de la OMC para establecer un orden comercial más transparente y equitativo.

Permítaseme por último manifestar muy especialmente mi satisfacción por la distinguida presencia del Presidente Mandela, gran hombre de fe, convicción y visión cuya obra internacional es un honor para toda África.

Côte d'Ivoire, parte contratante del GATT desde 1963, que desde su independencia ha orientado con determinación su economía hacia el exterior para seguir siendo fiel a su postura en favor de la economía liberal, ha abandonado progresivamente los obstáculos no arancelarios, que constituyen trabas al comercio, para aplicar de forma transparente los derechos de aduana.

Así pues, Côte d'Ivoire ha liberalizado considerablemente su comercio exterior e interior.

Además, Côte d'Ivoire participó con plena confianza en el encuentro histórico de Marrakech de abril de 1994 en el que se firmó el Acta Final de la ronda de negociaciones más larga de la historia del GATT.

Consciente de todas las exigencias económicas mundiales, el Parlamento de Côte d'Ivoire, símbolo de nuestra democracia, decidió que nuestro país formara parte de los Miembros iniciales de la OMC en enero de 1995. Para satisfacción de todos, esta ronda ha contribuido a:

    -    reducir de forma sustancial el nivel de los derechos consolidados;

    -    ampliar la gama de productos que se han beneficiado de esta mejora;

    -    ampliar las normas del GATT al comercio de servicios y a los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio;

    -    fortalecer el Órgano de Solución de Diferencias;

    -    potenciar al máximo las corrientes comerciales mediante la participación, cada vez más activa, de los países en el comercio mundial: 132 Miembros y 30 gobiernos observadores, entre los cuales hay que destacar a China y la Federación de Rusia;

    -    incrementar las inversiones, de forma que se creen puestos de trabajo;

    -    reducir las subvenciones a los precios internos; y

    -    contribuir a los esfuerzos de integración regional, paso previo a la participación de nuestros países en el sistema multilateral de comercio.

Se reconoce en general que los 50 años del sistema multilateral de comercio establecido bajo la égida del GATT/OMC se han caracterizado por:

    -    la creación de nuevas fuentes de riqueza generadas por la inversión;

    -    un aumento del 10 por ciento anual de los intercambios comerciales, que se han incrementado de 50.000 millones de dólares EE.UU. en 1947 a cerca de 6.000 millones de dólares EE.UU. en la actualidad.

Según las estimaciones, los Acuerdos de la Ronda Uruguay podrían dar lugar a un aumento de los ingresos mundiales de aproximadamente 500.000 millones de dólares EE.UU. para el año 2005. Es lo que esperan obtener todos los países Miembros de la OMC, si se aplican plenamente los Acuerdos. Sin embargo, habida cuenta de los resultados de las economías de los países en desarrollo, existe el riesgo de que la distribución no redunde en beneficio de todos. En efecto, la participación de África en la economía mundial no ha cesado de disminuir, reduciéndose del 5 por ciento en 1985 al 2 por ciento aproximadamente en 1996, a pesar de que los países africanos han seguido exportando materias primas.

Por otra parte, algunos resultados de la Ronda Uruguay siguen siendo motivo de cierta inquietud para nosotros, debido a la erosión de las preferencias comerciales establecidas en el marco del Convenio de Lomé.

Por ejemplo, esa erosión supondrá para Côte d'Ivoire, si consideramos únicamente las piñas y los plátanos, la pérdida de importantes recursos financieros, lo que traerá como consecuencia el empobrecimiento de los pequeños cultivadores, a quienes prestamos particular atención, si no se aplica una política audaz de asistencia técnica y financiera que contribuya a la readaptación de nuestra economía a la evolución reciente de la mundialización del comercio. Estos productos nos permiten obtener 150.000 millones de francos CFA en promedio al año, lo que es importante, muy importante, para una economía cuyo crecimiento apenas ha comenzado a reanudarse tras la larga crisis sufrida desde 1980 hasta 1993.

A ello se añade el problema que plantea la utilización de materias grasas vegetales distintas de la manteca de cacao en la fabricación del chocolate. Huelga decir que se derrumbaría un importante sector de nuestra economía, con las siguientes consecuencias:

    -    se registraría una reducción de la demanda de cacao en grano de cerca de 200.000 toneladas, lo que afectaría a los 31 productores ACP;

    -    disminuirían los precios mundiales del cacao;

    -    peligrarían los puestos de trabajo generados por la industria de transformación del cacao, e incluso la industrialización o la modernización de ciertos sectores de la economía de numerosos países en desarrollo.

Las consecuencias sociales inmediatas de esta situación en un momento en que nuestros países están librando con determinación una dura batalla contra la pobreza podrían ser catastróficas para la población rural, cuya precaria existencia se agravaría.

Por este motivo, es importante que la comunidad internacional nos siga brindando su apoyo en el marco del plan de reducción de la deuda de los países pobres muy endeudados, para que podamos integrarnos mejor en el sistema multilateral de comercio.

A este respecto, damos las gracias a organizaciones tales como la UNCTAD y el Centro de Comercio Internacional (CCI) que se han sumado a la OMC en sus esfuerzos por ayudar a los países en desarrollo a prepararse mejor para las próximas negociaciones en sectores tales como:

    -    la agricultura,

    -    el comercio y el medio ambiente,

    -    el transporte marítimo, y

    -    las inversiones relacionadas con el comercio.

Si bien estamos de acuerdo en que estos temas son pertinentes, esperamos que se consolide el acervo de las negociaciones anteriores antes de explorar nuevas esferas. Sólo si se cumple esta condición podrán países como los nuestros adaptarse con serenidad a la nueva situación del sistema multilateral de comercio.

A este respecto, esperamos mucho del nuevo programa integrado conjunto de la OMC, la UNCTAD y el CCI destinado a prestar asistencia a los países en desarrollo y, particularmente, a los países menos adelantados, en el marco del seguimiento de los Acuerdos resultantes de la Ronda Uruguay.

Son éstas algunas de las observaciones que la delegación de Côte d'Ivoire deseaba formular con ocasión del Cincuentenario de nuestra Organización.

Para concluir, diré que el Gobierno de Côte d'Ivoire ha establecido ya un Comité Nacional de seguimiento de los Acuerdos de la OMC, en el que participan plenamente el sector privado y el sector público, para lograr un mejor seguimiento de la aplicación de los Acuerdos de la OMC y asegurar una mejor participación en las negociaciones futuras.

Estoy convencido de que las excelentes soluciones que surgirán del examen de los temas de gran interés abordados en la Segunda Conferencia Ministerial de la OMC fortalecerán aún más nuestra fe en la universalización del sistema de comercio como factor de progreso y de solidaridad entre las naciones, en vísperas del tercer milenario y tras las ocho rondas de negociaciones multilaterales que se han celebrado en 50 años.