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CONFERENCIA MINISTERIAL DE LA OMC, GINEBRA, 1998: DISCURSO DEL DIRECTOR GENERAL

Discurso del Director General en el segundo período de sesiones  de la Conferencia Ministerial de la OMC

 

Desde el último período de sesiones de la Conferencia Ministerial que se celebró en Singapur, el sistema multilateral de comercio ha conseguido muchos éxitos.  Hemos concluido acuerdos sobre telecomunicaciones básicas y sobre servicios financieros y hemos puesto en aplicación el Acuerdo sobre Tecnología de la Información.  En conjunto, el valor de esos acuerdos es equiparable al de una nueva ronda:  la ronda sobre finanzas y tecnología para el siglo XXI.  Contamos con un sistema de solución de diferencias que está funcionando bien y al que recurren un número cada vez mayor de Miembros.  En particular, los países en desarrollo están utilizándolo más que en ningún otro momento anterior.  Hemos adoptado medidas para mejorar la participación de los países menos adelantados en el sistema de comercio y para incrementar nuestra cooperación en un plan integrado de acción con otros organismos internacionales.  Hemos celebrado con éxito seminarios sobre comercio y medio ambiente y sobre facilitación del comercio, en el marco de nuestro diálogo permanente con la comunidad más amplia a cuyo servicio estamos.  Y en este momento celebramos este segundo período de sesiones de la Conferencia Ministerial y la conmemoración del Cincuentenario del sistema, que reunirán por primera vez en la OMC a un grupo muy importante de dirigentes para examinar el futuro del sistema y su contribución a la economía mundial.

Aunque, desde cualquier punto de vista, se trata de una serie de éxitos, no debemos ignorar el hecho de que vivimos en una época de cambio, en la que sigue existiendo un grado inaceptable de pobreza y desigualdad.  Los trastornos que han experimentado las economías de Asia nos han recordado hasta qué punto nuestro mundo es interdependiente.  El mensaje más importante que podemos enviar desde esta reunión es un mensaje de unidad.  Ahora más que nunca, el sistema multilateral de comercio constituye un factor de estabilidad y cooperación.  Ese sistema ha agrupado a 132 países en el marco de normas internacionales comunes, acordadas por consenso y ratificadas por los parlamentos nacionales.  La fuerza del sistema se basa fundamentalmente en nuestra solidaridad y en nuestra unidad de propósitos.

Unidad significa responsabilidad común y nuestra responsabilidad común es la aplicación de los compromisos vigentes.  Todos nosotros reconocemos que la bondad de nuestro sistema de normas comerciales no es mayor que la de su aplicación. La aplicación plena de nuestro sistema es imprescindible para su credibilidad y para sus posibilidades de asumir responsabilidades futuras.

Hemos de analizar la forma en que podemos reforzar la capacidad de cada uno de los Miembros para cumplir plenamente sus compromisos.  Y hemos de reconocer que la respuesta a ese problema reside en gran parte en el mejoramiento del funcionamiento de los órganos actuales de la OMC, y especialmente del Consejo General.

En relación con la cuestión básica de la aplicación no hay ningún aspecto que nos divida realmente.  Pero tampoco hay ningún aspecto en el que discrepemos en relación con la otra responsabilidad principal de esta Conferencia Ministerial, la de poner en marcha un proceso amplio que responda al estatuto básico de la OMC y a los compromisos que ustedes han contraído ya.  Este proceso debe preparar las decisiones que ustedes tendrán que tomar, en el tercer período de sesiones de la Conferencia Ministerial, para llegar a un programa equilibrado de nuestra futura labor.

Por último, permítanme decir algo acerca de temas que tienen una trascendencia más amplia.  En primer lugar, sería un error subestimar los efectos de los trastornos financieros de Asia.  Sus repercusiones en las cuentas corrientes sólo están empezando a dejarse sentir, lo que significa que las presiones proteccionistas se harán mucho más intensas.  Es necesario que esta Conferencia dé signos claros de que ustedes tienen la intención de resistir esas presiones, porque el camino que lleva a un crecimiento renovado pasa por un comercio abierto.

En segundo lugar, debemos ser firmes en nuestros esfuerzos por ayudar a los países en desarrollo a participar más en esta Organización y en el conjunto del sistema de comercio.  Deseo reiterar mi llamamiento a que se mejore constantemente el libre comercio de los productos de exportación de los países menos adelantados.  Hemos establecido un método más integrado para la creación de capacidades en esos países.  Estamos conectando rápidamente a los países menos adelantados, por Internet, con todos los recursos y competencia de la OMC -símbolo poderoso del nuevo tipo de diálogo que las nuevas tecnologías hacen posible.  Debemos enorgullecernos de esta iniciativa, pero podemos hacer mucho más.

En tercer lugar, no debe subestimarse la creciente presión que se ejerce sobre el sistema multilateral de comercio para que dé respuesta a las cuestiones que son auténticas preocupaciones públicas, pero cuya solución no puede estar exclusivamente en el sistema de comercio.  En cuanto las personas hablan hoy del comercio, surgen otras cuestiones:  la inestabilidad financiera, el desarrollo, la marginalización, la protección del medio ambiente, las condiciones sociales, el empleo, la salud pública, o la diversidad cultural.  Sería un error que el sistema internacional de comercio ignorase estas cuestiones o no hiciese la contribución que puede hacer.  Tenemos que mejorar nuestra capacidad de respuesta, dentro de nuestras propias normas e instituciones, a las interrelaciones que sin duda existen, mostrando que las distintas políticas que se requieren pueden apoyarse entre sí y no ser contradictorias.  Ejemplo de ello es nuestro Comité de Comercio y Medio Ambiente, que sin duda necesita un impulso político renovado.

Para avanzar en esta dirección se necesita evidentemente más información sobre nuestra función y más diálogo.  Después de esta Conferencia dedicaré una parte considerable de mi tiempo a tratar de mejorar la información y el diálogo con la sociedad civil, teniendo en cuenta los puntos de vista de todos los Miembros de la OMC y las normas que ustedes me han dado.

Lo esencial es que el sistema multilateral de comercio es cada vez más esencial para una mejor gestión de la economía mundial por su naturaleza normativa, de consenso y o discriminatoria.  Espero que esta Conferencia sea ante todo una ocasión en que aparezca la unidad de los Miembros dentro del sistema, que es de todos ustedes.