Pulsar aquí para regresar a "la omc"

CONFERENCIA MINISTERIAL DE LA OMC, SEATTLE, 1999: COMUNICADOS DE PRENSA

30 de noviembre de 1999

Declaración conjunta de los jefes ejecutivos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio (OMC)

 

El Sr. Michel Camdessus, Director Gerente del FMI, el Sr. James D. Wolfensohn, Presidente del Banco Mundial, y el Sr. Mike Moore, Director General  de la OMC, han presentado esta declaración conjunta a la Tercera Conferencia Ministerial de la OMC

Durante los dos últimos años, que han sido difíciles para muchos de nuestros países miembros, el sistema multilateral de comercio ha constituido un ancla de fuerza y estabilidad para la economía mundial. Sus normas son un elemento esencial del marco de cooperación internacional en materia de políticas económicas. Los efectos económicos y sociales perjudiciales de las crisis financieras se han hecho sentir ampliamente, aunque las consecuencias habrían sido mucho más graves si la crisis hubiese dado lugar a una reacción de proteccionismo comercial. En la actualidad se está recuperando de forma general la actividad económica mundial y se está volviendo a la estabilidad macroeconómica. En estas circunstancias, es importante seguir dando muestras de una firme resistencia al recurso a medidas comerciales restrictivas, y tomar nuevas medidas de apertura de los mercados y de fortalecimiento de la competencia, con el fin de acrecentar la contribución del comercio a la mitigación de la pobreza y al desarrollo.

La pobreza afecta a una proporción intolerablemente grande de la población mundial. La evolución hacia una economía mundial más abierta, integrada y competitiva ofrece grandes posibilidades de fomentar el crecimiento y el desarrollo económico y social necesarios para erradicar la pobreza. Sin embargo, los beneficios humanos y sociales de la mundialización económica no se obtienen automáticamente, y la mundialización trae consigo desafíos especiales para los países más pobres. Una tarea urgente para la comunidad internacional, y una tarea a la que se han comprometido firmemente nuestras tres organizaciones, es apoyar los esfuerzos de esos países por integrarse más plenamente en la economía mundial.

Todos los Miembros de la OMC se beneficiarán de una mayor participación de los países en desarrollo en el comercio. Nos valdremos de la estrecha colaboración que existe entre nuestras tres organizaciones para fortalecer la capacidad de los países en desarrollo para aprovechar las nuevas negociaciones comerciales, así como su participación en la OMC, con el fin de fomentar su desarrollo económico y social. Se deberá hacer que el comercio, y la reforma de las políticas comerciales, sean instrumentos más efectivos de reducción de la pobreza, sobre todo en los países más pobres, y nos proponemos incrementar nuestro apoyo para que los países aprovechen las oportunidades que ofrece la economía mundial como elementos clave de sus estrategias de reducción de la pobreza y de desarrollo. El Marco Integral de Desarrollo del Banco Mundial, y los esfuerzos realizados por éste y por el Fondo para desarrollar Estrategias de Reducción de la Pobreza junto con los países y otros asociados para el desarrollo, pueden utilizarse para vincular las repercusiones económicas, sociales y medioambientales del comercio a la preparación y aplicación de respuestas institucionales y en materia de políticas y de inversiones que sean amplias y coherentes.

La liberalización del comercio y la reforma de las políticas comerciales, a pesar de sus beneficios a largo plazo, requieren un ajuste económico que tiene consecuencias para el empleo y otros efectos económicos y sociales. Estamos dispuestos a ayudar a los países a emprender el proceso de ajuste y a incorporar las respuestas de política social y económica necesarias, mediante el análisis de políticas, el desarrollo de redes de protección y la asistencia financiera y técnica. Los asociados para el desarrollo de los países que han iniciado el proceso de ajuste a las reformas comerciales también deberían contribuir a este esfuerzo, especialmente asegurando un flujo suficiente de recursos financieros hacia los países en desarrollo, para permitirles llevar a cabo de forma completa sus programas de desarrollo económico y social.

Las nuevas negociaciones de la OMC constituyen una excelente oportunidad para que los gobiernos reafirmen colectivamente su compromiso con una amplia liberalización del comercio internacional. Pedimos a los Miembros de la OMC que sean ambiciosos y clarividentes al fijar sus objetivos de negociación. Las negociaciones pueden permitir la obtención de resultados que mejoren el funcionamiento de la economía mundial y que creen más oportunidades para los países en desarrollo. En particular, se podrían obtener importantes beneficios de una mayor liberalización multilateral del comercio de los bienes y servicios cuya exportación interesa particularmente a los países en desarrollo. En las Reuniones Anuales del FMI y del Banco Mundial, los Ministros de Hacienda y desarrollo acogieron con satisfacción los esfuerzos desplegados por lograr un mayor acceso a los mercados de todos los productos de los países en desarrollo.

Se ha llevado adelante la liberalización del comercio, tanto mediante la aplicación de los resultados de la Ronda Uruguay y los acuerdos sobre telecomunicaciones y servicios financieros y sobre productos de tecnología de la información concluidos posteriormente en la OMC, así como mediante los esfuerzos autónomos de reforma del comercio. Estos esfuerzos han pasado a ser un valioso factor de crecimiento de la productividad en la economía mundial. Alentamos a los gobiernos a que continúen la liberalización del comercio y las reformas de política conexas que se necesitan para corregir las deficiencias estructurales y las distorsiones del mercado en sus economías. Creemos que en el proceso de negociación de la OMC debe reconocerse el valor de las iniciativas autónomas de liberalización del comercio. Estas iniciativas coadyuvan a la expansión del comercio mundial y aportan beneficios reales no sólo a los países que las toman sino también a sus interlocutores comerciales. Esto debe ser reconocido claramente en las próximas negociaciones de la OMC, mediante la anotación de un crédito a los países que consoliden sus medidas autónomas de liberalización del comercio de conformidad con las normas de la OMC.

A medida que aumenta la interdependencia de las economías nacionales, el fomento de la reducción de la pobreza mediante un crecimiento sostenido, ampliamente compartido y de alta calidad depende considerablemente de la cooperación intergubernamental destinada a lograr que las políticas comerciales, financieras, macroeconómicas y de desarrollo se apoyen mutuamente. El FMI, el Banco Mundial y la OMC tenemos una responsabilidad especial en cuanto a la prestación de asistencia a nuestros gobiernos miembros en este sentido, y seguiremos trabajando en estrecha colaboración, en el marco de nuestros Acuerdos de Cooperación, para ayudarles a lograr una mayor coherencia en la formulación de las políticas económicas. La ayuda a los países en desarrollo, y en particular a los más pobres, en las nuevas negociaciones de la OMC será un aspecto prioritario de nuestra cooperación. Agradeceremos las sugerencias que nos hagan nuestros gobiernos miembros sobre cualquier otra esfera que deseen que abordemos.