EXÁMENES DE LA POLÍTICAS COMERCIALES: NUEVA ZELANDIA
12 y 14 de mayo de 2003

Observaciones formuladas por la Presidenta a modo de conclusión

Ver también:
> Comunicado de prensa: Con la ayuda de reformas radicales se han afrontado con éxito las conmociones externas

Hemos mantenido un debate muy productivo sobre las políticas y prácticas comerciales de Nueva Zelandia. Eso se lo debemos al compromiso total y franco de la delegación de Nueva Zelandia, encabezada por el Embajador Groser, a nuestro ponente el Embajador Ahmad y al vivo interés de los Miembros por las políticas de Nueva Zelandia.

Los Miembros están impresionados por los excelentes resultados económicos registrados por Nueva Zelandia a raíz de la amplia serie de reformas macroeconómicas y estructurales iniciadas a mediados del decenio de 1980. El programa de reforma ha convertido a Nueva Zelandia en una de las economías más abiertas del mundo y ha contribuido al logro de resultados macroeconómicos estables, en circunstancias exteriores y climáticas adversas.

La posición liberal de Nueva Zelandia se pone de manifiesto en la OMC donde se ha mantenido en la primera línea de los esfuerzos para reducir los obstáculos al comercio de productos agropecuarios y no agropecuarios. En particular, en julio de 2001, Nueva Zelandia pasó a ser uno de los primeros países en conceder acceso en régimen de franquicia arancelaria a todos los productos procedentes de los países menos adelantados. Nueva Zelandia también ha participado activamente en la prosecución de la liberalización del comercio por medio de acuerdos regionales y bilaterales. En ese contexto, además de su larga relación con Australia en el marco del Acuerdo comercial por el que se estrechan las relaciones económicas entre Australia y Nueva Zelandia (ANZCERTA), se han negociado acuerdos bilaterales con Singapur y se está negociando un acuerdo “Pacífico tres” (“Pacific three”) con Singapur y Chile.

Se han elogiado los logros económicos de Nueva Zelandia y se ha señalado que el Gobierno se proponía alcanzar un mayor crecimiento económico con vistas a aumentar el PIB por habitante. A fin de alcanzar este objetivo, el Gobierno ha introducido una política “proactiva” centrada en algunos sectores de alta tecnología, tales como la biotecnología, las tecnologías de la información y la comunicación y las industrias innovadoras. También ha tomado una decisión para suspender nuevas privatizaciones; a este respecto, los Miembros han observado que algunas empresas anteriormente privatizadas han vuelto recientemente a ser nacionalizadas. A fin de atraer inversión extranjera directa, el Gobierno ha introducido asimismo una serie de cambios en sus políticas de inversión extranjera, aunque manteniendo algunas restricciones, fundamentalmente respecto de las tierras, consideradas “de interés nacional”.

Los Miembros han tomado nota de que, como resultado de una política dinámica de liberalización, Nueva Zelandia ha eliminado el régimen de licencias de importación y su arancel ha disminuido a un 4,1 por ciento en promedio en 2002. No obstante, se ha manifestado preocupación por la congelación de los aranceles. Varios Miembros también han formulado preguntas acerca de las crestas arancelarias y de la progresividad arancelaria, especialmente en sectores tales como los textiles y el vestido, que son importantes para los países en desarrollo; ahora bien, esas crestas son relativamente bajas en comparación con los niveles internacionales. Además, son sectores excluidos del programa SGP de Nueva Zelandia para los países en desarrollo. Por lo demás, la utilización de aranceles “alternativos específicos” da opacidad a los aranceles, y se ha sugerido que estos tipos mixtos se sustituyan por aranceles ad valorem. Algunos Miembros han expresado dudas acerca de la legislación de Nueva Zelandia en materia de derechos de propiedad intelectual y de su intención de adherirse a los acuerdos internacionales recientes en esa esfera.

En cuanto a las cuestiones sectoriales, si bien se ha tomado nota de que los obstáculos a las exportaciones de productos agropecuarios de Nueva Zelandia han sido un importante impedimento para el logro de un crecimiento comercial y económico más rápido, los Miembros se han planteado interrogantes acerca de las políticas de exportación de Nueva Zelandia y su gran dependencia de la agricultura; también han expresado la opinión de que las medidas sanitarias y fitosanitarias tal vez fuesen más restrictivas de lo necesario, al traducirse en una prohibición efectiva de las importaciones de algunos productos. Con respecto a las manufacturas, se han hecho preguntas acerca de la forma en que Nueva Zelandia se propone aplicar exactamente sus políticas “proactivas” en los sectores seleccionados.
Asimismo, los Miembros han pedido aclaraciones acerca de varias cuestiones más específicas, entre las que figuran las siguientes:

  • la función del Organismo de Fomento de las Inversiones para atraer inversión extranjera, y las políticas y procedimientos en materia de IED;

  • la participación en acuerdos regionales y bilaterales de liberalización del comercio;

  • las prohibiciones de las importaciones y las exportaciones;

  • medidas comerciales especiales;

  • subvenciones;

  • normas y evaluación de la conformidad;

  • los organismos modificados genéticamente y prescripciones en materia de etiquetado;

  • los procedimientos en materia de contratación pública y adhesión al Acuerdo de la OMC sobre Contratación Pública;

  • prescripciones en materia de contenido nacional;

  • promoción y financiación de las exportaciones;

  • los derechos de propiedad intelectual, incluida la legislación sobre patentes, derecho de autor, marcas de fábrica o de comercio, indicaciones geográficas y protección de la información no divulgada; importaciones paralelas y observancia;

  • la asignación de contingentes en el sector de la pesca;

  • servicios; subvenciones en las esfera de los servicios.

Los Miembros han agradecido las respuestas orales y escritas facilitadas por la delegación de Nueva Zelandia y esperan con interés las respuestas a las preguntas pendientes.

Como conclusión, creo firmemente que todos valoramos sobremanera la posición liberal de Nueva Zelandia y su participación activa para hacer avanzar el programa de liberalización del comercio de la OMC. Nueva Zelandia constituye un ejemplo patente de los beneficios de una reforma unilateral orientada al mercado. Ahora bien, también se desprende claramente del caso de Nueva Zelandia que para obtener los plenos beneficios de la reforma se requiere un largo período de ajuste, el apoyo del sistema multilateral en particular por medio de un acceso liberal a los mercados- y un esfuerzo sostenido. En ese contexto espero que el Programa de Doha para el Desarrollo sea fructífero y que Nueva Zelandia, en su participación en las negociaciones, tendrá en cuenta las preocupaciones de los Miembros, en especial por lo que se refiere a las crestas arancelarias, que afectan en gran parte a los textiles y el vestido, y a las medidas sanitarias y fitosanitarias.