WTO NOTICIAS: DISCURSOS DG PASCAL LAMY
Miércoles, 10 de mayo de 2006
Lamy destaca la dimensión medioambiental de las negociaciones comerciales
El 10 de mayo de 2006, el Director General Pascal Lamy, en un discurso grabado para la Comisión sobre el Desarrollo Sostenible, instó a los Miembros de la OMC a explorar “más vigorosamente” la dimensión de desarrollo de la Ronda de Doha. Dijo que “las negociaciones sobre la liberalización del comercio de bienes y servicios ambientales, así como sobre la relación entre las normas de la OMC y los acuerdos multilaterales sobre medio ambiente, podrían tener una repercusión positiva en el sector de la energía”.
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Pascal Lamy
Señoras y señores,
Es para mí un gran placer participar en este importante acto. Permítanme
comenzar felicitándoles por su elección de los temas del 14º período de
sesiones de la Comisión sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones
Unidas (CDS). Al decidir centrar este período de sesiones de la Comisión
en la “energía para el desarrollo sostenible”, y examinar al mismo
tiempo las cuestiones conexas del desarrollo industrial, la
contaminación del aire y el cambio climático, han escogido ustedes un
tema muy oportuno.
El desarrollo sostenible debe convertirse en un factor determinante de
la política energética. Las pruebas de los daños que están causando al
medio ambiente nuestras políticas actuales en este ámbito son cada día
más numerosas. En el informe de la Evaluación del Impacto Climático en
el Ártico (ACIA) figuran importantes indicadores del ritmo al cual está
cambiando nuestro clima. En este informe se indica que, en el mar
Ártico, la capa de hielo existente en verano ha disminuido en un 27 por
ciento en los últimos 50 años, en parte debido al calentamiento global.
Además, la tasa de descongelación en el Ártico ha aumentado
aproximadamente en un 20 por ciento durante los últimos 30 años. El
calentamiento global se ha convertido en el desafío ambiental más grave
del siglo. Nuestras políticas energéticas también han afectado a la
salud humana, lo que no resulta sorprendente, ya que la mayor parte de
la población está obligada a seguir viviendo en el entorno que
contamina. En muchas de las mayores ciudades del mundo existe hoy una
grave contaminación del aire, debido al desarrollo de los transportes y
la industria, lo que tiene como consecuencia, entre muchas otras cosas,
que la sangre humana contenga elevados niveles de plomo.
En la actualidad la economía mundial sigue estando impulsada por los
combustibles fósiles y depende básicamente del petróleo, el carbón y el
gas natural. Sólo el 14 por ciento del abastecimiento de energía
primaria en todo el mundo procede de energías renovables. Según la
Agencia Internacional de la Energía, si no cambian las pautas actuales
de desarrollo económico, es probable que las necesidades energéticas del
mundo hayan aumentado casi en un 60 por ciento en 2030. ¿Cómo vamos a
hacer frente a este crecimiento de la demanda? Es obvio que hay que
realizar ajustes en nuestras políticas energéticas. Tenemos que
satisfacer la demanda creciente de energía sin poner en peligro la salud
humana ni el medio ambiente. También hemos de resolver la cuestión
sumamente compleja de la seguridad energética. En un mundo cada vez más
interdependiente, la fiabilidad del abastecimiento energético preocupa a
los países, lo cual es perfectamente comprensible. Aunque ninguna de
estas cuestiones es fácil de solucionar, durante la última semana en
este foro se ha hecho una labor de sensibilización y se han sugerido
ideas.
Volviendo al comercio (que, como saben ustedes, actualmente es uno de
mis temas favoritos), nadie duda de que desempeña una importante función
en la política energética. El comercio puede traer consigo una mayor
seguridad energética a los países que no son productores de energía. Es
asimismo una fuente sumamente importante de ingresos para los
exportadores de energía. Se dice que el comercio florece en tiempos de
paz. Pero yo añadiría que el comercio ordenado en el sector de la
energía puede contribuir de por sí a la paz en el mundo. Aunque las
normas de la OMC han sentado las bases de una estructura para tratar los
aspectos de la energía relacionados con el comercio, estas normas quizá
necesitan evolucionar en el futuro para abordar el comercio energético
de forma más completa.
La composición de la OMC será uno de los factores determinantes de la
rapidez de este proceso. Sólo recientemente se ha adherido a la OMC
Arabia Saudita, con lo que una parte importante del comercio de la
energía ha quedado sujeta a las normas multilaterales de la
Organización. Otros productores de energía están en vías de adhesión,
como Rusia, Kazajstán y Argelia.
Desde 1990, en torno al 60 por ciento de las exportaciones anuales de
petróleo en todo el mundo procede de los países en desarrollo. El
vestido es el único sector en el que estos países han alcanzado tal
predominio. Aunque la mayoría de los países en desarrollo exporta
combustibles a los países desarrollados, el volumen del comercio entre
países en desarrollo ha crecido. Ello se ha debido principalmente al
incremento de la demanda en Asia, en especial en China, Corea y la
India. La mayor parte de los intercambios comerciales de energía están
gravados con unos derechos muy bajos, en ocasiones nulos, especialmente
en el caso de las importaciones de los países desarrollados. Pero hay
otros obstáculos al comercio energético, como las restricciones y
contingentes aplicados a las exportaciones y las restricciones del
tránsito. Habrá que superarlos, aunque sea de manera gradual.
Naturalmente, el transporte de mercancías conlleva el consumo de
energía, ya se trate de transporte marítimo, aéreo o por carretera. Es
esencial que los países asuman los efectos negativos indirectos sobre el
medio ambiente que tiene este proceso. El daño causado al medio ambiente
debe comenzar a incluirse en concepto de “costo” en las transacciones
comerciales internacionales.
En la Ronda de Doha de negociaciones comerciales, los países están
tratando de abrir el comercio no sólo a las mercancías, sino también a
los servicios. Varios países han presentado ofertas sobre los distintos
tipos de servicios energéticos, como la distribución y el transporte por
tuberías. Algunas de estas ofertas han sido posibles merced a la
apertura gradual del sector energético que se ha producido a nivel
nacional y a la menor importancia de los monopolios estatales. La
competencia en el sector de la energía se está intensificando
progresivamente. Este es un hecho positivo, que se ha reflejado en la
Ronda de Doha. En un mundo en el que 2.400 millones de personas todavía
dependen de la biomasa tradicional -madera y residuos agrícolas- para la
cocina y la calefacción de sus hogares, y donde 1.500 millones de
personas no tienen acceso a la electricidad, los servicios energéticos
pueden desempeñar una función vital. Potenciar el acceso a estos
servicios contribuiría de manera directa al cumplimiento de los
objetivos de desarrollo del Milenio. Aprovecho esta oportunidad para
pedir a todos los países que participen en estas negociaciones y mejoren
las ofertas presentadas. Aprovecho asimismo esta oportunidad para
subrayar que la apertura de los mercados de servicios no equivale a su
desreglamentación. En el marco de la OMC, los países tienen perfecto
derecho a seguir reglamentando su sector de servicios, siempre que lo
hagan de una manera no discriminatoria.
Después de hablar sobre el potencial de apertura de los mercados de la
energía que tiene la Ronda de Doha, permítanme volver sobre su dimensión
relacionada con el desarrollo sostenible. Las negociaciones sobre la
liberalización del comercio de bienes y servicios ambientales, así como
sobre la relación entre las normas de la OMC y los acuerdos
multilaterales sobre medio ambiente, podrían tener una repercusión
positiva en el sector de la energía. Dicho esto, hay que precisar que la
contribución de la OMC al desarrollo sostenible sólo sería eficaz si se
integrara en el marco de un amplio esfuerzo de instituciones
internacionales más especializadas, como el PNUMA, para la consecución
de este objetivo.
En el sector de los bienes y servicios ambientales, los negociadores
están tratando de liberalizar el comercio de aquellos productos y
servicios que podrían impedir o limitar la contaminación o contribuir a
la descontaminación del medio ambiente. Además, algunos Miembros de la
OMC desearían incluir productos que son mejores que otros en términos de
comportamiento ecológico, debido por ejemplo a su eficiencia energética.
Entre los bienes ambientales propuestos cabe citar el ejemplo de las
turbinas eólicas, los paneles solares, los sensores de energía
geotérmica, las células de combustible y los contadores de electricidad.
La reducción de los obstáculos al comercio de las energías renovables
podría abaratarlas, convirtiéndolas en una alternativa más viable a los
combustibles más contaminantes. Los servicios ambientales, por ejemplo
los de consultoría, también se han incluido en algunas de las ofertas en
materia de servicios que han presentado los Miembros de la OMC. Estos
servicios de consultoría en el sector de la energía podrían ayudar a los
países a mejorar su eficiencia energética.
Quisiera alentar una vez más a los Miembros de la OMC, ya sean países
desarrollados o en desarrollo, la mayoría de los cuales participan en
este período de sesiones, a proseguir con mayor ímpetu estas
negociaciones, por su importante dimensión ambiental. En muchos países
en desarrollo que han experimentado un fuerte crecimiento económico en
los últimos años también ha aumentado el nivel de las emisiones, en
algunos casos en un 75 por ciento. En los Estados Unidos, la UE y el
Japón, el sector del transporte es el que ha registrado el aumento más
rápido de las emisiones de gases causantes del efecto invernadero, y en
el transporte aéreo internacional ese aumento ha sido mucho más rápido
que en los demás sectores del transporte. Un mayor acceso a los bienes y
servicios ambientales puede contribuir a luchar contra estas emisiones,
que suponen para todos un desafío para la salud y el medio ambiente.
En las negociaciones entre los AMUMA y la OMC, los Miembros de la OMC
buscan la manera de asegurar la coexistencia armoniosa entre las normas
de la OMC y los distintos AMUMA que se han negociado para proteger
nuestro medio ambiente. Nadie duda de que una mayor coherencia entre los
diferentes órganos del derecho internacional, y en particular entre el
comercio y los regímenes ambientales, podría propiciar una mejora de la
gobernanza a escala mundial. Exhorto también a que en estas
negociaciones se sigan realizando progresos.
Señoras y señores, aunque la energía es vital para el crecimiento
económico, el modo en que la utilizamos es igualmente vital para nuestra
salud y nuestro bienestar ambiental. No hay una receta mágica para una
política energética ideal, que responda a todas nuestras necesidades, de
modo que hemos de limitarnos a seguir trabajando y buscando soluciones,
en parte por conducto de la CDS. Deseo a todos la mayor de las suertes
en sus deliberaciones.
Les agradezco la atención que me han prestado.
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