WTO NOTICIAS: DISCURSOS DG PASCAL LAMY
Montreal, 5 de junio de 2006
Foro Económico Internacional de las Américas
Sobre el tema Asociación y prosperidad mundial
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Pascal Lamy
Querido Gil, Señor Alcalde, Señoras y Señores, gracias por haberme
invitado a participar en vuestros trabajos y por alejarme durante
algunas horas de los trabajos de Ginebra para gozar del aire fresco de
este intercambio de ideas en la Conferencia de Montreal.
El tema de esta mañana —la asociación y la prosperidad mundial— es en sí
mismo un programa de acción. En el mundo globalizado de hoy en día, la
prosperidad se sustenta en la asociación. Asociación entre
estados-nación, entre regiones, entre ciudades, entre empresas,
sindicatos y organizaciones de la sociedad civil y entre organizaciones
internacionales. Lo que antes era aplicable en el interior de las
fronteras nacionales lo es ahora a escala planetaria.
Esta participación creciente de distintas categorías de actores cada vez
más numerosos se manifiesta de forma destacada en el sistema
multilateral de comercio. Este sistema, que se ha ido construyendo
paulatinamente desde hace 50 años, se fundamenta en la idea de que la
prosperidad se basa en la eficacia, la estabilidad, la previsibilidad y
la equidad en los intercambios comerciales internacionales. Eficacia de
una división internacional del trabajo liberada de protecciones
artificiales, lo que, sin embargo, no excluye algunos tipos de
protección legítima. Estabilidad y previsibilidad gracias a un conjunto
de reglas, normas y parámetros que se actualizan periódicamente y cuya
aplicación efectiva está garantizada por un mecanismo jurisdiccional sin
parangón en el panorama de la gobernanza mundial. Equidad en las
posibilidades que ofrece a las economías más desfavorecidas o menos
adelantadas de beneficiarse de un trato especial y diferenciado, y
equidad en la obligación asumida en 2001, al iniciarse las negociaciones
actuales, de corregir en el sistema actual numerosos defectos que
penalizan a los países en desarrollo en relación con los países
desarrollados. ¡Ambicioso programa!, podrán pensar ustedes. ¡Y estarán
en lo cierto! Esto es precisamente lo que explica la complejidad y
dificultad de las negociaciones actuales.
¿Por qué son tan difíciles las
negociaciones?
Las negociaciones de Doha son más difíciles de lo esperado, pero ¿por
qué? Algunos dicen que es porque no suscitan el interés del mundo de los
negocios o de los medios de comunicación. Otros lo achacan a una falta
de liderazgo o a la oposición de las ONG. A mi entender, la razón por la
que las negociaciones actuales son tan difíciles es que el nivel de
ambición de esta Ronda es superior al de las rondas anteriores,
especialmente la Ronda Uruguay. Esta Ronda es más profunda, más amplia y
más justa en todos los aspectos. Por ello plantea dificultades políticas
a todos los participantes y se necesitará mucho coraje político para
superar las diferencias que siguen existiendo entre los principales
actores.
Esta Ronda es más profunda. Lo
es porque el nivel de reducción de las subvenciones y los aranceles de
importación que se ha propuesto en la mesa de negociación es el doble
del de la Ronda anterior. Se pide a los países desarrollados que
reduzcan las subvenciones a la agricultura y abran sus mercados a las
exportaciones de otros países, y a algunos países en desarrollo que
reduzcan sus aranceles de importación sobre los productos industriales
procedentes de los países desarrollados y de otros países en desarrollo.
Hemos pasado de la reducción de los aranceles basada en promedios —como
ocurrió en la Ronda Uruguay, lo que permitió a los países proteger los
aranceles sobre determinados productos— a una fórmula de reducción
general según la cual los aranceles elevados se recortarán más que los
más bajos. El resultado sería impresionante. Por ejemplo, los aranceles
agrícolas más elevados se reducirán entre el 60 y el 70 por ciento,
frente a una media del 36 por ciento en la Ronda Uruguay.
En lo que se refiere a las subvenciones a la agricultura, lo que se ha
propuesto representa el doble de lo que se aceptó en la Ronda Uruguay.
Todas las subvenciones a la exportación se suprimirían de aquí a 2013 y
una parte sustancial se habría eliminado para 2010.
En cuanto a los servicios, de 30 a 40 actores importantes han acometido
un proceso de liberalización del comercio en distintos sectores, desde
las telecomunicaciones a los servicios de distribución y desde los
servicios financieros a los servicios jurídicos, mucho más amplia que
nunca.
Esta Ronda es más amplia. Lo es
porque se han incluido nuevas cuestiones en el ámbito de la OMC, como la
facilitación del comercio. La facilitación del comercio es esencial para
la comunidad empresarial, porque afronta problemas cotidianos como los
procedimientos aduaneros, el tránsito de mercancías y los requisitos
burocráticos en la frontera. La conclusión satisfactoria de las
negociaciones sobre la facilitación del comercio contribuirá
notablemente a reducir los costos de transacción en el comercio, lo que
reviste especial importancia para muchas pequeñas y medianas empresas.
Esto se puede ilustrar con el siguiente ejemplo: en Dinamarca, un
exportador necesita tres documentos y dos firmas para cumplir todas las
formalidades de expedición. El proceso tarda en total cinco días. En
cambio, en Burundi, un exportador necesita 11 documentos, 17 visitas a
distintas oficinas, 29 firmas y 67 días en promedio para hacer llegar
sus productos desde la fábrica hasta el puerto. Se ha calculado que si
se redujera a la mitad el costo de los procedimientos burocráticos del
comercio se economizarían unos 300.000 millones de dólares anuales.
Pretendemos también aportar mayor claridad sobre los acuerdos
comerciales regionales y su compatibilidad con la OMC. Con el aumento de
los ACR, que, aunque con frecuencia más fáciles de concertar, carecen de
toda utilidad para resolver problemas tales como las subvenciones y el
dumping, es importante reforzar el mecanismo de vigilancia multilateral
de los ACR en el marco de la OMC.
Las negociaciones sobre el comercio y el medio ambiente constituyen
también un dominio nuevo; permitirán abrir los mercados al comercio de
bienes y servicios ambientales y mejorar la coordinación entre las
normas de la OMC y las normas ambientales multilaterales. Estas
cuestiones no suscitan gran atención pero son muy importantes, como lo
es la negociación innovadora sobre nuevas cuestiones de gran alcance
relacionadas con el medio ambiente, como las subvenciones a la pesca.
Esta Ronda es más profunda, más amplia
y, lo que no es menos importante, más justa. Lo es porque
permitirá no solamente eliminar obstáculos al comercio y establecer
reglas del juego más adecuadas, sino también situar la dimensión del
desarrollo en un lugar más central del sistema.
Se ha convenido en que el esfuerzo de los países en desarrollo será
menor que el de los países desarrollados.
En la agricultura, los países en desarrollo gozarán de flexibilidades
específicas en forma de “productos especiales” y de un “mecanismo de
salvaguardia especial”. También tendrán flexibilidad para proteger
algunos sectores sensibles contra la reducción de los aranceles
industriales. La mayor parte de los productos procedentes de los PMA
gozarán del acceso a los mercados libre de derechos y de contingentes.
También se otorgarán flexibilidades a las economías pequeñas y
vulnerables, a los países sin litoral y a los Miembros de reciente
adhesión.
En el marco del PDD estamos preparando también un programa de ayuda para
el comercio con el fin de solucionar los estrangulamientos en los países
en desarrollo. Esta iniciativa es un complemento esencial para ayudar a
esos países a aprovechar las nuevas oportunidades comerciales que ofrece
la Ronda. El programa de ayuda para el comercio, para el que desearía la
participación del mundo empresarial, además de la movilización de la
asistencia pública para el desarrollo (y muchos de los protagonistas de
este proceso están aquí presentes, como el señor Kaberuka, del Banco
Africano de Desarrollo, y el señor Kuroda, del Banco Asiático de
Desarrollo), será también una ayuda para aliviar los costos de ajuste
que soportarán los países en desarrollo por la intensificación de la
apertura del comercio resultante de la Ronda. Es importante señalar que
consideramos la ayuda para el comercio como un elemento importante de
los resultados finales de la Ronda, no podrá sustituir un resultado
ambicioso.
Como ven, la actual Ronda de negociaciones es mucho
más profunda, amplia y justa que
cualquier otra Ronda anterior.
Cada una de estas dimensiones de la negociación presenta dificultades y
complejidades específicas, que cuando se suman hacen extremadamente
difícil la tarea. Si a eso añadimos que somos 150 Miembros de
características económicas y sociales distintas y que todas las
decisiones se toman por consenso, es fácil comprender que nos
enfrentamos a un reto formidable. Necesitamos mucha ayuda y un poco de
suerte.
Sin embargo, como saben todos los negociadores, las ofertas que se han
presentado deberán ser mejoradas. Para que la Ronda llegue a una
conclusión satisfactoria, estas ofertas deberán ser completadas en los
tres ámbitos principales que el Presidente Lula del Brasil ha calificado
recientemente como el “triángulo” fundamental:
-
mayor reducción de los aranceles sobre los productos agrícolas; en esta esfera, la UE, que recientemente se ha mostrado dispuesta a modificar su posición, tiene que presentar una oferta mejor;
-
mayor reducción de las subvenciones a la agricultura; en este ámbito son los Estados Unidos quienes tienen que presentar una oferta mejor;
-
mayor reducción de los aranceles sobre los productos industriales; aquí son los países en desarrollo emergentes —el Brasil, la India, China y Sudáfrica— quienes deben presentar mejores ofertas, que están estudiando en este momento.
Esto debe hacerse durante las próximas
semanas, y no durante los próximos meses, si queremos concluir la Ronda
al final de 2006, porque, muy probablemente, los Estados Unidos no
tendrán la facultad de negociar acuerdos comerciales en 2007. Hemos
programado reuniones en Ginebra para los últimos días de junio con el
fin de concluir las modalidades relativas a la agricultura y los
productos industriales. Esto es posible pero exigirá voluntad política y
a este respecto cuento con todos ustedes para que convenzan a sus
gobiernos de que la apertura del mercado y el establecimiento de unas
reglas del juego más adecuadas mediante la adopción de disciplinas
reforzadas es la única forma de reducir la pobreza y promover la
prosperidad mundial.
Antes de concluir, querría referirme de nuevo a la agricultura habida
cuenta de la especial sensibilidad que tiene esta cuestión aquí, en
Quebec.
La intensidad del debate sobre la agricultura en la OMC se explica por
el desacuerdo de fondo que persiste entre sus Miembros sobre la relación
entre la apertura del comercio y la agricultura. Para unos, la ventaja
de la división internacional del trabajo que permite que el consumidor
obtenga el mejor precio —el que ofrece el productor más eficaz— se
aplica tanto a la alimentación como al calzado, los televisores, los
automóviles y el carbón. Para otros, la producción agrícola presenta
particularidades —“externalidades” específicas dirían los economistas—
en lo que respecta al medio ambiente, la seguridad alimentaria y el
bienestar de los animales, que justifican desviaciones importantes de
las reglas de la economía de mercado y, particularmente, ayudas
presupuestarias públicas o una protección en frontera que permitan que
los productores nacionales queden al margen de las variaciones de los
precios de los mercados mundiales.
Esta controversia —cuyas características reconocerán fácilmente los
canadienses ya que opone desde tiempo inmemorial al este y el oeste del
país— no se solucionará en el marco de la actual Ronda de negociación,
del mismo modo que no se ha solucionado en el Canadá.
En estas circunstancias, las negociaciones sólo llegarán a buen puerto
si se pacta un armisticio ideológico seguido de medidas que faciliten la
coexistencia, de acuerdo con los siguientes principios: distinción entre
las ayudas públicas que distorsionan el comercio y los restantes tipos
de ayuda; eliminación o reducción importante de ese tipo de ayudas; y
mayor apertura de los mercados agrícolas, matizada para determinadas
categorías de productos sensibles.
Esta estructura se ha venido construyendo progresivamente desde
diciembre de 2001 y, particularmente, en el marco del compromiso de
julio de 2004. Y es en este marco en el que se prepara el compromiso
final sobre las cifras, que se debe materializar durante las próximas
semanas. El Canadá se beneficiará en forma de acceso al mercado de
exportación y por la reducción de las subvenciones de que disfrutan
actualmente sus competidores. A su vez, deberá contribuir aceptando
aumentar sus importaciones y adecuando sus monopolios estatales.
Conclusión
Las consecuencias del éxito o el fracaso de la Ronda son cruciales para
la comunidad empresarial.
Sería difícil exagerar la importancia de esta Ronda dado su ingente
potencial para el crecimiento. Las economías abiertas como el Canadá
tienen mucho que ganar en un sistema mundial de comercio equitativo y
basado en normas. La OMC es el mejor foro para construir este sistema,
ya que refuerza nuestras relaciones comerciales con otras economías,
incluso con nuestros más importantes interlocutores comerciales.
El comercio mundial es vital desde el punto de vista de la calidad de
vida presente y futura del Canadá. La OMC necesita actores leales y
transparentes como el Canadá y el Canadá necesita a todos sus
interlocutores comerciales, además del apoyo de su comunidad
empresarial. Esta es una verdadera asociación.
Ustedes, los interesados reales en el comercio, canadienses y no
canadienses, pueden reforzar su asociación para ayudarnos, en primer
lugar a escala nacional asegurando que su voz sea escuchada y que sus
gobiernos tengan en cuenta el marco general. Pueden cooperar también
proclamando públicamente, a través de los medios de difusión populares y
accesibles, los beneficios del sistema multilateral de comercio.
Como se ha dicho tantas veces, el sistema multilateral de comercio (y la
apertura del mercado) beneficia a mucha gente que suele permanecer en
silencio, mientras que los que se ven afectados negativamente por el
aumento del acceso a los mercados suelen hacer oír su voz con mayor
fuerza y tienen más presencia en los medios de comunicación. Hay que
modificar esta situación para que la gente común de su país comprenda
mejor los beneficios que puede reportar una mayor apertura del mercado.
Esto serviría también para “tranquilizar” a quienes temen las
consecuencias negativas de la globalización.
¡Esta es la labor que les incumbe en la asociación entre ustedes y la
OMC!