DDG Anabel González

Reflexiones sobre el comercio, desde Ginebra

por la ex DGA Anabel González*

Cinco buenos deseos para los Miembros de la OMC en 2022

En la primera entrada de mi blog del año, quiero desear a los Miembros de la OMC un buen y fructífero año nuevo. Esto significa, a mi juicio, aprovechar la cooperación comercial internacional para lograr resultados en un conjunto de cuestiones apremiantes, en beneficio de muchas personas de todo el mundo. Mis deseos no son pura quimera; hay una proporción de 20 a 80: un 20% de aspiraciones y un 80% de objetivos pragmáticos y realizables. ¡Con esta fórmula espero que saquemos el mejor partido a 2022!

En primer lugar, 2022 debería ser el año en que los Miembros de la OMC den respuesta a la pandemia en términos comerciales y sanitarios, en particular sobre las cuestiones relativas a la propiedad intelectual. El comercio de productos médicos resultó ser un salvavidas para poblaciones de todo el mundo en 2021, pero es necesario hacer más. Un marco sólido que facilite el comercio de vacunas y material médico esencial, así como los insumos necesarios para su producción, contribuiría en gran medida a salvar vidas, a apoyar una recuperación más generalizada y a prepararse de cara al futuro con una capacidad de fabricación mayor y diversificada en todas las regiones. Este acuerdo no solo es viable, sino que puede materializarse a principios de año.

En segundo lugar, con la adopción de varias comunicaciones ministeriales en diciembre de 2021, los Gobiernos pusieron a la OMC en el camino hacia el fortalecimiento de la función de las normas comerciales para luchar eficazmente contra el cambio climático y apoyar los objetivos ambientales, en particular explorando la labor en esferas como el comercio de bienes y servicios ambientales, el comercio de plásticos ambientalmente sostenible y las subvenciones a los combustibles fósiles, entre otras. El trabajo que se desarrolle en 2022 podría sentar las bases para iniciar negociaciones plurilaterales en algunas de esas esferas. Además, y en cuanto sea posible en el nuevo año, los Miembros de la OMC deberían concluir la negociación de un acuerdo para restringir las subvenciones a la pesca perjudiciales que está pendiente desde hace mucho tiempo. Con ello se enviaría una señal clara de su compromiso en favor de un programa de comercio verde y de su capacidad para negociar a escala multilateral.

En tercer lugar, sobre la base de un año 2021 muy productivo, los más de dos tercios de los Miembros de la OMC que participan en las negociaciones sobre la facilitación de las inversiones para el desarrollo se han fijado el objetivo de concluir un acuerdo en 2022 con el fin de ayudar a los países a mejorar su entorno empresarial y a facilitar las cosas a los inversores en lo que respecta a la inversión, la gestión de sus negocios y la expansión de sus actividades. Un resultado exitoso al respecto ayudaría a aprovechar el poder de la inversión extranjera para lograr una recuperación sólida y sostenible. En la misma línea, lograr un avance significativo en las negociaciones plurilaterales sobre el comercio electrónico podría ayudar a las pequeñas y medianas empresas de todos los países — del Senegal al Ecuador, pasando por Viet Nam y más allá — a cosechar los beneficios de la participación en el comercio internacional, basada en un único conjunto de normas y con costos comerciales reducidos.

En cuarto lugar, las preocupaciones por el aumento de los niveles de ayuda estatal causante de distorsión de los mercados internacionales, sumadas a la transparencia limitada y a la percepción de falta de equidad, erosionan el respaldo público al comercio abierto y asfixian la innovación, la competencia y la productividad. Se reconoce cada vez más que la revisión y actualización de las normas de la OMC relativas a las subvenciones y a la intervención del Estado en la economía contribuirían a reducir algunas de las fricciones comerciales que generan incertidumbre y tensiones geopolíticas. Las consideraciones fiscales y financieras se suman a los argumentos en favor de reforzar las disciplinas y de frenar los desembolsos presupuestarios, tanto en el sector industrial como en el agropecuario. 2022 es el año en que los Miembros de la OMC deben enmarcar la cuestión conceptualmente y estructurar un debate que conduzca a la revisión de las normas y los compromisos en esa esfera.

En quinto lugar, es complicado participar en la elaboración de normas sin un sistema de solución de diferencias plenamente operativo. Las normas solo son buenas en la medida que se aplican, por lo que es fundamental restablecer un mecanismo vinculante para resolver conflictos entre los Miembros de la OMC. Se trata de una cuestión difícil, por supuesto, y probablemente está vinculada a otros puntos. Independientemente de las deficiencias del sistema de solución de diferencias de la OMC, es importante tener presente que el sistema ha ayudado a resolver muchos conflictos comerciales y que los Gobiernos han cumplido en gran medida sus resoluciones. A todos los Miembros de la OMC, incluso los más poderosos, les va mejor con el sistema que sin él. Y si es necesario un cambio, lo cual es posible, 2022 es el momento oportuno para participar seriamente en ese diálogo.

Los debates de la OMC son complejos y llevan tiempo. Deben abordar y atender las necesidades y los intereses de muchos países que tienen diferentes prioridades y niveles de desarrollo. Pero también es cierto que se precisa de soluciones mundiales para hacer frente a los desafíos comerciales globales que el mundo tiene ante sí. Posiblemente no es necesario que los 164 Miembros de la OMC participen en la elaboración de todas esas respuestas, pero todos deben comprometerse a hacer que la OMC funcione y a dejarla trabajar. Bajo la dirección de la Dra. Ngozi Okonjo-Iweala, la Secretaría de la OMC está dispuesta a apoyar a los Gobiernos que entablen esos debates y está impaciente por hacerlo. Deseo a los Miembros de la OMC todo lo mejor a la hora de aprovechar las oportunidades que brinde 2022 para participar en un sistema multilateral de comercio más sólido que sirva efectivamente a muchas personas de todo el mundo, así como para desarrollarlo y ponerlo en práctica.

 
* Anabel González fue Directora General Adjunta de junio de 2021 a agosto de 2023