OMC: NOTICIAS 2011

ADPIC

NOTA:
EL PROPÓSITO DE ESTA NOTICIA ES AYUDAR AL PÚBLICO EN GENERAL A COMPRENDER EL DEBATE MANTENIDO DURANTE EL ACTO. AUNQUE SE HA HECHO TODO LO POSIBLE POR GARANTIZAR LA EXACTITUD DE SU CONTENIDO, NO REPRESENTA LA POSICIÓN DE LAS DIVERSAS ORGANIZACIONES NI DE SUS GOBIERNOS MIEMBROS. NO SE TRATA DE UN ACTA OFICIAL.

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Los participantes dijeron que saber si un producto está patentado tiene una incidencia en lo que pueden hacer los organismos de contratación, las instituciones de investigación, la industria y otros colectivos interesados.  Una vez que han determinado cómo y dónde pueden actuar (su “libertad para operar”), pueden concebir estrategias de investigación y desarrollo de nuevos medicamentos y de mejora del acceso a dichos medicamentos en los países más pobres.

Mientras tanto, la crisis financiera ha intensificado la presión que pesa sobre la salud pública, dijo Margaret Chan, Directora General de la Organización Mundial de la Salud.

“Hoy por hoy, la salud pública se ve atrapada entre dos fuegos:  por un lado, unas expectativas y ambiciones en aumento;  y por otro lado, un alza de las exigencias y los costos.  Y esto sucede precisamente en un momento en que los fondos ya no aumentan o incluso disminuyen.  En esta situación, lograr una mayor eficiencia es una opción mucho mejor que recortar los presupuestos y los servicios”, dijo.

“Hoy en día, los funcionarios de salud que aspiran a ejecutar eficientemente su presupuesto mediante la adquisición de productos genéricos de menor costo deben tener un buen conocimiento de la situación de las patentes.  Esto ha creado la necesidad imprescindible de contar con capacidad para gestionar y aplicar las normas sobre propiedad intelectual en el mundo en desarrollo.”

El Director General de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), Sr. Francis Gurry, y el Director General de la OMC, Sr. Pascal Lamy, dijeron que las bases de datos digitales están facilitando la obtención de información sobre patentes.  La base de datos de la OMPI PATENTSCOPE, que dispone de un mecanismo de búsqueda, cuenta ahora con 7 millones de documentos y se prevé que llegue hasta 20 millones durante 2011, añadió el Sr. Gurry.

El simposio técnico sobre “acceso a los medicamentos, información sobre patentes y libertad para operar” es el segundo que han organizado conjuntamente las tres organizaciones.  El primero tuvo lugar en julio de 2010.

Los Directores Generales

En la sesión inaugural, los tres Directores Generales rindieron tributo a la cooperación que se ha ido forjando con el paso de los años y que les ha ayudado a comprender sus respectivos puntos de vista.

La Directora General de la OMS, Sra. Margaret Chan (puede consultar el texto completo aquí) dijo que el Acuerdo de la OMC relativo a la propiedad intelectual (Acuerdo sobre los ADPIC) modificó el panorama.  Con anterioridad a dicho Acuerdo, “los países estaban en libertad de no conceder patentes a los medicamentos.  Los funcionarios de salud podían comprar medicamentos genéricos baratos sin tener que considerar la situación de la patente.  Eso se acabó”, señaló.

Las limitaciones financieras y la necesidad de adquirir productos genéricos de menor costo han creado la necesidad imprescindible de contar con capacidad para gestionar y aplicar las normas sobre propiedad intelectual en el mundo en desarrollo, prosiguió.

“Los asuntos que vamos a examinar hoy tienen que ver con la necesidad de que haya datos más transparentes y accesibles sobre las patentes para apoyar las decisiones sobre la libertad para operar”, indicó.

El Director General de la OMPI, Sr. Francis Gurry (puede consultar el texto completo aquí) recalcó que una de las justificaciones de la protección mediante patente es la divulgación de tecnología.  Aunque dicha divulgación no fue eficiente en la era de las copias impresas, la tecnología moderna ha hecho que la información sea de fácil acceso.

Por consiguiente, una de las funciones básicas de la OMPI en este terreno es poner la información sobre las patentes a disposición del público.  Se están elaborando mejores herramientas multilingües para superar los obstáculos lingüísticos, dijo.

El Director General de la OMC, Sr. Pascal Lamy (puede consultar el texto completo aquí), propuso la creación de “una plataforma de información accesible para todos, que puedan utilizar incluso los que carecen de competencia técnica o jurídica, y que facilite en tiempo real información sobre la protección mediante patente de los medicamentos esenciales”, algo que calificó de “aspiración por la que merece la pena luchar”, refiriéndose a su experiencia personal de trabajo con estas cuestiones.  Aunque reconoció que todavía subsisten problemas prácticos, dijo que se habían realizado grandes progresos, entre otros por parte de la OMPI, para hacer de la información sobre patentes una herramienta útil para los responsables políticos.

Habló también del reto que supone conseguir una mayor armonización del trabajo de las tres organizaciones, congratulándose por los avances que se logran a medida que cada Secretaría va poniendo a disposición de las demás sus conocimientos especializados y sus recursos de información para apoyar la labor de cada organización, que responde a su mandato específico.

 

Exposiciones y debate

>Puede consultar las exposiciones aquí

Los oradores de la OMS dijeron que el acceso a los medicamentos, las vacunas y el equipo de diagnóstico está determinado por la tecnología escogida, la asequibilidad de los precios, la sostenibilidad financiera y la fiabilidad de los sistemas de suministro.  La propiedad intelectual incide sobre algunos de ellos, cuando menos.  Si bien el acceso a los medicamentos que no están protegidos por patentes sigue siendo el mayor problema de salud pública, el acceso a los medicamentos patentados también ha adquirido mayor importancia desde que entró en vigor el Acuerdo sobre los ADPIC y se empezaron a concertar acuerdos bilaterales regionales de libre comercio con niveles de protección más elevados.

Las exposiciones que siguieron comportaron informes sobre la cantidad de información que puede hallarse respecto a la situación de las patentes para varios medicamentos en todo el mundo y las actuales lagunas en la información obtenida.  Un participante observó que es difícil determinar que un producto no está patentado en un país, porque la ausencia de información sobre una patente en ocasiones sólo significa que no se ha incluido en las bases de datos que se consultaron.

Se trataron también situaciones distintas, como la de las vacunas, cuya tecnología es más compleja que la de los medicamentos y para las cuales no existen las mismas posibilidades de producir versiones genéricas más baratas.  No obstante, los oradores recalcaron que no es la propiedad intelectual la que ha constituido hasta ahora un obstáculo significativo a la elaboración de la mayor parte de las vacunas y el acceso a ellas en los países en desarrollo, sino principalmente otros factores, como la falta de conocimientos técnicos y cuestiones reglamentarias.

La “libertad de operar” de las organizaciones para elaborar y suministrar medicamentos o tecnología difiere en función de que la tecnología esté patentada o no, razón por la cual es importante contar con información sobre la protección mediante patente de los distintos productos en los diferentes países.

La información tiene que ser “accesible, fiable, neutra y pertinente”, dijo un orador.

Las observaciones de los participantes abarcaron una amplia gama de opiniones sobre el modo en que las patentes pueden afectar al acceso a los medicamentos y a su asequibilidad, así como sobre las estrategias que pueden idearse para aprovechar las innovaciones.

Algunos observaron que las organizaciones disponen de numerosas opciones para operar cuando hay patentes y que dichas opciones constituyen una forma práctica de colmar la brecha entre las limitaciones que imponen las patentes y la necesidad de hacer que los medicamentos sean accesibles.

Según los participantes, algunas opciones que permiten trabajar con tecnologías patentadas son las licencias voluntarias, los procedimientos para impugnar patentes, los acuerdos de no reivindicación (cuando los titulares de patentes declaran que no aplicarán su derecho de patente), las licencias obligatorias, las invenciones “en torno” a las patentes (realizar invenciones en una esfera no abarcada por las patentes) y la explotación común de patentes.

Según este punto de vista, la colaboración en el ámbito de las patentes brinda oportunidades valiosas -de transferir datos y otros conocimientos clínicos especializados, por ejemplo- que de lo contrario no surgirían.

Otros oradores observaron que estas estrategias entrañan gastos.  Requieren experiencia en la gestión de los derechos de propiedad intelectual, como la negociación de licencias con los titulares de patentes, así como capacidad de investigación y desarrollo para realizar invenciones “en torno” a las patentes.  Dijeron que por ese motivo averiguar dónde hay libertad para operar puede resultar oneroso y requiere la existencia de bases de datos voluminosas y de una información exhaustiva sobre patentes.

> Véase también: documento de información general pdf

 

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Observaciones iniciales, Dra. Margaret Chan
Directora General de la Organización Mundial de la Salud

Señor Pascal Lamy, doctor Francis Gurry, distinguidos expertos, señoras y señores,

Me complace ser la anfitriona de esta reunión en la OMS y darles la más cálida bienvenida a todos ustedes.

Al centrar la atención de estas discusiones técnicas en el acceso a los medicamentos, nos situamos en un terreno común al mandato y la capacidad técnica de nuestros respectivos organismos y ello nos faculta para abordar uno de los asuntos más apremiantes en el campo de la salud pública.

La salud pública necesita innovación y tener acceso a productos médicos de buena calidad.  Ambas son necesidades de larga data.  Pero ciertas tendencias de aparición reciente han obligado a los gobiernos de todas partes a examinar la eficiencia y la equidad de sus servicios de salud.  Esto exige examinar de cerca los gastos farmacéuticos, lo que a su vez suscita las cuestiones de asequibilidad, en particular el acceso a los productos médicos genéricos.

La crisis económica le asestó un golpe repentino al mundo.  El dinero escasea y la salud pública, tanto en los distintos países como en el plano internacional, está pasando estrecheces.  En la nueva era de austeridad económica, las iniciativas y organismos de salud, como el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, la Alianza GAVI y la propia OMS, afrontamos graves déficit financieros.

Desde comienzos de siglo la salud pública ha conocido una racha de triunfos.  En efecto, la década pasada trajo consigo notables adelantos sanitarios, gracias en gran medida a la ampliación de la distribución de bienes, especialmente medicamentos y vacunas.  A guisa de ejemplo, el año pasado el número de defunciones de niños pequeños descendió en todo el mundo hasta alcanzar la cifra más baja en casi seis décadas.
Nadie quiere que el impulso actual se desvanezca.  La gran pregunta que se impone en este momento es:  ¿podremos mantener el terreno ganado en esta era de austeridad?

Los costos de la asistencia sanitaria están aumentando, y también están al alza las expectativas de la gente al respecto.  Las ambiciones de los funcionarios de salud pública siguen el mismo camino y cada vez más gobiernos se proponen alcanzar la cobertura universal y ampliar la protección a los enfermos y los pobres.

Las exigencias aumentan a medida que las enfermedades crónicas no transmisibles desplazan la carga de los grupos de población prósperos a los pobres y desatendidos.  Padecimientos como las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión arterial, la diabetes y el cáncer representan hoy en día el 80 por ciento de la carga de morbilidad en los países de ingresos bajos y medianos.  Muchos de estos pacientes necesitarán un acceso prolongado, cuando no de por vida, a los medicamentos.

¿Quién va a pagar la factura?  ¿De qué manera esta tendencia afectará a la tentativa laudable de alcanzar la cobertura universal?

Habida cuenta de la concentración de las enfermedades mencionadas entre los pobres, tenemos que lograr que el tratamiento de las enfermedades crónicas sea más asequible.  Son esas enfermedades las que harán saltar la banca de los sistemas de salud del mundo en desarrollo.

Hoy por hoy, la salud pública se ve atrapada entre dos fuegos:  por un lado, unas expectativas y ambiciones en aumento;  y por otro lado, un alza de las exigencias y los costos.  Y esto sucede precisamente en un momento en que los fondos ya no aumentan o incluso disminuyen.  En esta situación, lograr una mayor eficiencia es una opción mucho mejor que recortar los presupuestos y los servicios.

En el Informe sobre la salud en el mundo del año pasado se establecieron políticas y medidas prácticas para financiar los servicios de salud, haciendo un gran hincapié en avanzar hacia la cobertura universal.  Casi todos los países quieren emprender ese camino pero están preocupados por los costos.

En el informe se recalcan correctamente algunas formas de mejorar la eficiencia en la prestación de la asistencia sanitaria.  Permítanme darles un ejemplo destacado.

En el informe se calcula que los países podrían ahorrarse alrededor de un 60 por ciento de sus gastos farmacéuticos si en lugar de medicamentos originales comprasen productos genéricos.  Pero esto solo lo hacen unos pocos países ricos y de ingresos medianos.  Un problema crónico es la carencia de capacidad de compras y reglamentación en muchos países en desarrollo.  En fecha más cercana, tanto la compra como la producción de productos genéricos de bajo precio se ha dificultado aún más por otra tendencia:  la internacionalización de la protección de las patentes.
Con anterioridad al Acuerdo sobre los ADPIC, los países estaban en libertad de no conceder patentes a los medicamentos.  Los funcionarios de salud podían comprar medicamentos genéricos baratos sin tener que considerar la situación de la patente.  Eso se acabó.

Hoy en día, los funcionarios de salud que aspiran a ejecutar eficientemente su presupuesto mediante la adquisición de productos genéricos de menor costo deben tener un buen conocimiento de la situación de las patentes.  Esto ha creado la necesidad imprescindible de contar con capacidad para gestionar y aplicar las normas sobre propiedad intelectual en el mundo en desarrollo.

Señoras y señores,

Los asuntos que vamos a examinar hoy tienen que ver con la necesidad de que haya datos más transparentes y accesibles sobre las patentes para apoyar las decisiones sobre la libertad para operar.

La Estrategia mundial y plan de acción sobre salud pública, innovación y propiedad intelectual pide expresamente que haya acceso a bases de datos mundiales donde se concentre la información pública sobre la situación administrativa de las patentes relacionadas con la salud.

El año pasado, las regiones de Asia Sudoriental y el Pacífico Occidental de la OMS publicaron conjuntamente una guía en la que se explica paso a paso la forma de realizar búsquedas de patentes de medicamentos.  Más tarde tendrán la oportunidad de escuchar al autor de esta guía, Tahir Amin.
La finalidad de la guía es ayudar a los funcionarios de salud a navegar más fácilmente en un mar de información sobre las patentes que es complejo, a veces turbio y a menudo plagado de escollos.

También escucharán un informe sobre la situación de las patentes de los productos incluidos en la lista modelo de medicamentos esenciales de la OMS.  Aprovecho para agradecer al personal de la OMPI por haber facilitado la colaboración de la OMS con el Franklin Pierce Law Center de la Universidad de Nueva Hampshire.

La lista modelo, que empezó en 1977, ayuda a enfocar las prioridades del sector farmacéutico en su conjunto.  Permiten impartir más calidad a la asistencia, mejorar la gestión de los medicamentos y usar con costoeficacia los recursos sanitarios.

El precio de los medicamentos ha sido una consideración importante para su inclusión en la lista, no así la situación de las patentes.  Los pocos estudios acerca de la situación de las patentes de los medicamentos de la lista, realizados en 1991 y 2004, indicaron que entre el 5 y el 6 por ciento estaban protegidos de alguna manera por una patente.

En el estudio que conocerán hoy se examinó la situación de las patentes de los 58 medicamentos agregados a la lista desde 2003 en muchos países.  Los resultados constituirán una guía importante para los países que pretenden comprar medicamentos esenciales a los precios más asequibles.

Señoras y señores,

Quiero hacer una observación final.

En las últimas semanas, todos los ojos se han concentrado en las escenas de disturbios civiles en el Oriente Medio.  Muchos de los líderes que asistieron al Foro Económico Mundial en Davos vincularon esos disturbios y la inestabilidad consiguiente a la incapacidad de los gobiernos para mejorar la vida de la población.

Señalaron como factores la pobreza crónica, el gran número de jóvenes desempleados, el alza de los precios de los alimentos y, por encima de todo, las grandes desigualdades que hay dentro de los países y entre éstos.  En opinión de esos líderes, el nuevo imperativo político y económico es reducir los desequilibrios a escala mundial.

Creo que esas observaciones se extienden al sector de la salud.
Lo traigo a colación porque estoy convencida de que subraya la índole sumamente importante de la labor conjunta de nuestros tres organismos.  Mejorar el acceso a los medicamentos es una forma fundamental y factible de mejorar la equidad y distribuir más uniformemente los beneficios del progreso.

Un mundo con un gran desequilibrio en materia de salud no es estable ni seguro.

Muchas gracias.

 

Observaciones iniciales (texto preparado), Pascal Lamy
Director General de la Organización Mundial del Comercio

Buenos días, señoras y señores,

Quisiera dar las gracias a mi colega, la Directora General Margaret Chan, por albergar el acto que celebramos hoy y por su cálido recibimiento al segundo de los simposios técnicos celebrados conjuntamente por las Secretarías de la OMS, la OMPI y la OMC para examinar cuestiones relacionadas con la salud pública y la propiedad intelectual.  Expreso mi profundo agradecimiento a la Sra. Chan y al Director General Francis Gurry por el espíritu de cooperación y de equipo que ambos aportan a nuestra agrupación.

Tuvimos el honor de albergar el primer simposio de esta serie el mes de julio pasado, cuando las tres Secretarías, con la ayuda de interlocutores procedentes de la industria, la sociedad civil y varias iniciativas en el ámbito de la salud, aunaron sus fuerzas para hacer balance de la situación en que se halla el acceso a los medicamentos y presentar el abanico completo de fuentes de datos de que disponen los responsables políticos.  La idea no era entrar en debates de orden político o jurídico, sino que el simposio sirviera de ocasión para que examináramos cómo podemos colaborar más estrecha y eficientemente a fin de generar una base de información más sólida, coherente y accesible que sustente los debates políticos.

Trataré, si me lo permiten, de sentar las bases de nuestro trabajo de hoy extrayendo varias conclusiones de los debates que celebramos el pasado mes de julio.

En primer lugar, cada Secretaría puede cumplir su mandato específico con mayor eficacia si lo hace mediante una coordinación cuidadosa y sistemática con los homólogos de las demás Secretarías.  Por ejemplo, en la OMC la innovación en el ámbito de la salud y el acceso a los medicamentos han sido para nosotros una de las máximas prioridades del programa de trabajo sobre propiedad intelectual durante los 10 últimos años.  Sin embargo, no es fácil decir o hacer nada útil en este terreno remitiéndose únicamente al Acuerdo sobre los ADPIC y otros ámbitos del derecho mercantil.  Sólo podremos aportar una contribución duradera y valiosa si en nuestro trabajo nos basamos y guiamos por la situación en que se encuentra el acceso a los medicamentos, un ámbito en el que nos remitimos gustosamente a la OMS para recabar su asesoramiento especializado y sus datos empíricos.  De igual manera, la repercusión de la propiedad intelectual en el acceso a los medicamentos sólo puede comprenderse en última instancia si se evalúa objetivamente cuáles son las patentes que protegen los medicamentos necesarios, dónde están o no en vigor y quiénes son los titulares de las patentes en cuestión, una información que atesora la OMPI.

La segunda observación que se desprende del simposio inaugural de julio es que existen sin duda grandes posibilidades, en su mayor parte todavía desaprovechadas, de utilizar datos empíricos para informar el debate acerca de la innovación en materia de salud y el acceso a los medicamentos.  Espero que el simposio dejara claro a todos los participantes que para todos los que estamos profundamente preocupados por la innovación en el ámbito de la salud y el acceso a los medicamentos sería beneficioso lograr una mayor accesibilidad a estos datos primarios, así como encajar cuidadosamente todas las piezas del rompecabezas empírico.

Por todo ello me congratulo por el tema escogido para el simposio de hoy.  Comprender lo que está ocurriendo en el mundo —quién patenta qué, dónde y con qué finalidad— es esencial para debates de política como los que se celebran en la OMC y otros foros acerca de los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio y las iniciativas relacionadas con el acceso a los medicamentos.

El simposio de hoy brinda a los custodios, administradores y usuarios especializados de estos sistemas de información la oportunidad de entablar un diálogo detallado y sistemático con la comunidad política y las iniciativas relacionadas con el acceso a la sanidad.

Quizá deberíamos aspirar a la creación de una plataforma de información de acceso universal, que puedan utilizar incluso los que carecen de competencia técnica o jurídica y que facilite en tiempo real información sobre la protección mediante patente de los medicamentos esenciales.  Dado que he trabajado con otros muchos sobre los problemas esenciales del sistema de patentes, la innovación en el ámbito de la salud y el acceso a los medicamentos, puedo afirmar categóricamente que es una aspiración por la que merece la pena luchar.

Me dirijo nuevamente a Margaret, nuestra anfitriona en el día de hoy, y a Francis, para expresarles una vez más mi más profundo agradecimiento por su espíritu de equipo, su determinación y su entrega a la cooperación práctica de que han dado muestra en nuestros trabajos conjuntos.  Las deliberaciones que se celebren hoy y las observaciones que realicen ustedes tendrán un valor inestimable para la planificación futura, tanto para la Secretaría de la OMC como tal como para el programa de cooperación entre las tres Secretarías.  Confío por consiguiente en que éste será un auténtico simposio —un intercambio de experiencias prácticas e ideas para la futura cooperación— que nos deparará una base de información más rica y propicia para ayudarnos a todos en nuestras futuras empresas.

Les agradezco que se hayan sumado hoy a nosotros;  les deseo lo mejor, que sea un día de debates fructíferos y que en el futuro prosigan estos diálogos prácticos.

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SIMPOSIO DE JULIO DE 2010:
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¿Qué es un análisis de la "libertad para operar"?

La libertad para operar es ante todo una herramienta de gestión estratégica.  Es la síntesis de los conocimientos científicos, jurídicos y empresariales especializados aunados a la planificación estratégica.

Sin embargo, en sentido estricto la libertad para operar es un concepto jurídico.  Se trata de un dictamen jurídico emitido por un asesor de patentes que determina si la fabricación, utilización, venta o importación de un producto en determinado mercado geográfico en un momento concreto puede suponer o no una infracción de los derechos de propiedad intelectual o de propiedad material de terceros.  Como tal, es un tipo de información entre muchos otros que utilizan los administradores para adoptar decisiones estratégicas sobre gestión de riesgos en relación con la investigación y el desarrollo y la comercialización de productos.

> Cita del documento de antecedentes (pdf)

 

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