ESTUDIOS Y ANÁLISIS ECONÓMICOS

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Buenos días a todos

Bienvenidos a la OMC y a esta conferencia económica sobre la "Actualización de la cooperación comercial".

Me complace contar hoy aquí con la presencia de todos ustedes.

Esta es la primera conferencia de esta índole que se celebra en la OMC, y en ella se examinarán las cuestiones candentes de la cooperación comercial internacional en la actualidad desde una perspectiva económica. Deseo dar las gracias a cuantos han participado en la organización de esta iniciativa, en especial a la División de Estudios Económicos y Estadística.

No cabe duda de que el comercio mundial atraviesa una etapa trascendental. Nos enfrentamos a muy diversos desafíos. Pero también creo que se nos ofrece una oportunidad única de renovar la cooperación en el ámbito del comercio mundial.

Como se ha demostrado, el comercio es un motor de crecimiento, productividad, innovación, creación de empleo y desarrollo y el sistema multilateral de comercio hace una enorme aportación a ese respecto.

Debemos asegurarnos de que el sistema siga desempeñando un papel positivo y de que ayude a los Miembros a afrontar los desafíos del mundo moderno.

Los eventos como el de hoy pueden suponer una gran aportación a este debate.

Esta conferencia tiene por objeto invitar a la comunidad académica y a los expertos en política comercial a examinar en qué modo el análisis basado en investigaciones puede ayudarnos a encontrar formas de fortalecer y mejorar el sistema de comercio.

Sin duda, una manera de fortalecer el sistema es defender la causa del comercio con datos sólidos y pruebas contundentes. En este sentido, la investigación económica es de vital importancia. Espero, pues, que en el día de hoy tengan ustedes esto igualmente presente.

Para examinar las cuestiones que he mencionado, esta conferencia reúne a economistas, académicos, formuladores de políticas, delegados y responsables de la toma de decisiones. Todo el mundo puede aportar algo. En esta sala se concentra una gran capacidad intelectual.

Y quiero dejar claro que esos títulos no se excluyen mutuamente. Me vienen a la cabeza los nombres de muchos colegas a los que se puede considerar economistas, delegados y responsables de la toma de decisiones. Algunos forman parte del gran grupo de oradores que van a intervenir hoy.

Saquemos, pues, el máximo partido de esta oportunidad.

Para centrar mejor los debates, estos se dividirán hoy en cuatro sesiones.

En la primera de ellas se examinará el valor de la cooperación internacional.

Los beneficios de la cooperación en lo que respecta a las cuestiones comerciales son muchos.

El sistema multilateral de comercio constituye una plataforma que permite obtener un sinfín de beneficios económicos. Y, como base de todo, proporciona estabilidad y previsibilidad.

De hecho, el sistema, al establecer los principios comunes en que se sustentan las prácticas comerciales en el mundo entero, proporciona la constitución del comercio mundial. Proporciona asimismo el único foro mundial para deliberar y debatir sobre las cuestiones comerciales. Proporciona los mecanismos que permiten a los países vigilar y examinar sus políticas comerciales respectivas. Y proporciona los medios para solucionar las diferencias que puedan surgir.

Con todo, las tensiones que estamos presenciando en el entorno del comercio mundial representan un gran riesgo, tanto sistémico como económico.

Nuestro equipo, bajo la dirección de Bob, ha estudiado sus repercusiones económicas.

El equipo ha estado evaluando varias situaciones que se pueden dar para ilustrar los posibles efectos, incluidos los de una guerra comercial total a nivel mundial.

Con esto nos referimos a una ruptura de la cooperación comercial internacional, a raíz de la cual los aranceles, en lugar de fijarse de manera cooperativa dentro del marco de los Acuerdos de la OMC o de otros acuerdos comerciales, se fijen de manera unilateral.

Con esta actitud, los aranceles experimentarían un drástico aumento. Asistiríamos a una reducción del comercio mundial de alrededor del 17%.

Eso causaría una ralentización muy significativa del crecimiento del PIB y grandes perturbaciones para los trabajadores, las empresas y las comunidades, que necesitarían adaptarse a esa nueva realidad.

Está claro que no podemos permitirnos ir por esa vía. Debemos encontrar la manera de dar marcha atrás.

Tenemos que encontrar la forma de garantizar que el sistema conserve su resiliencia, pero también de que responda plenamente a las necesidades y prioridades de los Miembros.

Eso es lo que se analizará en la segunda sesión. En ella se examinará la estructura de los acuerdos comerciales y cómo pueden seguir siendo viables a lo largo del tiempo.

En los últimos años, la OMC ha concluido importantes acuerdos que prometen considerables beneficios económicos, entre los que cabe destacar el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, el Acuerdo sobre Tecnología de la Información ampliado y el acuerdo encaminado a eliminar las subvenciones a la exportación de productos agropecuarios.

Todos estos acuerdos siguen enfoques muy distintos y, por consiguiente, nos proporcionan importantes enseñanzas sobre cómo avanzar. Una característica fundamental es la flexibilidad.

Contamos con flexibilidad en la geometría, como en las iniciativas plurilaterales; por ejemplo, el Acuerdo sobre Contratación Pública, que se aplica solo a los signatarios, o el Acuerdo sobre Tecnología de la Información, firmado con arreglo al principio de la nación más favorecida, de manera que los beneficios se apliquen a todos los Miembros.

Contamos también con flexibilidad respecto de las cuestiones de fondo. Esto lo observamos con el Acuerdo multilateral sobre Facilitación del Comercio, en el marco del cual los Miembros pueden decidir a qué ritmo aplicar cada compromiso específico, así como solicitar asistencia técnica para aplicarlo.

Algunos Miembros están estudiando también nuevas formas de flexibilidad.

Eso incluye las iniciativas conjuntas puestas en marcha por grupos de Miembros sobre diversas cuestiones de creciente importancia económica, tales como el comercio electrónico, la facilitación de las inversiones, las MIPYME y el empoderamiento económico de la mujer. Corresponde a los Miembros decidir si esas iniciativas evolucionarán y en qué términos. Y, como no es de extrañar, existen diferentes puntos de vista al respecto.

A fin de cuentas, en un sistema compuesto por 164 Miembros de distintos tamaños, con distintas prioridades y en distintas fases de desarrollo, la flexibilidad es un elemento fundamental para evitar la fragmentación y trazar un camino a seguir productivo.

Necesitamos que el sistema sea capaz de atender las necesidades de los Miembros de una manera más rápida y ágil.

Debemos preguntarnos: ¿Está preparado el sistema mundial de comercio para responder a los desafíos a los que nos enfrentamos hoy día? Y si no es así, ¿qué debemos hacer?

Esto me lleva a nuestra tercera sesión, que gira en torno a cómo hacer frente a la rápida evolución de la economía mundial.

El mundo está cambiando ante nuestros ojos. Las nuevas tecnologías están poniendo en entredicho nuestras concepciones del comercio internacional.

No podríamos detener esa evolución aunque quisiéramos, pero sí podemos darle forma. De hecho, tenemos la obligación de darle una forma que sea útil para todos nosotros.

Si no lo hacemos, muchos se quedarán atrás inevitablemente, con lo que surgirán nuevos problemas sociales, nuevas fuentes de malestar e inestabilidad. Debemos repartir los beneficios del comercio lo más ampliamente posible.

Por eso es tan importante la inclusividad, que será el tema de la cuarta sesión de hoy.

En ella se examinará en qué modo las políticas encaminadas a ayudar a los trabajadores a adaptarse a las nuevas realidades económicas son esenciales para establecer un sistema de comercio que funcione para todos.

A este respecto, las políticas internas son fundamentales. No obstante, las organizaciones internacionales también pueden apoyar ese debate proporcionando un foro para deliberar y ayudando a fundamentar el diálogo.

A menudo aunamos esfuerzos y ponemos en común nuestros conocimientos para hacer hincapié en cuestiones concretas. Y me complace que hoy podamos mostrar un importante ejemplo de este tipo de cooperación.

La OMC y el Banco Mundial han aunado esfuerzos para preparar una nueva publicación que lleva por título "Trade and Poverty Reduction: New evidence of impacts in developing countries" (Comercio y reducción de la pobreza: nuevos datos sobre la repercusión en los países en desarrollo). Esta publicación es fruto de una trayectoria de cooperación entre nuestras dos organizaciones, y se basa en nuestra primera publicación sobre el tema, que vio la luz en 2015.

Deseo dar las gracias al equipo de la OMC que trabajó en ese informe, concretamente a Roberta Piermartini, Robert Teh y Mustapha Sadni-Jallab.

Y permítanme dar las gracias también por su trabajo en esta empresa a Penny y al equipo del Banco Mundial.

En el informe se examinan los desafíos a los que se enfrentan los más pobres al incorporarse a las corrientes comerciales mundiales. Asimismo, se pone de manifiesto el hecho de que, en una situación de creciente incertidumbre en las políticas comerciales, son los más pobres quienes más tienen que perder.

Con ello, esta publicación proporciona a los Gobiernos material de reflexión sobre las políticas que podrían contribuir a maximizar los beneficios globales del comercio en favor de quienes se hallan en una situación de extrema pobreza. Contribuye asimismo a subrayar la importancia de la cooperación internacional para garantizar que todo el mundo pueda obtener beneficios.

Los insto, pues, a que le echen una ojeada. La publicación estará disponible hoy mismo en nuestro sitio web.

Lamentablemente, no puedo quedarme con ustedes para la sesión de hoy; he de marcharme dentro de un momento. Pero permítanme concluir mi exposición sobre este punto.

Está claro, pienso, que tenemos ante nosotros numerosos desafíos. No obstante, debemos situar en una perspectiva adecuada los problemas a los que nos enfrentamos. El sistema de comercio ya ha estado bajo presión en otras ocasiones, y siempre ha salido fortalecido.

En 2008, el sistema se enfrentó a la peor crisis económica en muchos decenios y demostró su valor impidiendo una oleada de medidas proteccionistas.

En 2013, tras años de estancamiento, fuimos capaces de demostrar que podíamos obtener resultados negociados.

Hoy debemos afrontar otra vez el desafío y convertir esta crisis en una oportunidad para renovar y fortalecer el sistema de cara al futuro.

Elaborar análisis económicos sólidos sobre las cuestiones fundamentales que tenemos ante nosotros es esencial en este empeño. Les deseo, pues, un debate muy provechoso en el día de hoy. Y espero con interés los resultados de sus deliberaciones.

Muchas gracias.

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