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El Director General de la OMC, Roberto Azevêdo, y la Economista Jefe del Banco Mundial, Pinelopi Goldberg, presentaron en la OMC en Ginebra un informe titulado "Trade and Poverty Reduction: New Evidence of Impacts in Developing Countries" (Comercio y reducción de la pobreza: nuevos datos sobre la repercusión en los países en desarrollo). En él se exponen ocho estudios de caso que muestran cómo el comercio ayuda a las personas en situación de pobreza extrema en el mundo en desarrollo, en particular a las que viven en Estados en conflicto, trabajan en zonas rurales y en la economía informal o son mujeres. El enfoque por países que se adopta en la nueva publicación complementa la perspectiva mundial de un informe conjunto anterior titulado "La función del comercio en la eliminación de la pobreza"publicado por ambas instituciones en 2015.

En el informe se examinan los desafíos que afrontan los más pobres para integrarse en las corrientes comerciales mundiales y se destaca el hecho de que, en una coyuntura de mayor incertidumbre en lo que respecta a las políticas comerciales, quienes tienen más que perder son los más pobres", declaró el Director General Roberto Azevêdo en la presentación del informe. "La publicación aporta ideas para que los Gobiernos reflexionen sobre las políticas que podrían ayudar a optimizar los beneficios positivos globales del comercio para las personas que viven en la pobreza extrema. También ayuda a realzar la importancia de la cooperación internacional para que el comercio redunde en beneficio de todos".

La publicación demuestra que la apertura comercial tiene un impacto claro y positivo en la reducción de la pobreza, en la medida en que, por ejemplo, reduce los precios de los bienes que consumen los pobres y brinda a estos un mayor acceso a los mercados extranjeros, en los que pueden obtener un mayor rendimiento por la venta de sus productos. El comercio también puede redundar en beneficio de los pobres al permitir que los productores de mercancías se abastezcan en el extranjero cuando las cadenas nacionales de suministro se ven afectadas por perturbaciones. Además, el comercio puede ayudar a grupos concretos: un estudio de caso de la publicación pone de relieve que en África las mujeres que trabajan en empresas exportadoras perciben salarios más elevados que las que trabajan en empresas no comerciales.

Los estudios de caso muestran que el comercio internacional no repercute de la misma manera en todas las personas pobres. Su incidencia varía en función del lugar en que esas personas viven (zonas rurales o urbanas) y trabajan (industria, empresa, sector formal/informal), así como de sus características individuales, como el nivel de cualificación y el sexo, y de si el cambio en materia de política comercial en cuestión ha dado lugar a una mayor competencia de las importaciones o a mayores oportunidades de exportación.

Los estudios de caso ponen de relieve que, si bien las reformas comerciales pueden crear oportunidades para las personas pobres, también pueden entrañar desafíos para ellas. El acceso a los mercados internacionales, por ejemplo, puede permitir que los agricultores especializados en la producción de cultivos de exportación obtengan ingresos medios más elevados, pero también puede hacer que aumente la competencia y, con ello, se reduzcan las perspectivas de empleo de los pobres en los sectores que compiten con las importaciones.

Además de exponer los desafíos que afrontan las personas que viven en la pobreza extrema, los estudios de caso indican de qué manera las estrategias e iniciativas adoptadas por los países en desarrollo en el marco del programa de Ayuda para el Comercio con el objeto de reformar las políticas comerciales pueden ayudar a superar esos obstáculos. Algunas de estas son:

  • reducir los elevados costos de las transacciones comerciales que deben afrontar los trabajadores y los consumidores pobres en los países en desarrollo;
  • garantizar la competencia y la eficiencia en la prestación de servicios en las redes de distribución nacionales;
  • mitigar los riesgos que pueden afectar a los productores y los trabajadores pobres debido a la mayor competencia de las importaciones provocada por la apertura de los mercados; y
  • subsanar las deficiencias en los métodos de investigación y análisis para comprender los vínculos entre el comercio y la pobreza, en particular, en lo que respecta a la disponibilidad de datos y la necesidad de más información sobre la manera en que la reducción de los obstáculos no arancelarios, la facilitación del comercio de servicios y el mayor uso de la tecnología pueden potenciar los beneficios del comercio para los más pobres.

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Publicado en 2018

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