El Director General dijo lo siguiente:

"Muchas personas me han preguntado, dentro y fuera de estos muros, en qué consistirá la reforma de la OMC. Creo que hay dos malentendidos fundamentales a este respecto. El primero de ellos es hablar de la reforma como algo que sucederá en el futuro, puesto que ya está en curso. El segundo es presuponer que podemos definirla en su totalidad ahora. Pienso que los Miembros deben definirla sobre la marcha. Corresponde a los Miembros configurar este proceso. Los cambios que conllevará la reforma para la OMC dependerán de lo que se propongan lograr, y de los resultados que consigan. Ninguna esfera de nuestra labor es perfecta. En todas ellas hay margen de mejora. Y deberemos mantenernos siempre alerta para detectar cómo puede el sistema responder mejor a las preocupaciones de los Miembros y adaptarse en mayor medida a las condiciones económicas.

Lo que está claro es que este proceso de reforma constituye una prueba importante para esta Organización. O evolucionamos y nos adaptamos para cumplir las expectativas de nuestros usuarios o, en última instancia, cedemos ante la fragmentación del sistema mundial de comercio. Creo que nos incumbe a todos los que creemos en el multilateralismo responder a los retos actuales sin recurrir a fórmulas concebidas para otros tiempos.

Es posible que no todos sigan algunas de las sendas que tracemos, pero estas deben ser accesibles para todos y no se debería obligar a nadie a seguirlas. Sabremos a dónde llevan esas sendas cuando las hayamos recorrido. Pero no hagan las maletas para un viaje corto. Los retos que tenemos ante nosotros no se superarán de un día para otro ni en varios meses. Nos espera un viaje bastante largo, pero creo que se trata de un viaje inevitable. Quedarnos donde estamos no es una opción. De hecho, el viaje ya ha comenzado, seamos conscientes de ello o no. De modo que aprovechemos esta oportunidad para actualizar y fortalecer el sistema".