DIRECTOR GENERAL ADJUNTO ALAN WM. WOLFF

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Observaciones introductorias del DGA Alan Wolff

La OMC celebra su 25º aniversario, al igual que el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (Acuerdo MSF). El mundo ha cambiado radicalmente desde 1995, pero la inocuidad de los alimentos era y sigue siendo motivo de gran preocupación para los 164 Miembros de la OMC. Por esta razón, y para fomentar un comercio seguro destinado a cubrir las necesidades alimenticias de toda la población, el Acuerdo MSF seguirá siendo crucial en la función de la OMC de facilitar el comercio transfronterizo de alimentos inocuos.

La Ronda Uruguay, en la que se negociaron la mayor parte de los Acuerdos de la OMC vigentes, dio comienzo en 1986. Durante la Ronda, hace ahora más de un cuarto de siglo, se debatió el papel central de la evaluación de los riesgos de las MSF, la equivalencia de las medidas, su adaptación a las condiciones regionales y su armonización con las normas internacionales. Se trataba de conceptos nuevos, algunos incluso revolucionarios, que reflejaban la visión de futuro de los negociadores del Acuerdo MSF. Cuando se iniciaron las negociaciones, y a diferencia del Codex (el “código alimentario” de la FAO) y la OIE (Organización Mundial de Sanidad Animal), la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria aún no había comenzado a elaborar normas (la primera norma internacional relativa a las medidas fitosanitarias no se adoptó hasta 1993). Durante los últimos 25 años, la relación entre el Comité MSF y las organizaciones de normalización ha seguido evolucionando. La estrecha colaboración y comunicación que se estableció hace décadas sigue siendo igual de importante a nivel de los comités, de las secretarías internacionales y de los Gobiernos Miembros que participan en cada uno de estos órganos.

El Acuerdo MSF reconoce la necesidad de proteger la salud y garantizar la inocuidad de los alimentos, tratando al mismo tiempo de evitar obstáculos innecesarios al comercio. Los Miembros de la OMC también participan en numerosos acuerdos comerciales bilaterales y regionales, muchos de los cuales contienen capítulos sobre MSF que en su mayoría comienzan reiterando el compromiso de las partes con los principios del Acuerdo MSF.

La labor relacionada con el Acuerdo MSF no ha terminado. Estudios recientes sobre la inocuidad de los alimentos y sobre la sanidad animal y vegetal han arrojado luz sobre las consecuencias para la salud humana y la importancia económica de las MSF. En 2020, la OMS estimó que 600 millones de personas siguen enfermando como consecuencia de la ingesta de alimentos contaminados y, de entre ellas, 420.000 mueren cada año. En 2019, el Banco Mundial calculó que los costos derivados de los alimentos insalubres para los países de ingresos bajos y medianos ascendía a más de USD 95.200 millones. En 2016, la OIE estimó que las pérdidas en la producción ganadera atribuibles a las enfermedades animales ascendían a cerca de USD 300.000 millones anuales. En 2018, la OCDE constató que la resistencia a los antibióticos podría acarrear unos costos medios anuales de hasta USD 3.500 millones. En 2019, la FAO estimó que las plagas echan a perder entre el 20% y el 40% de la producción agrícola mundial cada año, y que las enfermedades vegetales le cuestan a la economía mundial alrededor de USD 220.000 millones, mientras que los insectos invasivos tienen un costo de aproximadamente USD 70.000 millones.

Los riesgos sanitarios y fitosanitarios pueden tener consecuencias devastadoras. Uno de los principales obstáculos a que se enfrentan los productores de los países en desarrollo a la hora de participar en el comercio de productos agropecuarios es su capacidad limitada para cumplir las prescripciones en materia de inocuidad de los alimentos y sanidad animal y vegetal. Conscientes de estos desafíos, la OMC, junto con la FAO, la OIE, la OMS y el Grupo Banco Mundial fundaron el Fondo para la Aplicación de Normas y el Fomento del Comercio (STDF) para ayudar a los Gobiernos y al sector privado de los países en desarrollo a subsanar las deficiencias de capacidad sanitaria y fitosanitaria, lo que brinda un medio de impulsar el desarrollo económico.

Las investigaciones sobre medidas no arancelarias muestran que las MSF y los OTC son las medidas no arancelarias que se aplican con mayor frecuencia y tienen repercusiones considerables en el comercio de productos alimenticios y agropecuarios. Según la UNCTAD (2019), el costo de estas medidas asciende en promedio al 1,6% del PIB, o a alrededor de USD 1,4 billones a nivel mundial. En 2019, las investigaciones del Centro de Comercio Agropecuario sobre ciertas preocupaciones comerciales específicas que se plantearon en el Comité MSF concluyeron que el equivalente ad valorem de las MSF que suscitaban preocupaciones comerciales oscilaba entre el 33% y el 106% y, durante el período que duraron estas preocupaciones, los sectores de productos afectados sufrieron, en promedio, pérdidas de entre el 50,8% y el 81,5%.

No se puede dejar de insistir en la importante función del Comité MSF en la resolución de las cuestiones comerciales. Desde 1995, más de la mitad de las preocupaciones planteadas en el Comité MSF se han resuelto total o parcialmente. La participación de los Miembros ha tenido un importante efecto positivo en la economía, sobre todo en los países en desarrollo. Además, los debates sobre preocupaciones comerciales específicas, aun cuando resultan difíciles de resolver, contribuyen a que los Miembros entablen un diálogo sobre enfoques normativos y sus efectos sobre el comercio y a que difundan buenas prácticas, contribuyendo así a una futura convergencia.

El Acuerdo MSF y las demás decisiones y recomendaciones adoptadas por los Miembros para mejorar su aplicación proporcionan una gran variedad de instrumentos para prevenir y resolver las preocupaciones comerciales. Estos se recogen en el catálogo de instrumentos que los Miembros pueden utilizar para la gestión de cuestiones sanitarias y fitosanitarias, que el Comité adoptó en 2018. La participación de los Miembros en el Comité MSF ha seguido produciendo resultados tangibles, como por ejemplo la adopción del quinto examen del funcionamiento y aplicación del Acuerdo MSF en junio de 2020 y el inicio de nuevos trabajos, incluso sobre temas relacionados con la sostenibilidad de la producción y el comercio agropecuarios.

En estos tiempos inciertos, el Comité MSF ha demostrado que su labor y el Acuerdo MSF son más pertinentes que nunca. Los próximos 25 años traerán consigo nuevos retos que debemos tratar de prever, al igual que lo hicieron los redactores del Acuerdo MSF. Debemos celebrar debates abiertos con el fin de encontrar soluciones constructivas. Los invito a continuar con la colaboración y los debates productivos que constituyen el camino hacia el consenso.

Con estas observaciones introductorias les deseo una reunión productiva en este 25º aniversario del Acuerdo.

 

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