MEDIDAS SANITARIAS Y FITOSANITARIAS

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La nota ofrece una visión global de las cuestiones actuales y de la situación de los marcos jurídicos y las acciones futuras previstas para luchar contra la propagación, mediante el comercio, de las enfermedades de origen animal que afectan a la salud humana. Subraya que un comercio seguro de animales y productos de origen animal es posible, habida cuenta de las directrices existentes para el comercio de animales y productos de origen animal y del marco jurídico internacional fundamentado en intervenciones basadas en principios científicos para gestionar el riesgo.

El informe pone de relieve que el Comité de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (Comité MSF) constituye el foro en el que los Miembros de la OMC pueden intercambiar información y debatir sus enfoques con respecto a las medidas sanitarias y fitosanitarias (MSF) adoptadas para hacer frente al riesgo que plantean la COVID-19 y otras zoonosis, mientras que otros comités de la OMC pueden servir de foro de discusión para cuestiones conexas. El Comité MSF también prevé un “mecanismo de examen por homólogos” que permite a los Miembros formular observaciones sobre las medidas MSF de los demás Miembros e intercambiar información pertinente sobre buenas prácticas y testimonios científicos, lo que contribuye a mejorar la calidad de la reglamentación en esta esfera y a garantizar que las medidas comerciales contribuyan a la lucha contra las enfermedades de origen animal.

Aunque la COVID-19 es con diferencia el peor brote reciente de este tipo, la nota señala que la pandemia ha puesto de relieve el riesgo que plantean las enfermedades de los animales para la salud humana, ya que alrededor de 56 zoonosis eran responsables conjuntamente de cerca de 2.500 millones de casos de enfermedades humanas y 2,7 millones de muertes al año incluso antes de la pandemia. Otros datos pertinentes del documento indican que aproximadamente el 20% de la producción ganadera se pierde todos los años debido a las enfermedades animales, lo que se traduce en unas pérdidas económicas anuales del sector estimadas en cerca de 300.000 millones de dólares de los Estados Unidos, lo que tiene importantes repercusiones para los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la nutrición en todo el mundo.

La publicación también reconoce que la gestión de los riesgos relacionados con las enfermedades emergentes de origen animal requiere una cooperación multisectorial con otras organizaciones internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).

Según la OMS y la OIE, la pandemia de COVID-19 se sustenta en la transmisión entre personas y no en el comercio internacional de animales y productos de origen animal. El comercio de animales y productos de origen animal puede llevarse a cabo de manera segura si se aplican medidas de reducción del riesgo basadas en normas internacionales. Sin embargo, como se indica en el documento, los riesgos asociados al comercio de animales y productos de origen animal, incluida la fauna salvaje, pueden incrementarse cuando no se vigilan ni se controlan los riesgos que plantean las enfermedades animales.

El informe concluye que la aplicación de las directrices existentes y la formulación de normas y directrices más detalladas relativas a factores de riesgo específicos requiere de una participación concertada a nivel internacional e inversiones para garantizar que los sistemas nacionales, regionales y mundiales de salud pública, veterinaria y medioambiental estén bien preparados y dispongan de una base sólida para la colaboración.

El informe puede consultarse aquí.

Puntos principales:

  • La pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve el riesgo que plantean las enfermedades de los animales para la salud humana. En un estudio de 2012 se calculó que alrededor de 56 zoonosis (es decir, enfermedades de origen animal que afectan a la salud humana) eran responsables conjuntamente de cerca de 2.500 millones de casos de enfermedades humanas y 2,7 millones de muertes al año. Los efectos de la COVID-19 han eclipsado con creces los de otros brotes recientes de este tipo de enfermedades. Los expertos advierten de que las pandemias zoonóticas pueden volverse más frecuentes debido a factores como la degradación medioambiental, las prácticas agrícolas intensivas y los efectos del cambio climático.
  • Las normas de la OMC reconocen el derecho de los Miembros de la OMC a adoptar medidas para proteger la salud de las personas y de los animales y para preservar los vegetales. El Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (Acuerdo MSF) subraya su derecho a adoptar medidas para hacer frente a los riesgos sanitarios derivados de la propagación de zoonosis a través del comercio internacional de animales y productos de origen animal, incluida la fauna salvaje, tratando de evitar al mismo tiempo los obstáculos injustificados al comercio.
  • El Acuerdo MSF insta encarecidamente a los Miembros de la OMC a que fundamenten sus medidas MSF en determinadas normas internacionales. En la esfera de la sanidad animal y las zoonosis, reconoce las normas establecidas por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).
  • Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la OIE, la pandemia de COVID-19 se sustenta en la transmisión entre personas y no en el comercio internacional de animales y productos de origen animal. Sobre la base de la información de que se dispone actualmente, y con el apoyo de grupos consultivos de expertos, la OIE no recomienda la aplicación de ninguna restricción sanitaria relacionada con la COVID-19 al movimiento internacional de animales vivos o productos de origen animal sin un análisis del riesgo que lo justifique. El comercio de animales y productos de origen animal puede llevarse a cabo de manera segura si se aplican medidas de reducción del riesgo basadas en normas internacionales.
  • Los riesgos asociados al comercio de animales y productos de origen animal, incluida la fauna salvaje, pueden incrementarse cuando no se vigilan ni se controlan los riesgos que plantean las enfermedades animales. El Grupo de trabajo sobre la fauna salvaje de la OIE y otras organizaciones internacionales están estudiando la mejor manera de abordar los riesgos sanitarios asociados al comercio de animales salvajes. También se están realizando esfuerzos para luchar contra el comercio ilícito de fauna salvaje.
  • Aproximadamente el 20% de la producción ganadera se pierde todos los años debido a las enfermedades animales, lo que se traduce en unas pérdidas económicas anuales del sector estimadas en cerca de 300.000 millones de dólares de los Estados Unidos. Los efectos de la COVID-19, que afecta principalmente a las personas, ya han dejado pequeñas estas cifras. Se prevé que la producción económica mundial disminuya un 4,5% en 2020 debido a la pandemia, según estimaciones del FMI. Al 6 de octubre de 2020, economistas de la OMC prevén que el comercio mundial se contraiga un 9.2% en 2020.
  •  El Comité MSF y otros comités de la OMC constituyen un foro en el que los Miembros pueden debatir las medidas comerciales adoptadas para hacer frente al riesgo que plantean la COVID-19 y otras zoonosis, lo que ayuda a garantizar que las medidas comerciales contribuyan a mejorar la resiliencia y la prevención en el futuro. Las preocupaciones comerciales específicas relativas a las enfermedades de los animales y las zoonosis, incluidas las enfermedades emergentes, y sus efectos sobre el comercio, representan el 35% de todas las preocupaciones comerciales planteadas en el Comité MSF.

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