DIRECTORA GENERAL ADJUNTA ANGELA ELLARD

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Buenas tardes desde Ginebra.

Deseo dar las gracias a la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Alemania por invitarme a la Conferencia Empresarial Transatlántica.

Antes de pasar al tema de mi exposición, quisiera empezar por el asunto que ha estado en la mente de muchos de nosotros esta semana: la decisión de la OMC de aplazar la Conferencia Ministerial (o CM12), que debía finalizar hoy.

Como saben, hubo que tomar esta decisión debido a la aparición de una nueva variante de COVID, que habría impedido a algunas delegaciones participar en la Conferencia Ministerial. Esto suscitaba preocupación no solo por la salud y la seguridad de nuestros participantes, sino también por la inclusividad y la equidad del proceso y la credibilidad de sus eventuales resultados. 

La reacción de nuestros Miembros fue decididamente favorable a la decisión como única opción posible.  Y muchos de ellos señalaron que la semana pasada habíamos avanzado mucho y que habíamos generado un fuerte impulso.

La cuestión ahora es cómo mantener ese impulso y aprovecharlo.  Debemos seguir trabajando. Y debemos mantener la presión. Esperamos que, con este plazo adicional, los negociadores logren salvar algunas de las diferencias que aún persisten. 

Algunos de ustedes habrán visto la carta del Presidente y los Vicepresidentes de la CM12, en la que se propone convocar la Conferencia Ministerial en marzo si las condiciones lo permiten, aprovechar los progresos y cerrar acuerdos en los ámbitos prioritarios, particularmente la respuesta a la pandemia y las subvenciones a la pesca. Corresponde ahora a nuestros Miembros adoptar decisiones. 

Permítanme referirme ahora a un tema más amplio, la función de la OMC en la promoción de mercados abiertos y el comercio basado en normas, y seguidamente pasaré a abordar la importancia de la cooperación económica transatlántica.

Comenzaré diciendo que los argumentos económicos a favor de un sistema de comercio abierto y basado en normas acordadas multilateralmente no solo se fundamentan en la teoría económica, sino que también están respaldados por pruebas.

Desde la adopción del GATT en 1948, los aranceles de importación aplicados a los productos industriales han disminuido gradualmente y ahora en promedio son inferiores al 4% en los países desarrollados. Hoy las normas de la OMC abarcan alrededor del 98% del comercio mundial. La OMC tiene 164 Miembros, y más de 20 países están en proceso de adhesión, lo que demuestra que aprecian el valor de la Organización en el sistema multilateral de comercio. Además, a pesar de la proliferación de diversas iniciativas comerciales regionales, alrededor del 75% del comercio mundial se realiza según un régimen NMF, es decir, con beneficios que se ofrecen a todos los interlocutores, en lugar de acuerdos comerciales preferenciales.

Las normas mundiales de comercio, consagradas en los Acuerdos de la OMC, aportan seguridad y estabilidad. Los productores y exportadores saben que pueden obtener componentes y materias primas en el extranjero y que los mercados extranjeros seguirán abiertos a sus productos y servicios. Y los consumidores saben que pueden disfrutar de una oferta estable de productos y servicios acabados. Esto da lugar a un mundo económico más próspero y pacífico.

La importancia del comercio basado en normas se ha acentuado con la crisis de la COVID-19. Las normas de la OMC han reducido e incluso impedido la adopción de medidas restrictivas del comercio en muchos países durante la pandemia. Y nuestro Acuerdo sobre Facilitación del Comercio ha desempeñado una función muy destacada en la recuperación a escala mundial. Los países que han adoptado y aplicado rápidamente medidas e infraestructuras de facilitación del comercio han demostrado en general ser más resilientes y adaptables. También han demostrado estar mejor preparados para mantener las corrientes comerciales, incluido el comercio de productos necesarios para luchar contra la pandemia.

Pero seamos sinceros: los últimos años han sido difíciles para la OMC, para el multilateralismo y para la reputación del comercio en general. Hoy en día, el elemento fundamental que impregna los debates de la OMC es que la Organización necesita una reforma. Eso es algo que todos reconocemos.

Al reflexionar sobre la reforma, debemos reconocer en qué aspectos la OMC ha obtenido resultados satisfactorios, ser francos sobre los casos en que no ha tenido éxito, y ambiciosos en cuanto a la forma de mejorarla. Por ejemplo, la función de vigilancia de la Organización funciona bien. Este otoño hemos llevado a cabo los exámenes de las políticas comerciales de siete de nuestros Miembros, que son una excelente oportunidad para que cada Miembro evalúe las políticas y medidas de los demás Miembros. Además, durante la pandemia, la Secretaría ha realizado una labor impresionante de identificación de los puntos de congestión y de las medidas que facilitan el comercio de los productos críticos para luchar contra la COVID-19, y ha preparado una lista indicativa de insumos esenciales para las vacunas. Los Miembros agradecieron esta labor, ya que ayudó a los responsables de la formulación de políticas a ver los bloqueos y las oportunidades. En cambio, las funciones de negociación y solución de diferencias se encuentran en una situación más difícil y deben ser reparadas. Ahora bien, como he señalado, hay 164 Miembros de la Organización, y no todos tienen la misma opinión de cómo debería ser la reforma.

Una de las mejores maneras de reparar la OMC es lograr resultados en los ámbitos fundamentales de nuestra labor.  La CM12, cuando finalmente se celebre, será un hito importante que brindará una gran oportunidad de alcanzar resultados concretos. Una de las cuestiones centrales de nuestro programa es la conclusión de las negociaciones sobre la pesca, que están en marcha desde hace 20 años. Esto es importante desde el punto de vista ambiental, económico y humanitario. También es importante porque hace tiempo que no se añaden nuevos acuerdos al conjunto de normas de la OMC, y son muchas las voces que se refieren al acuerdo sobre la pesca como la prueba de fuego de la capacidad de la OMC para seguir siendo un foro de negociaciones multilaterales. Aunque hemos realizado muchos progresos, persisten las divergencias entre los Miembros sobre el trato especial y diferenciado para los países en desarrollo, el trabajo forzoso y las subvenciones a los combustibles.  Los negociadores trabajan para acercar posiciones durante el período previo a la CM12.

Hemos de trabajar también para restablecer la confianza entre los Miembros, que se ha erosionado a lo largo de los años. Esto es particularmente visible en las relaciones entre los países desarrollados y los países en desarrollo Miembros de la OMC. La CM12 y el tiempo que falta para su celebración son una buena oportunidad para que los Miembros se escuchen unos a otros y eleven el nivel de confianza, mediante resultados concretos y preparando el terreno para la labor futura.

Permítanme referirme ahora a la importancia de la cooperación transatlántica. La relación económica transatlántica es fundamental para la economía mundial. La UE o los Estados Unidos son el principal interlocutor comercial y de inversión de casi todos los demás países de la economía mundial. En conjunto, las economías de ambos territorios equivalen a más del 40% del comercio mundial de bienes y servicios. Por ello, la UE y los Estados Unidos deberían estar interesados en el éxito de la OMC.

Tras un período de bastante frialdad, vemos algunos signos positivos en la relación entre la UE y los Estados Unidos: por ejemplo, la cooperación en la solución de diferencias como Boeing-Airbus y los aranceles aplicados al acero y el aluminio en virtud del artículo 232. Otro acontecimiento positivo es la puesta en marcha del Consejo de Comercio y Tecnología entre la UE y los Estados Unidos, que, entre otras cosas, servirá de plataforma para coordinar los enfoques sobre cuestiones mundiales clave del comercio, la economía y la tecnología.

Es importante que esta cooperación bilateral contribuya a la coordinación en el seno de los organismos multilaterales, incluida la OMC. Aunque tenemos 164 Miembros y cada uno de ellos es clave para llegar a un consenso sobre una determinada cuestión, una posición común de los Estados Unidos y la UE sobre cuestiones fundamentales acrecienta la probabilidad de alcanzar resultados positivos en esos ámbitos.

Quisiera concluir con una petición. Si valoran ustedes la OMC, es importante señalar su pertinencia y que vale la pena mejorarla y modernizarla. No podemos dar por sentado que todos creen en el valor del comercio y en el establecimiento de un sistema basado en normas que regule el comercio. Las empresas deben unir su voz a la causa, en las cuestiones objeto de su interés inmediato, y también en cuestiones más amplias como la pesca, el acceso a las vacunas y el cambio climático.

Muchas gracias. Les deseo un provechoso debate.

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