DIRECTORA GENERAL ADJUNTA ANGELA ELLARD

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Señoras y señores:

Me complace participar en este evento en el que se presenta un estudio muy importante de la Dra. Amrita Bahri, titular de una Cátedra OMC, en el que se analiza la forma en que se integra el género en los acuerdos de libre comercio.

Como dice un viejo proverbio mexicano, “una casa no se apoya sobre la tierra sino sobre una mujer”. De hecho, las pruebas aportadas por los Gobiernos, las organizaciones internacionales, los círculos académicos y las asociaciones de mujeres empresarias indican que ofrecer igualdad de oportunidades a las mujeres no solo es económicamente eficiente, sino que además da resultados beneficiosos para las familias y la sociedad en general. Asimismo, puede desbloquear el potencial de desarrollo que las economías tanto necesitan.

Una forma de lograrlo es hacer que el comercio sea más inclusivo apoyando la integración de las mujeres en el comercio internacional, una cuestión que ocupa un lugar central en la labor actual de la OMC.

Estamos viendo que se incluyen cada vez más disposiciones relacionadas con el género o que incorporan cuestiones de género en los acuerdos de libre comercio.  Se trata de un instrumento importante para promover el comercio inclusivo, la igualdad de género y el desarrollo sostenible,  y como los acuerdos de libre comercio sirven a menudo como laboratorios de innovaciones que más tarde se aplican en el plano multilateral, en el futuro quizás veamos que algunas de esas disposiciones han pasado a formar parte del conjunto de normas de la OMC.

Me complace anunciar que la OMC ha preparado y publicará en breve una amplia base de datos en la que figuran las disposiciones sobre género incluidas en todos los acuerdos comerciales desde el Tratado de Roma de 1957, que fue el primer acuerdo comercial que introdujo el principio de igualdad de remuneración entre hombres y mujeres.

De los 500 acuerdos comerciales examinados por la Secretaría, 104 incluyen disposiciones sobre género, y algunos incluso capítulos enteros, como el firmado por Australia y el Reino Unido el año pasado. Como se observa en el estudio de la Dra. Bahri, la mayoría de las disposiciones sobre género se centran en el intercambio de información y la colaboración, y pocas de ellas son jurídicamente vinculantes.  Sin embargo, hay una excepción notable: la mayoría de las disposiciones sobre género contenidas en los acuerdos de libre comercio concertados por los países africanos son preceptivas y exigibles, lo que hace que la región sea pionera en esta esfera.

Me referiré ahora a las medidas relacionadas con el comercio y el género en la OMC. Desde que la OMC empezó a trabajar sobre estas cuestiones hace seis años, ha pasado de ser una Organización que no tenía en cuenta el género a una con perspectiva de género. Como resultado del establecimiento del Grupo de Trabajo Informal sobre Comercio y Cuestiones de Género en 2020 y la futura adopción de la Declaración sobre el Comercio y la Igualdad de Género, estamos ahora en camino de convertirnos en una Organización sensible a las cuestiones de género

Gracias a la creación del Grupo de Trabajo Informal sobre Comercio y Cuestiones de Género, más de 120 Miembros de la OMC hicieron que la cuestión del comercio y el género pasara a formar parte del programa de la OMC. El Grupo sirve de plataforma para intensificar los esfuerzos de los Miembros por aumentar la participación de las mujeres en el comercio mundial. Con este fin, los Miembros de la OMC han examinado diversos instrumentos, políticas y programas comerciales a efectos de brindar apoyo a las mujeres.

Ahora han decidido dar un paso más y adoptar la nueva Declaración sobre el Comercio y la Igualdad de Género, algo que estaba previsto hacer nuestra Duodécima Conferencia Ministerial, que se iba a celebrar en diciembre, pero que se pospuso debido al deterioro de la situación sanitaria a raíz de la COVID.  Esta será la primera Declaración Ministerial conjunta formal dedicada plenamente a apoyar la igualdad de género. Se centra en cuatro esferas fundamentales que son cruciales para que el comercio beneficie a las mujeres: la recopilación de datos, la formulación de políticas comerciales, la aplicación de una perspectiva de género a la labor de la OMC y la Ayuda para el Comercio.

Otro avance positivo es la inclusión de una disposición sobre no discriminación en el acuerdo plurilateral sobre la reglamentación nacional en el ámbito de los servicios concluido el año pasado. Se trata de la primera disposición sobre igualdad de género de un instrumento negociado en la OMC.

Por su parte, la Secretaría de la OMC apoya activamente a los Miembros en su labor sobre comercio y género. Como ya ha explicado Anoush, hemos puesto en marcha varias iniciativas, como el Centro de Investigación sobre Cuestiones de Género. La investigación puede ser un poderoso instrumento que los Gobiernos pueden utilizar al diseñar políticas comerciales sensibles a las cuestiones de género, y esta es la función principal del Centro.

La Secretaría también presta apoyo a los Miembros ofreciéndoles cursos de formación sobre comercio y género, recopilando datos y proponiendo instrumentos normativos que les ayuden a integrar el género en sus políticas. La base de datos que mencioné antes es un ejemplo de esa labor.

Quisiera concluir citando uno de los primeros lemas que las sufragistas utilizaban a principios del siglo pasado para obtener el derecho de voto: “Hechos, no palabras.”

Trataremos de cumplir este lema mientras transformamos a la OMC en una Organización sensible a las cuestiones de género, en la que se tomen medidas para dar más visibilidad a las mujeres y fomentar su empoderamiento.

Muchas gracias.

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