DIRECTOR GENERAL ADJUNTO XIANGCHEN ZHANG

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Excelencias,
señoras y señores:

El comercio puede ser una poderosa fuerza de cambio. Nuestra Directora General, Dra. Ngozi Okonjo-Iweala, ha reiterado en varias ocasiones que el comercio, y la OMC, forman parte de la solución al cambio climático y la degradación del medio ambiente.

El cambio climático es uno de los desafíos más acuciantes de nuestro tiempo. Según las estimaciones del Banco Mundial, los desastres naturales cuestan ya a los países de ingresos bajos y medianos 390.000 millones de dólares EE.UU. al año en daños relacionados con las infraestructuras hídricas, energéticas y de transporte.

En este contexto, adaptarse al cambio climático mediante la reducción de los riesgos y la vulnerabilidad relacionados con el clima es una estrategia económica de vital importancia. El comercio internacional puede contribuir a los esfuerzos de adaptación al cambio climático aumentando la resiliencia económica ante los fenómenos meteorológicos extremos a través de la diversificación de las cadenas de suministro, el aprovisionamiento oportuno de bienes y servicios esenciales, la mejora de la seguridad alimentaria y un mayor acceso a las tecnologías de adaptación relacionadas con el clima.

También es fundamental reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático. La transición a una economía con bajas emisiones de carbono entraña una importante transformación de los sistemas de energía, producción, transporte y uso de la tierra. Si bien las medidas de mitigación del cambio climático pueden acarrear costos económicos a corto plazo y causar la pérdida de puestos de trabajo a corto plazo, una transición justa hacia una economía más sostenible ofrece muchas posibilidades.

Según las estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía, cumplir los objetivos del Acuerdo de París exigiría que la inversión anual en energías limpias se triplicase hasta alcanzar los cuatro billones de dólares EE.UU. de aquí a 2030. Garantizar infraestructuras sostenibles será un factor determinante del crecimiento y la prosperidad en el futuro. Una transición verde también traerá consigo oportunidades de empleo: según las estimaciones de la OIT, mediante la economía verde se podrían crear 24 millones de puestos de trabajo en todo el mundo de aquí a 2030, con un aumento neto de 18 millones.

El comercio abierto desempeña un papel esencial en el empeño de proporcionar un acceso asequible a las tecnologías avanzadas necesarias para la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono. La reducción de los obstáculos al comercio de bienes y servicios ambientales contribuye a facilitar la transferencia y el despliegue de tecnologías de adaptación al cambio climático y para su mitigación.

El 85% de los Miembros que respondieron al cuestionario del Ejercicio de vigilancia y evaluación de la Ayuda para el Comercio de la OCDE y la OMC 2022 señalaron que sus objetivos comerciales nacionales tienen en cuenta las preocupaciones ambientales. Eso muestra la voluntad de los Miembros de utilizar el comercio como herramienta para el desarrollo sostenible. Debemos facilitar este proceso asegurándonos de que los Miembros, en particular los países en desarrollo y los PMA, cuentan con los recursos necesarios para tratar de alcanzar objetivos relacionados con el comercio y la sostenibilidad.

La Ayuda para el Comercio puede desempeñar un papel esencial en el esfuerzo de encauzar los recursos necesarios para que los países en desarrollo realicen una transición verde justa. La iniciativa de Ayuda para el Comercio ha seguido afianzándose, registrando un progresivo aumento de recursos año tras año desde el comienzo. En total, se han desembolsado a nivel mundial más de 556.000 millones de dólares EE.UU. en Ayuda para el Comercio para abordar las limitaciones relacionadas con el comercio de los países en desarrollo y los PMA. De hecho, en 2020 se registraron unos desembolsos sin precedentes de 48.700 millones de dólares EE.UU., eso a pesar de las incertidumbres generadas por las limitaciones presupuestarias y los efectos de la pandemia en los últimos años. 

Es muy interesante señalar que el 51% de los compromisos de Ayuda para el Comercio asumidos en 2020 incluyen objetivos relacionados con el clima. Una gran parte de esta financiación destinada al clima, alrededor del 40%, se ha asignado a los PMA.

También observamos una reestructuración de las prioridades de la Ayuda para el Comercio a nivel sectorial. En el sector de la energía, al que corresponde una gran proporción de las emisiones de gases de efecto invernadero, se está redirigiendo cada vez más apoyo a las energías renovables. Los desembolsos de la Ayuda para el Comercio destinados a fuentes renovables aumentaron en un 36% entre 2019 y 2020. Durante el mismo período, la proporción de los desembolsos para fuentes no renovables de hecho disminuyó en un 26%.

Los Miembros de la OMC han adoptado medidas activamente para contribuir a facilitar la transición hacia el desarrollo sostenible. Iniciativas como los Debates Estructurados sobre el Comercio y la Sostenibilidad Ambiental, el Diálogo Informal sobre la Contaminación Producida por los Plásticos y el Comercio de Plásticos Ambientalmente Sostenible, y la Reforma de las Subvenciones a los Combustibles Fósiles dan fe del compromiso de los Miembros para llevar adelante el cambio. Otro ejemplo de este compromiso es el Acuerdo sobre las Subvenciones a la Pesca, que se concertó el mes pasado durante la Conferencia Ministerial. Este Acuerdo muestra el interés de los Miembros en hacer frente a las cuestiones del clima y la sostenibilidad en el marco de la OMC.

Aunque vemos avances en la Ayuda para el Comercio, e impulso en la OMC, el cambio no se produce con la rapidez necesaria. Seguimos sin alcanzar el objetivo de 100.000 millones al año que fijamos para la financiación destinada al clima en 2020. Hay aún una brecha considerable entre lo que se necesita y lo que se ha aportado. Los países en desarrollo y los PMA necesitan apoyo urgente para implantar infraestructuras climáticamente inteligentes y redirigir la producción nacional hacia la sostenibilidad.  No estamos aprovechando plenamente las posibilidades del sistema multilateral de comercio para acelerar el ritmo del cambio a fin de adaptarnos al cambio climático y mitigar sus repercusiones.

Eso no significa que no hayamos realizado avances. Los países en desarrollo y los PMA han asumido el liderazgo en muchos aspectos. En estos países se han llevado a cabo varios impresionantes proyectos a la vanguardia del desarrollo sostenible. Por ejemplo, en esta sesión oirán ustedes hablar más acerca del proyecto de energía eólica del lago Turkana de Kenya, que constituye una historia fascinante.

Espero que los debates que mantengamos hoy allanen el camino para comprender mejor la situación actual. Espero asimismo que en los debates se señalen las medidas que podemos adoptar, como comunidad internacional, para acelerar la marcha hacia una Ayuda para el Comercio sostenible.

Gracias.

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