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Factores como la guerra en Ucrania, la elevada inflación, las perturbaciones de la cadena de suministro y la desaceleración económica mundial han provocado un aumento vertiginoso de los precios de los abonos y productos agrícolas, según el estudio titulado “Global fertilizer markets and policies: a joint FAO/WTO mapping exercise” (Políticas y mercados mundiales de abonos: ejercicio de cartografía conjunto FAO/OMC), lo cual ha dado lugar a una disponibilidad limitada en muchos países. El estudio prevé que es probable que la escasez de abonos persista en 2023, poniendo en peligro la producción agropecuaria y la seguridad alimentaria en África en particular, donde los agricultores dependen en gran medida de los insumos agrícolas importados.

Asimismo, el estudio examina las medidas adoptadas por los Miembros de la OMC en relación con los abonos entre el 1 de enero de 2021 y el 15 de octubre de 2022 y su repercusión en el mercado mundial de abonos. El estudio revela que, en ese período, 19 Miembros de la OMC introdujeron 41 medidas relacionadas con los abonos, siendo el 75% de ellas medidas de política comercial. Las medidas de restricción de las exportaciones llegaron a representar hasta el 41% de todas las medidas relacionadas con los abonos, mientras el aumento de los aranceles y las subvenciones internas han ejercido una presión adicional al alza sobre los precios internacionales de los abonos, en especial desde finales de 2021, según el estudio.

El estudio insta a los Gobiernos del G20 a que apliquen todas las medidas de política de que disponen para hacer frente a la crisis de los abonos, subrayando la necesidad de hacer “todo lo posible” para mantener abierto el comercio de abonos para que los insumos lleguen a los países que más los necesitan.  

El estudio recomienda, sobre todo, que los Gobiernos del G20 mantengan abiertos los mercados de alimentos, piensos y abonos y que reduzcan al mínimo las perturbaciones del comercio de abonos, en particular, que se abstengan de aplicar restricciones a la exportación incompatibles con las normas de la OMC. Subraya la necesidad de garantizar el acceso a los abonos para los países más vulnerables, en particular movilizando la ayuda financiera internacional y aprovechando las herramientas de gestión del riesgo, como el intercambio de contratos de abonos con el fin de protegerse contra la extrema volatilidad de los precios. Además, pone de manifiesto la necesidad de aumentar la transparencia del mercado y de las políticas, mediante la presentación a la OMC de notificaciones oportunas y completas de medidas comerciales por parte de los Miembros del G20 y una mejor vigilancia de los datos y las políticas en la FAO y a través del Sistema de información sobre el mercado agrícola (SIMA) del G20.

Por último, el estudio recomienda mejorar la fertilidad del suelo y acelerar la innovación para un uso más eficiente de los abonos, utilizando más las prácticas agrícolas de precisión, reducir las subvenciones a los abonos y promover sistemas alimentarios sostenibles y resilientes.

El estudio conjunto de la OMC-FAO está disponible aquí.

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