Lo que está ocurriendo en la OMC

NOTICIAS:  COMUNICADOS DE PRENSA 1996

PRESS/57
9 de octubre de 1996

“El Comecio y la inversi�n extranjera directa” Nuevo Informe de la OMC

En vista de las vinculaciones econ�micas, institucionales y jur�dicas cada vez mayores que existen entre el comercio y la inversi�n extranjera directa (IED), �conviene que los gobiernos Miembros de la OMC sigan recurriendo a acuerdos bilaterales en materia de IED, o deber�n en cambio crear un marco multilateral que reconozca esos estrechos v�nculos y tenga en cuenta los intereses de todos los Miembros de la OMC, desarrollados, en desarrollo y menos adelantados por igual?

Para ayudar a la comunidad comercial a determinar la actitud que ha de asumir la OMC frente a la importancia creciente de la IED, la Secretar�a de la OMC ha dado a conocer hoy (16 de octubre) un informe de 60 p�ginas titulado "El comercio y la inversi�n extrajera directa", que trata de las vinculaciones econ�micas, institucionales y jur�dicas que existen entre la IED y el comercio mundial. En �l se examina la interacci�n de comercio e IED, incluida la repercusi�n que �sta tiene en el comercio de los pa�ses de origen y los pa�ses receptores. Se pasa revista a los costos y beneficios atribuidos a la IED y se consideran las consecuencias de la competencia entre pa�ses receptores por obtener inversiones. Tambi�n figura en el informe una exposici�n de las normas que rigen la inversi�n extranjera, as� como un breve comentario sobre las actuales normas y disciplinas de la OMC relacionadas con la inversi�n. El informe concluye con un examen de las cuestiones fundamentales de pol�tica que tienen planteadas los Miembros de la OMC.

Se adjunta el texto completo del informe.

Nota a las redacciones:

Los coautores del informe -Richard Blackhurst, Director de la Divisi�n de Estudios y An�lisis Econ�micos, y Adrian Otten, Director de la Divisi�n de Propiedad Intelectual e Inversiones- realizar�n una sesi�n de informaci�n a la prensa el mi�rcoles 16 de octubre a las 14.30 h en la Sala III del Palacio de las Naciones, Naciones Unidas, Ginebra. Est�n invitados a asistir los representantes de la televisi�n, la radio y la prensa escrita.

Cap�tulo IV el Comrecio y la inversi�n extranjera directa
I. Introducci�n

Hay muchas razones por las cuales la inversi�n extranjera directa (IED) se ha convertido en un tema muy debatido. Una de las razones es el aumento espectacular de los flujos mundiales anuales entre 1985 y 1995, que pasaron de unos 60.000 millones de d�lares EE.UU. a una cifra estimada en 315.000 millones (gr�fico 1), y el consiguiente aumento de su importancia relativa como fuente de capitales de inversi�n en varios pa�ses.See footnote 1 El monto acumulado de las inversiones extranjeras directas, en cambio, ha ido creciendo, y las estimaciones apuntan a que las ventas de las filiales extranjeras de las sociedades transnacionales (STN) superan el valor del comercio mundial de mercanc�as y servicios (que fue de 6,1 billones de d�lares EE.UU. en 1995), que el comercio intraempresarial de las STN representa aproximadamente la tercera parte del comercio mundial y que las exportaciones de las STN a sociedades que no son filiales suyas representan otra tercera parte del comercio mundial, correspondiendo el tercio restante al comercio entre empresas nacionales (distintas de las STN).See footnote 2

El vivo inter�s por la IED tambi�n forma parte de un inter�s m�s amplio por las fuerzas que impulsan la actual integraci�n de la econom�a mundial, o lo que todos llaman familiarmente la "mundializaci�n". Entre las pruebas m�s tangibles de esta mundializaci�n se han citado el aumento m�s o menos firme de la relaci�n comercio/PIB mundiales y la mayor importancia de las instalaciones de producci�n y distribuci�n de propiedad extranjera en la mayor parte de los pa�ses.See footnote 3


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Las inversiones extranjeras directas tambi�n se consideran una manera de incrementar la eficiencia en el empleo de los escasos recursos mundiales. Un ejemplo reciente y espec�fico es la funci�n atribuida a la IED en los esfuerzos destinados a estimular el crecimiento econ�mico en muchos de los pa�ses m�s pobres del mundo. Ello se debe en parte a la esperada continua aminoraci�n del papel de la ayuda al desarrollo (de la que tradicionalmente estos pa�ses han dependido mucho), y la consiguiente b�squeda de otras fuentes alternativas de capital extranjero. M�s importante a�n es que la IED, de la que s�lo una �nfima cantidad llega a los pa�ses m�s pobres, puede constituir una fuente no s�lo de unos capitales que tanta falta hacen, sino tambi�n de nueva tecnolog�a y de bienes inmateriales como los conocimientos en materia de organizaci�n y gesti�n, as� como de redes de comercializaci�n. La inversi�n extranjera directa pueden tambi�n estimular la competencia, la innovaci�n, el ahorro y la formaci�n de capital, y por consiguiente, la creaci�n de empleo y el crecimiento econ�mico.See footnote 4 Adem�s de reformas a fondo de las pol�ticas y pr�cticas nacionales en los pa�ses m�s pobres, esto es precisamente lo que se necesita para conseguir que cambien de signo unas perspectivas que de otro modo ser�an pesimistas.

A nivel institucional, la creciente importancia de la IED, junto con la ausencia de unas normas multilaterales vinculantes aplicables a las pol�ticas nacionales en materia de inversiones extranjeras directas, ha creado lo que muchos consideran un obst�culo que podr�a aminorar el ritmo de una mayor integraci�n de la econom�a mundial. El reconocimiento de la necesidad de elaborar unas normas multilaterales sobre la inversi�n extranjera no es nuevo -en efecto, la Carta de La Habana por la que se creaba la Organizaci�n Internacional de Comercio que nunca lleg� a ver la luz (origen del GATT y “antecesora espiritual” de la OMC) conten�a disposiciones relativas a la inversi�n extranjera- pero hasta la fecha no han dado frutos los intentos de llegar a un amplio acuerdo multilateral que establezca unas normas vinculantes.

Ha renovado el inter�s por la IED en los c�rculos comerciales la idea de que el comercio y la inversi�n extranjera directa son simplemente dos formas -a veces alternativas pero cada vez m�s complementarias- de atender los mercados extranjeros, y de que ya est�n vinculadas entre s� de diversas maneras. Los 27 pa�ses de la OCDE (m�s la Comisi�n de la CE) est�n negociando un acuerdo sobre la inversi�n extranjera, que se prev� quedar� finalizado a tiempo para la Reuni�n Ministerial de la OCDE en 1997. A nivel multilateral, el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios de la OMC, al incluir normas relativas a la "presencia comercial", reconoce que las inversiones extranjeras directas son un requisito previo para la exportaci�n de muchos servicios (no existen normas correspondientes sobre la presencia comercial en el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, que regula el comercio de mercanc�as).

Es importante a�adir que no todo el mundo muestra el mismo entusiasmo ante esta evoluci�n. Las cr�ticas se refieren a los posibles efectos negativos de la IED. En los pa�ses “de origen” (de donde salen los flujos de capital), se afirma que las inversiones extranjeras directas exportan empleo y hacen bajar los salarios. En los pa�ses “receptores” (que reciben esas inversiones), existen dudas acerca de las repercusiones a mediano plazo en la balanza de pagos, la posible monopolizaci�n del mercado interno, y, de manera m�s general, los efectos de la IED en la capacidad del gobierno para administrar la econom�a. Las cr�ticas se refieren tambi�n a las consecuencias que pueda tener la creaci�n de un acuerdo multilateral que establezca principios comunes para la elaboraci�n de normas nacionales sobre la IED y obligue a cada signatario a consolidar sus normas en el marco del acuerdo. La obligaci�n de consolidar las pol�ticas nacionales sobre la IED en el marco de un acuerdo multilateral ser�a considerada, seg�n las cr�ticas, una manera a�n m�s eficaz de privar a un pa�s de su derecho a controlar las entradas de IED.

M�s abajo se exponen respuestas a estas inquietudes, junto con una relaci�n cuidadosamente documentada de los numerosos beneficios que la IED reporta a los pa�ses receptores y que deben tomarse en consideraci�n a la hora de definir la actitud general de un pa�s frente a las entradas de IED.

El tema central del presente informe

Existe ya una bibliograf�a acad�mica bastante completa sobre el tema general de la econom�a de las inversiones extranjeras directas.See footnote 5 Adem�s, en la edici�n anual de la UNCTAD del World Investment Report se analizan una serie de aspectos de las inversiones extranjeras directas, y tanto el FMI como la UNCTAD y la OCDE publican estad�sticas detalladas sobre estas inversiones. En conjunto, estos datos ofrecen una introducci�n muy completa, tanto conceptual como emp�rica, a muchas cuestiones relacionadas con la IED.

En el marco de la OMC, el aspecto m�s interesante y pertinente de la inversi�n extranjera directa son sus v�nculos -econ�micos, institucionales, jur�dicos- con el comercio mundial. Teniendo esto en cuenta, se decidi� centrar el presente informe en los v�nculos entre la IED y el comercio, en lugar de la IED per se. El objetivo es tratar de colmar una peque�a laguna en la bibliograf�a y ayudar a los c�rculos comerciales a evaluar las diversas propuestas acerca de c�mo la OMC debe abordar la creciente importancia de la IED.

Esta secci�n introductoria va seguida de un examen, en la Parte II, de la relaci�n entre el comercio y la IED, incluido el impacto de esta inversi�n en el comercio de los pa�ses de origen y el de los pa�ses receptores. En la Parte III se pasa revista a los costos y beneficios atribuidos a la IED, y se consideran las consecuencias de la competencia entre los pa�ses de origen por atraer inversiones extranjeras directas. Las normas (distintas de las de la OMC) que rigen las inversiones extranjeras se examinan en la Parte IV, y en la Parte V se comentan brevemente las normas y disciplinas existentes en la OMC acerca de esas inversiones. La Parte VI concluye el informe con una rese�a de los v�nculos econ�micos, institucionales y jur�dicos entre la IED y el comercio y sus consecuencias en lo que respecta a las opciones que se presentan a los Miembros de la OMC.

Sin embargo, antes de abordar el cuerpo del informe, ser�a �til examinar brevemente una serie de estad�sticas b�sicas sobre la IED a fin de situar en el contexto que le corresponde el an�lisis que se hace despu�s (v�ase el recuadro 1 sobre la definici�n y medici�n de la inversi�n extranjera directa).

Recuadro 1
Definici�n y medici�n de la inversi�n extranjera directa

Se habla de inversi�n extranjera directa (IED) cuando un inversor radicado en un pa�s (el pa�s de origen) adquiere un activo en otro pa�s (el pa�s receptor) con la intenci�n de administrar ese activo. El elemento de administraci�n es lo que diferencia la IED de una inversi�n de cartera en acciones, obligaciones y dem�s instrumentos financieros extranjeros. En la mayor parte de los casos el inversor y el activo que �ste administra en el extranjero son sociedades mercantiles. En este caso, el inversor suele conocerse con el nombre de "sociedad matriz" y el activo con el de “filial” o “empresa afiliada”.

Existen tres categor�as principales de inversiones extranjeras directas:

-    Las acciones y otras participaciones de capital son el valor de las inversiones de una sociedad transnacional (STN) en acciones de una empresa en un pa�s extranjero. Normalmente, se considera que el umbral que da el control sobre el activo adquirido es una participaci�n de capital del 10 por ciento o m�s de las acciones ordinarias o del total de los votos en el caso de una sociedad an�nima (o su equivalente en el caso de una empresa no constituida en sociedad). Esta categor�a incluye las fusiones y adquisiciones y las inversiones totalmente nuevas (la creaci�n de nuevas instalaciones). Las fusiones y las adquisiciones son una importante fuente de IED para los pa�ses desarrollados, aunque su importancia relativa var�a considerablemente.

-    Las utilidades reinvertidas constituyen la participaci�n de la STN en las utilidades de la filial o afiliada que no se distribuyen como dividendos ni se remiten a la STN. Se supone que estas utilidades retenidas son reinvertidas en la propia filial. Este rubro puede representar hasta el 60 por ciento de las salidas de IED en pa�ses como los Estados Unidos y el Reino Unido.

-    Por otro capital se entiende los pr�stamos de fondos a corto y largo plazo entre la STN y la filial.

Las estad�sticas disponibles sobre la IED, que distan mucho de ser ideales, provienen principalmente de tres fuentes. En primer lugar, est�n las estad�sticas de los archivos de los ministerios y organismos que administran las leyes y reglamentos del pa�s sobre las inversiones extranjeras directas. Las solicitudes de autorizaci�n y el cumplimiento de los requisitos de notificaci�n permiten a esos organismos registrar datos sobre los flujos de IED. Por lo general no se suelen registrar los beneficios reinvertidos, los pr�stamos internos del grupo transnacional y las liquidaciones de inversiones, y no todas las inversiones notificadas son realizadas en su totalidad en el per�odo abarcado por la notificaci�n. En segundo lugar, est�n los datos sobre las inversiones extranjeras directas tomados de estudios -hechos o no por el gobierno- en que se eval�an los datos sobre la financiaci�n y la explotaci�n de las sociedades. Si bien estos datos proporcionan informaci�n sobre las ventas (internas y externas), los beneficios, el empleo y la parte de la producci�n nacional correspondiente al valor a�adido de las filiales extranjeras, a menudo no pueden compararse entre los distintos pa�ses debido a diferencias en las definiciones y la cobertura. En tercer lugar, est�n los datos procedentes de las estad�sticas de la balanza de pagos, para las que se han establecido unas directrices acordadas internacionalmente que est�n recogidas en la quinta edici�n del Manual de Balanza de Pagos del FMI. Las tres categor�as de inversiones extranjeras directas antes descritas est�n tomadas de esas directrices.

Muchos pa�ses -incluidos algunos pa�ses del G.7- no han cumplido todav�a plenamente las directrices del FMI (en particular, no siempre se contabilizan las utilidades reinvertidas y las transacciones entre empresas afiliadas), lo que dificulta la comparaci�n de los datos sobre inversiones extranjeras directas entre los distintos pa�ses. Adem�s, un gran n�mero de pa�ses en desarrollo no proporcionan datos sobre esas inversiones. La edici�n de 1995 del World Investment Report de la UNCTAD tuvo que basarse en las estad�sticas de los miembros de la OCDE para poder hacer una estimaci�n de los flujos de inversiones extranjeras directas correspondientes a unos 55 pa�ses. Pese a las recientes mejoras, ser� necesario desplegar m�s esfuerzos a nivel nacional antes de poder disponer a nivel mundial de datos sobre las inversiones extranjeras directas que sean comparables y razonablemente completos.

Tendencias recientes de la inversi�n extranjera directa

El gr�fico 1 que figura m�s arriba abarca un poco m�s de dos d�cadas. A finales del decenio de 1970 las salidas anuales de IED desde los pa�ses de la OCDE hacia todos los destinos (incluso entre ellos) se hab�a duplicado, pasando de unos 25.000 millones de d�lares EE.UU. a casi 60.000 millones (actualmente, los pa�ses de la OCDE han recibido aproximadamente el 73 por ciento y originado aproximadamente el 92 por ciento de inversiones extranjeras directas). No obstante, estas son cifras nominales, y si se tiene en cuenta que los pa�ses de la OCDE vivieron dos per�odos con una inflaci�n de dos cifras en el decenio de 1970, es evidente que en valor real, una vez deducida la inflaci�n, hubo un aumento m�nimo o nulo de las salidas anuales. Despu�s de descender pronunciadamente a principios del decenio de 1980, estas salidas empezaron de nuevo a aumentar. Entre 1986 y 1989, en cambio, los flujos anuales de inversiones extranjeras directas se incrementaron a un ritmo fenomenal, multiplic�ndose por cuatro en cuatro a�os. En la segunda mitad de este cuatrienio de rebosante actividad inversora, el total mundial experiment� un nuevo impulso, aunque menor, con la triplicaci�n (a partir de cifras muy bajas) de las salidas de IED de las econom�as no pertenecientes a la OCDE, en particular de Hong Kong. Concretamente, la parte porcentual de los pa�ses no miembros de la OCDE en las salidas mundiales de IED pas� del 5 por ciento en 1983-1987 al 15 por ciento en 1994.See footnote 6

En los pa�ses de la OCDE, este per�odo de fuerte crecimiento de la IED fue seguido de cinco a�os (1990-1994) de estancamiento o descenso de las salidas anuales, lo que seguramente se debi� en parte a la disminuci�n generalizada de la actividad econ�mica. Luego, en 1995, hubo una espectacular inversi�n de la tendencia, y se ha calculado que las salidas de IED de la zona de la OCDE aumentaron un 40 por ciento.See footnote 7

Una pregunta que se formula con frecuencia es si las inversiones extranjeras directas crecen m�s r�pidamente que el comercio mundial. La respuesta depende del per�odo que se tome. Entre 1986 y 1989, y posteriormente en 1995, las salidas de IED aumentaron con mucha m�s rapidez que el comercio mundial. Al contrario, entre 1973 y 1984 y 1990 y 1994 el crecimiento de la IED se mantuvo por debajo del crecimiento del comercio mundial.See footnote 8 Durante todo el per�odo comprendido entre 1973 y 1995 el valor estimado de los flujos anuales de IED se multiplic� por m�s de 12 (de 25.000 millones de d�lares EE.UU. a 315.000 millones), mientras que el valor de las exportaciones de mercanc�as se multiplic� por 8,5 (de 575.000 millones de d�lares EE.UU. a 4,9 billones).

Si se comparan los flujos de inversiones extranjeras directas y los flujos de inversiones de cartera internacionales en el per�odo 1988-1994 se comprueba que los flujos anuales medios de estos dos tipos de inversiones internacionales eran m�s o menos id�nticos en 1988-1990, per�odo despu�s del cual las inversiones de cartera registraron tres a�os de r�pido crecimiento alcanzando un monto (630.000 millones de d�lares EE.UU. en 1993) equivalente a m�s del doble del de las inversiones extranjeras directas.See footnote 9 En 1994 el pronunciado descenso del crecimiento de las inversiones de cartera redujo en parte esta diferencia (todav�a no se disponen de los datos de 1995 relativos a las inversiones de cartera). Una tercera categor�a de flujos financieros, de particular importancia para muchos pa�ses en desarrollo, es el financiamiento oficial del desarrollo.See footnote 10 En 1994, cuando el flujo de inversiones internacionales de cartera equival�a a aproximadamente 350.000 millones de d�lares EE.UU. y los flujos de inversiones directas a 230.000 millones de d�lares EE.UU. (en ambos casos hacia todos los destinos), los pa�ses de la OCDE proporcionaron unos 60.000 millones de d�lares EE.UU. en concepto de financiamiento oficial del desarrollo, de los cuales unos 50.000 millones fueron a los pa�ses en desarrollo y el resto a las econom�as en transici�n.

Se estima que en 1995 las entradas de IED en los pa�ses no pertenecientes a la OCDE totalizaron 112.000 millones de d�lares EE.UU. De �stos, 65.000 millones aproximadamente fueron a Asia y otros 27.000 millones a Am�rica Latina (incluido M�xico). Los restantes 20.000 millones se dividieron en partes pr�cticamente iguales entre los pa�ses en transici�n de Europa por un lado y �frica y el Oriente Medio por otro.

La parte de las entradas mundiales de IED correspondiente a los pa�ses no miembros de la OCDE, que disminuy� en el decenio de 1980, aument� del 20 a alrededor del 35 por ciento entre 1990 y 1995.See footnote 11 China, como pa�s receptor, se llev� una buena parte del aumento, pero otros pa�ses en desarrollo, en particular de Asia y Am�rica Latina, tambi�n se beneficiaron de un pronunciado aumento de las entradas de inversiones extranjeras directas. Al mismo tiempo, los flujos de IED hacia los pa�ses no miembros de la OCDE se concentraron en un peque�o n�mero de pa�ses. En 1995 China recibi� aproximadamente la tercera parte de todas las inversiones extranjeras directas que entraron en los pa�ses no miembros de la OCDE (38.000 millones de d�lares EE.UU. de un total de 112.000 millones), y nueve pa�ses recibieron otro 35 por ciento.See footnote 12 El 31 por ciento restante, o 36.000 millones de d�lares EE.UU., se repartieron (no en partes iguales) entre aproximadamente los dem�s 135 pa�ses en desarrollo y en transici�n. Los pa�ses menos adelantados atrajeron entre 1990 y 1995 un promedio de 1.100 millones de d�lares de entradas de IED, que representaron alrededor del 0,5 por ciento de las corrientes mundiales de IED.See footnote 13

Pasando a las entradas acumulativas, en el cuadro 1 figuran las cifras correspondientes a las entradas acumulativas totales de los principales pa�ses receptores en el per�odo 1985-95. De los 20 pa�ses incluidos en el cuadro, siete son pa�ses en desarrollo. China se sit�a en cuarto lugar, figurando tambi�n en la lista M�xico, Singapur, Malasia, Argentina, Brasil y Hong Kong.See footnote 14 El cuadro 1 tambi�n pone de relieve el hecho de que los principales pa�ses receptores de inversiones extranjeras directas tambi�n son en su mayor�a principales pa�ses de origen de estas inversiones (estos �ltimos figuran en negrita). Las primeras nueve econom�as receptoras, junto con siete de los restantes 11 pa�ses receptores, figuran en la lista de los 20 principales pa�ses de origen.

Cuadro 1
Principales pa�ses receptores de inversiones extranjeras directas seg�n las entradas acumulativas, 1985-1995

Puesto Pa�s Inversiones extranjeras directas

(En miles de millones de d�lares EE.UU.)

Inversiones extranjeras directas per c�pita

(En d�lares EE.UU.)

1 Estados Unidos 477 ,5 1.820 (13 )*
2 Reino Unido 199 ,6 3.410 (7 )
3 Francia 138 ,0 2.380 (10 )
4 China 130 ,2 110 (20 )
5 Espa�a 90 ,9 2.320 (11 )
6 B�lgica-Luxemburgo 72 ,4 6.900 (2 )
7 Pa�ses Bajos 68 ,1 4.410 (3 )
8 Australia 62 ,6 3.470 (6 )
9 Canad� 60 ,9 2.060 (12 )
10 M�xico 44 ,1 470 (17 )
11 Singapur 40 ,8 13.650 (1 )
12 Suecia 37 ,7 4.270 (4 )
13 Italia 36 ,3 630 (16 )
14 Malasia 30 ,7 1.520 (14 )
15 Alemania 25 ,9 320 (18 )
16 Suiza 25 ,2 3.580 (5 )
17 Argentina 23 ,5 680 (15 )
18 Brasil 20 ,3 130 (19 )
19 Hong Kong 17 ,9 2.890 (9 )
20 Dinamarca 15 ,7 3.000 (8 )

*    Las cifras entre par�ntesis indican el puesto de los principales pa�ses receptores seg�n las entradas per c�pita.

Nota:    Los pa�ses que figuran en negrita tambi�n se encuentran entre los 20 principales pa�ses de origen de las inversiones extranjeras directas (cabe se�alar que la definici�n de la inversi�n extranjera directa var�a considerablemente seg�n los pa�ses). Se excluyen las Bermudas, cuyas entradas acumulativas de IED, principalmente en el sector financiero, alcanzaron la cifra de 21.500 millones de d�lares.

Fuentes:    Base de datos de la UNCTAD sobre IED para las 20 primeras econom�as receptoras, y Naciones Unidas (1996) para las cifras relativas a la poblaci�n empleadas para calcular las cifras per c�pita.

En el cuadro 1 se dan tambi�n las cifras de las entradas acumulativas per c�pita (cabe se�alar que no hay raz�n para pensar que se trata de los primeros 20 pa�ses sobre una base per capita). En muchos casos, el orden es muy diferente del correspondiente a las entradas totales. El cambio m�s notable es el de China, que pasa del cuarto lugar en t�rminos de las entradas totales al vig�simo lugar por las entradas per c�pita. Los mayores descensos despu�s del de China son el de los Estados Unidos (del primero al decimotercer lugar) y Francia (del tercero al d�cimo lugar). Como contrapartida, evidentemente, algunos pa�ses -en particular las peque�as econom�as- se sit�an en puestos m�s altos si se toman las cifras per c�pita. Dinamarca, Suiza, Hong Kong y Singapur ganan 10 puestos, o m�s, cada uno.

La mitad superior del gr�fico 2 indica d�nde han colocado sus inversiones extranjeras directas las STN de los seis principales pa�ses de origen (los seis pa�ses se han escogido en funci�n de los datos de que se dispuso; juntos totalizaron aproximadamente las dos terceras partes de las salidas totales de inversiones extranjeras directas durante la pasada d�cada).See footnote 15 Tanto en 1984 como en 1994 el principal destino fueron otros pa�ses de la OCDE. Incluso el Jap�n, que fue de los seis pa�ses el que ten�a menos inversiones directas en otros pa�ses de la OCDE en 1984, vio aumentar en m�s de un tercio entre 1984 y 1994 la proporci�n de sus inversiones extranjeras directas totales radicada en la zona de la OCDE. De los tres pa�ses europeos que figuran en el gr�fico, solamente el Reino Unido ten�a algo m�s que una parte insignificante del monto acumulado de sus inversiones extranjeras directas radicada en pa�ses de Asia no miembros de la OCDE en ambos a�os.

Se observan mayores diferencias entre los seis pa�ses si se analiza la distribuci�n sectorial del monto acumulado de sus inversiones extranjeras directas en otros pa�ses, tal como se indica en la mitad inferior del gr�fico 2. La parte de la IED en los sectores de la agricultura y la miner�a (principalmente combustibles) alcanz� su m�ximo en el Reino Unido y su m�nimo en Alemania. El Reino Unido es el �nico de los seis pa�ses del gr�fico que vio aumentar entre 1984 y 1994 la proporci�n de sus inversiones extranjeras directas en el sector manufacturero, y Francia es el �nico pa�s que vio aumentar la parte de su IED en la agricultura y la miner�a entre ambos a�os. Por otro lado, los seis pa�ses incrementaron la parte porcentual de su IED en el sector de los servicios entre 1984 y 1994, correspondiendo los mayores incrementos a Alemania y los Estados Unidos.See footnote 16 En 1994 la proporci�n de IED en el sector de los servicios super� la correspondiente al sector manufacturero en estos pa�ses, con la excepci�n del Reino Unido y Alemania, donde ambos sectores registraron la misma proporci�n (para el Jap�n la parte correspondiente a los servicios fue m�s de dos veces superior a la del sector manufacturero).


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S�lo en el caso de los Estados Unidos se dispone de estad�sticas relativamente detalladas sobre los flujos de IED en 1995, de las cuales se resumen los principales elementos en el recuadro 2. En lo que respecta al hecho de que una parte considerable de las salidas de IED de los Estados Unidos siguen dirigi�ndose a pa�ses de "salarios m�s altos", se observa que las salidas de IED del Jap�n siguen una tendencia bastante similar. Seg�n un reciente estudio del Banco Mundial, basado en una encuesta realizada por el Ministerio de Comercio Internacional e Industria del Jap�n, las STN japonesas que invierten en Asia conceden m�s importancia a la disponibilidad de mano de obra calificada, a la imposici�n de restricciones m�nimas a la actividad empresarial y a la existencia de un gran mercado interior que a los bajos salarios.See footnote 17

Recuadro 2
Tendencias de las inversiones extranjeras directas realizadas por las sociedades transnacionales estadounidenses en 1995

Se dispone de estad�sticas relativamente detalladas sobre las salidas de inversiones extranjeras directas realizadas por las sociedades transnacionales de los Estados Unidos en 1995. Los aspectos m�s sobresalientes de esas estad�sticas son �stos:
-    R�pido crecimiento de las inversiones extranjeras directas. Las salidas de inversiones extranjeras directas realizadas por sociedades transnacionales estadounidenses se incrementaron en m�s de un 110 por ciento en 1995 y alcanzaron un total de 97.000 millones de d�lares EE.UU., frente a 46.000 millones en 1994.
-    Utilidades reinvertidas y fusiones y adquisiciones. El nivel r�cord alcanzado por las inversiones extranjeras directas estadounidenses en 1995 se debi� en gran parte a la reinversi�n de utilidades y la adquisici�n de nuevas empresas efectuadas por las sociedades transnacionales estadounidenses. Las utilidades reinvertidas totalizaron 58.900 millones de d�lares EE.UU. en 1995, frente a 34.700 millones en 1994. Adem�s, las salidas de inversiones para adquisici�n de participaciones de capital pasaron de 11.700 millones de d�lares EE.UU. a 41.600 millones, con un incremento del 255 por ciento con respecto a 1994 debido a la oleada de fusiones y adquisiciones realizadas por sociedades estadounidenses, en particular en Europa Occidental. Las m�s activas en estas operaciones de fusiones y adquisiciones fueron las compa��as farmac�uticas y las empresas el�ctricas.
-    Orientaci�n hacia Europa. Europa contin�a conservando su atractivo para las sociedades transnacionales estadounidenses: en 1995 absorbi� 50.200 millones de d�lares EE.UU. o el 53 por ciento del total de las inversiones extranjeras directas de los Estados Unidos. El flujo de las inversiones de las transnacionales estadounidenses hacia Europa se triplic� con respecto a 1994.
-    Las inversiones extranjeras directas realizadas por los Estados Unidos en Asia y Am�rica Latina tambi�n aumentaron r�pidamente en 1995. Las salidas de inversiones extranjeras directas estadounidenses hacia Asia se incrementaron un 66 por ciento con respecto a 1994. En el caso de las inversiones hechas en Am�rica Latina el aumento fue del 35 por ciento.
-    Hacia pa�ses de salarios m�s altos. Aunque el acceso a salarios bajos y materias primas baratas sigue siendo un factor importante, el r�pido crecimiento de las inversiones extranjeras directas de transnacionales estadounidenses en Europa hace pensar que el costo m�s bajo de estos factores de producci�n no es el factor que m�s ha influido en el grueso de las inversiones extranjeras directas de los Estados Unidos.

-    Funci�n destacada del sector manufacturero. En general, las industrias manufactureras recibieron m�s de la mitad de las salidas de inversiones extranjeras directas estadounidenses en 1995. De nuevo, Europa fue el principal destino de las inversiones directas de los Estados Unidos en el sector manufacturero, si bien las salidas hacia Am�rica del Sur y Asia tambi�n se incrementaron considerablemente en 1995. Entre las industrias manufactureras, los productos qu�micos fueron el principal destino de las salidas de inversiones extranjeras directas estadounidenses (el 42 por ciento del total de esas inversiones en el sector manufacturero), seguidos por las m�quinas (12 por ciento), otros productos manufacturados (12 por ciento), el equipo de transporte (8 por ciento), los alimentos elaborados (6 por ciento) y los metales (5 por ciento).

Fuente:    Deloitte & Touche Consulting Group (1996).

II.    El Comercio y la inversi�n extranjera directa

La mayor parte de los trabajos emp�ricos sobre la relaci�n entre la IED y el comercio no han tratado de establecer un v�nculo causal entre ambos, es decir, determinar, por ejemplo, si las entradas de inversiones extranjeras directas hacen que las exportaciones sean mayores de lo normal o si, en cambio, el aumento de las exportaciones atrae mayores cantidades de esas inversiones. Estos trabajos se han centrado m�s bien en el objetivo m�s modesto de tratar de determinar si un aumento de una de estas dos variables se acompa�a autom�ticamente de un aumento o disminuci�n de la otra -en otras palabras, si existe una correlaci�n entre ambas. Por lo general se suele decir que se trata de comprobar si el comercio y la IED son sustituibles entre s� (tienen una correlaci�n negativa) o son complementarios (tienen una correlaci�n positiva).

Cuando se examina la relaci�n entre ambas variables, la cuesti�n de si la IED y el comercio son sustituibles entre s� o son complementarios tiene una importancia secundaria. Una relaci�n de sustituci�n puede crear un v�nculo tan fuerte como la relaci�n de complementariedad. Y si existe un v�nculo entre ambos, esto significa que las pol�ticas comerciales pueden afectar a los flujos de IED y las pol�ticas relativas a estas inversiones a los flujos comerciales, y que por lo tanto convendr�a que ambas pol�ticas se trataran conjuntamente.

En esta secci�n se hace una exposici�n general de los resultados de los estudios de la relaci�n entre la IED y el comercio, empezando con una breve rese�a de las tesis que se sustentan hoy d�a acerca de cu�les son los factores que impulsan a una empresa a hacer una inversi�n directa en el extranjero. Como se ir� viendo, el conocimiento de los factores que empujan a las empresas a efectuar inversiones extranjeras directas es importante para comprender la relaci�n entre la IED y el comercio. La �ltima parte de esta secci�n est� dedicada a exponer las pruebas emp�ricas de la relaci�n entre la IED y el comercio, primero desde el punto de vista del pa�s de origen y luego desde el punto de vista del pa�s receptor.

1.    Por qu� las empresas realizan inversiones extranjeras directas

�Por qu� las empresas despliegan el esfuerzo necesario para invertir en el extranjero, en lugar de permanecer en su pa�s y producir para la exportaci�n o ceder su tecnolog�a a empresas extranjeras? Los investigadores han estado estudiando esta cuesti�n durante casi 40 a�os. Hay ahora cierto grado de consenso para decir que, por lo general, una sociedad transnacional es el resultado de la interacci�n de tres circunstancias.See footnote 18 En primer lugar, la empresa tiene activos que pueden ser explotados de manera rentable en una escala relativamente grande, activos que incluyen la propiedad intelectual (como la tecnolog�a y las marcas), los conocimientos en materia de organizaci�n y gesti�n y las redes de comercializaci�n. En segundo lugar, resulta m�s rentable que la producci�n para la que se empleen estos activos tenga lugar en pa�ses diferentes en lugar de producir en el pa�s de origen y exportar desde �l exclusivamente . En tercer lugar, los beneficios potenciales de “internalizar” la explotaci�n de los activos son mayores que los que se obtendr�an si se cedieran �stos a empresas extranjeras y adem�s son suficientes como para que le valga la pena a la empresa incurrir en los costos suplementarios que supone administrar una organizaci�n grande y geogr�ficamente dispersa.

Los activos de las sociedades transnacionales

Se observa a menudo que los activos de las STN incluyen muchos que son “intangibles” y que consisten principalmente en propiedad intelectual, compuesta de la tecnolog�a, las marcas y el derecho de autor, y el “capital humano” (mano de obra calificada) necesario para utilizar estos activos. Mucha de la literatura relativa a las STN insiste en la tecnolog�a como agente impulsor de la internacionalizaci�n de las operaciones de estas sociedades. La tecnolog�a puede referirse a productos (la empresa puede producir un tipo de producto que, por la tecnolog�a que incorpora, goza de las preferencias de los consumidores frente a otras variantes del mismo producto producidas por empresas competidoras) o a procesos (la empresa puede estar en condiciones de producir productos normalizados a un costo menor que el de las empresas competidoras). Al mismo tiempo, sin embargo, la ventaja competitiva de que goza una empresa por tener cierta tecnolog�a tiende a quedar obsoleta con el paso del tiempo. Por lo tanto, la ventaja real que tienen algunas empresas puede no radicar en poseer una tecnolog�a determinada, sino m�s bien en la capacidad de innovar constantemente esa tecnolog�a.

Por muy determinante que sea la tecnolog�a para impulsar la internacionalizaci�n de las empresas, no es el �nico activo intangible que �stas puedan tratar de explotar a nivel mundial. Las patentes y el derecho de autor pueden ofrecer una ventaja comparativa evidente a la empresa titular. En algunas industrias, los activos son marcas por las que los consumidores del mundo entero est�n dispuestos a pagar un suplemento (por ejemplo, las bebidas de cola). Evidentemente, las empresas que poseen esos activos pueden ceder los derechos de producci�n para un determinado pa�s en lugar de decidirse a invertir en montar una planta de producci�n en el extranjero.

�Por qu� producir en m�s de un pa�s?

El hecho de que una empresa posea activos que puedan ser explotados en gran escala y hacerla competitiva en el mercado internacional no explica por s� solo el car�cter internacional de las STN. Despu�s de todo, la gesti�n de un activo situado en un pa�s extranjero acarrea costos adicionales, como los que entra�an la obtenci�n de informaci�n acerca de las leyes y reglamentos del pa�s receptor, la gesti�n de las relaciones laborales en ese pa�s, el aumento de los viajes de directivos de la STN y la necesidad de llevar a cabo y controlar operaciones en idiomas y culturas diferentes. �Por qu� no producir en un solo lugar y abastecer los mercados extranjeros con exportaciones?

En el caso de muchas ramas de servicios la respuesta es muy simple. Para poder ser competitivo en los mercados extranjeros, el proveedor de servicios ha de tener una presencia f�sica en esos mercados. En realidad, lo cierto es que la mayor parte del comercio transfronterizo de servicios ha sido impulsado por las inversiones extranjeras directas. Mientras que en el caso de los productos manufacturados esas inversiones suelen ser un corolario del comercio, en el sector de los servicios sucede lo contrario. Esto se reconoci� expl�citamente durante la Ronda Uruguay cuando los participantes acordaron incluir normas sobre la “presencia comercial” en el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios.

Las actividades transnacionales tambi�n pueden resultar muy convenientes para las industrias que producen bienes por varios motivos, muchos de los cuales se pueden agrupar en dos grandes categor�as. En la primera entran los motivos que llevan a preferir la IED vertical, modalidad �sta que se produce cuando una empresa localiza diferentes etapas de la producci�n en pa�ses distintos.See footnote 19 Normalmente se considera que este tipo de inversi�n obedece a diferencias entre los pa�ses en lo que se refiere a los costos de los factores de producci�n. Un ejemplo evidente es la STN que opera en una industria extractiva que explota recursos naturales que est�n concentrados en ciertos pa�ses. Otro ejemplo es el de la empresa que localiza determinada fase intensiva en trabajo de su cadena de producci�n en un pa�s de costos salariales bajos y, al mismo tiempo, ubica las fases de la producci�n que requieren cantidades considerables de “capital humano” en otro pa�s que tiene una oferta relativamente abundante de trabajadores altamente calificados. En otras palabras, las empresas de esta categor�a, en un intento de reducir al m�nimo sus costos de producci�n, establecen plantas de producci�n en una serie de pa�ses y utilizan el comercio como medio de satisfacer la demanda de determinados productos -incluidos factores de producci�n- en determinados mercados.See footnote 20

La otra gran categor�a de ventajas que ofrecen las operaciones transnacionales dan lugar a la IED horizontal, que consiste en realizar en pa�ses diferentes tipos similares de actividades de producci�n.See footnote 21 Los motivos que explican este tipo de IED son, por ejemplo, que los costos de transporte para productos con una relaci�n elevada entre peso y valor pueden hacer que resulte m�s rentable fabricarlos en el pa�s receptor; que determinados productos tienen que ser fabricados en lugares pr�ximos a donde habitan los consumidores; que la producci�n en el pa�s receptor permite cumplir con facilidad las normas t�cnicas nacionales aplicables a un producto; y que la producci�n en ese pa�s permite estar mejor informado sobre los competidores locales. La decisi�n de realizar una inversi�n extranjera directa tambi�n se puede explicar por el deseo de salvar obst�culos comerciales existentes -por ejemplo la IED para eludir los derechos de aduana (“tariff-jumping” FDI) o de reducir la posibilidad de que en un futuro se adopten medidas proteccionistas, la llamada IED quid pro quo.See footnote 22

�Por qu� no recurrir a la cesi�n de activos?

La posesi�n de activos intangibles y las diferencias de costos de producci�n entre los pa�ses no bastan para explicar por qu� una empresa decide lanzarse a la producci�n ella misma. Muchos activos intangibles, entre ellos la tecnolog�a, se pueden ceder, y as� sucede con frecuencia, a empresas extranjeras. Cuando una empresa decide llevar a cabo una inversi�n extranjera directa, tiene que haber motivos para que prefiera “internalizar” el empleo de sus activos en vez de explotarlos cedi�ndolos a otra.

En la literatura econ�mica se han identificado muchas ventajas de la internalizaci�n.See footnote 23 Una categor�a la constituyen las ventajas que se derivan de evitar de los costos de transacci�n que entra�a toda transacci�n realizada entre partes independientes. Los costos incluyen el costo del contrato y el costo de la garant�a de la calidad y el tener que tratar con proveedores, con empresas de exportaci�n e importaci�n y con concesionarios extranjeros. Estos y otros costos se pueden reducir, quiz� considerablemente, internalizando las transacciones en el �mbito de una misma sociedad. Un aspecto estrechamente relacionado con lo que se discute es saber si el ordenamiento jur�dico del pa�s receptor, sobre todo en lo que se refiere a la protecci�n de la propiedad intelectual, da a la SNT que cede su tecnolog�a un grado de control sobre la utilizaci�n de esa tecnolog�a que sea equivalente al control que habr�a tenido si estableciera una filial y asumiera ella misma la producci�n.

Otro motivo es que el mercado exterior de una tecnolog�a puede subvalorar esta tecnolog�a en comparaci�n con el valor que supone para la empresa que la ha desarrollado. Por ejemplo, para poder explotar plenamente una determinada tecnolog�a quiz� se necesite disponer de otras tecnolog�as complementarias o que la empresa que la explote emplee personas con determinados conocimientos y calificaciones que no son f�ciles de encontrar en otro lugar. En estos casos, es posible que la tecnolog�a tenga m�s valor dentro de la empresa que la ha creado que fuera de ella, lo que significa que �sta no podr� ingresar ese valor si cede la tecnolog�a en el mercado libre. Cuanto mayor sea la diferencia, mayores probabilidades habr� de que la direcci�n de la empresa decida internalizar el empleo de la tecnolog�a.

2.    Los efectos de las pol�ticas comerciales sobre la inversi�n extranjera directa

Las pol�ticas comerciales pueden influir en los incentivos que atraen la IED de muchas maneras, de las que se acaban de mencionar dos. Unos aranceles demasiado elevados pueden atraer la IED que busca eludir tales derechos con objeto de abastecer el mercado interior. Otros tipos de obst�culos a las importaciones pueden desde luego tener el mismo efecto. No es pura coincidencia que los fabricantes japoneses de autom�viles empezaran a producir en la Uni�n Europea y los Estados Unidos tras la imposici�n de los llamados acuerdos de “limitaci�n voluntaria de las exportaciones”, que limitaban el n�mero de autom�viles que se pod�an exportar desde el Jap�n. La IED tambi�n se puede realizar con el fin de adelantarse a una amenaza proteccionista. Este tipo de inversi�n quid pro quo se efect�a ante la creencia de que el costo a�adido de producir en el mercado extranjero queda m�s que compensado por la menor probabilidad de que las exportaciones que ya se realizan a ese mercado se vean sometidas a nuevas barreras a la importaci�n. Por ejemplo, hay datos que probar�an que la amenaza de protecci�n que se cre�a iba a llegar influy� much�simo en las IED que realizaron los empresarios japoneses en los Estados Unidos en la d�cada de 1980, y que esas inversiones atenuaron el riesgo de verse expuestos a posibles medidas proteccionistas en caso de que se llegaran a adoptar medidas antidumping o medidas de salvaguardia.See footnote 24

Aunque algunos pa�ses receptores utilizan deliberadamente los aranceles elevados como incentivo para atraer inversiones extranjeras, es posible que este instrumento les aporte pocas ventajas. Las IED que acuden a mercados que est�n protegidos tienden a revestir la forma de unidades de producci�n solitarias, cuya finalidad es abastecer el mercado interior y que no son competitivas para fabricar productos destinados a la exportaci�n.See footnote 25 En efecto, si los derechos de aduana que gravan las materias primas y los insumos intermedios importados son elevados, pueden reducir a�n m�s la competitividad internacional, especialmente si los insumos nacionales son caros o de mala calidad (como se desprende de la necesidad de proteger a los productores nacionales de esos bienes en primer lugar). Para contrarrestar los efectos negativos de los derechos de aduana elevados que gravan las materias primas y los insumos intermedios, los pa�ses receptores suelen establecer reg�menes de devoluci�n de los derechos de aduana para las materias primas y los insumos extranjeros utilizados en la producci�n de art�culos destinados a la exportaci�n. Esta medida forma parte del programa habitual de incentivos ofrecidos a los inversores extranjeros, particularmente en las zonas industriales francas.See footnote 26

Un nivel bajo de protecci�n frente a las importaciones -especialmente si est� consolidado- puede resultar un incentivo a�n m�s fuerte que los reg�menes de devoluci�n de derechos para atraer inversiones extranjeras directas hacia actividades de producci�n orientadas a la exportaci�n. Comparando los flujos de IED con destino a los mercados relativamente abiertos de ciertos pa�ses asi�ticos con los que se dirigen a los mercados latinoamericanos, (hasta hace poco) relativamente protegidos, un estudio reciente comprob� que los primeros tend�an a atraer la IED interesada por las actividades orientadas a la exportaci�n, mientras que los segundos acog�an principalmente la IED interesada en actividades dirigidas a abastecer el mercado interior