DISCURSOS — DG NGOZI OKONJO-IWEALA

Más información

  

Excelencias,
estimados hermanos,
señoras y señores:

Quisiera dar las gracias a la OMPI y al Director General Daren Tang por acogernos hoy aquí y por organizar este Simposio trilateral. Permítanme también sumarme a Daren para agradecerles a todos ustedes (tanto a los aquí presentes como a los que están en línea) su presencia aquí con nosotros y para dar la bienvenida al Dr. Salim, nuestro distinguido orador principal.

Siempre es un placer aunar fuerzas con mis hermanos, Tedros y Daren, y aprovechar nuestra alianza para reforzar las herramientas que representan el comercio y la propiedad intelectual para alcanzar los objetivos de salud a escala mundial.

Este seminario trilateral es el primero de este tipo desde 2019, por los motivos que se han mencionado, y resulta sumamente oportuno que hoy nos centremos en las duras enseñanzas que hemos extraído de la pandemia de COVID-19, en nuestra respuesta a ella y en cómo podemos hacerlo mejor en el futuro.

Durante las fases más críticas de la pandemia, en la OMC fuimos testigos de cómo el comercio y la política comercial incidían directamente en el acceso oportuno a las medidas de lucha contra la COVID-19, así como en el desarrollo y la fabricación a gran escala de productos específicos como las vacunas.

A pesar de todas las acusaciones lanzadas contra el comercio, la realidad que se hizo más evidente a medida que evolucionaba la crisis fue la de la interdependencia mutua y los intereses compartidos. Las redes mundiales y las nuevas asociaciones tecnológicas ayudaron a impulsar el desarrollo de productos necesarios en el contexto de la pandemia a una velocidad sin precedentes. Miles de millones de personas recibieron vacunas basadas en insumos procedentes de 12, 15 y 19 países. Las medidas de facilitación del comercio y los controles de las exportaciones, las prescripciones reglamentarias, las prácticas en materia de contratación pública, los aranceles y otras medidas comerciales redundaron directamente en el ritmo de producción de las vacunas y en la amplitud del acceso a ellas. Los acuerdos de licencias voluntarias y las iniciativas internacionales, como el Mecanismo COVAX, el Banco de Patentes de Medicamentos y el Acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19, contribuyeron a acelerar y diversificar el acceso y la fabricación.

Sin embargo, al mismo tiempo, también observamos desigualdades flagrantes e indefendibles a escala mundial en el acceso a productos que salvan vidas. La vacunación de la población mundial era un imperativo moral, práctico y económico, pero, pese a los notables logros que he mencionado anteriormente, nos quedamos cortos como comunidad mundial. Hubo gente que se quedó esperando al final de la cola, lo que era inaceptable.

Así pues, hoy debemos entablar un diálogo sincero, inclusivo y empíricamente fundamentado acerca de la forma en que el comercio mundial y las normas en materia de propiedad intelectual contribuyeron a lo que salió bien y a lo que no. Esto ayudará a sentar las bases para responder mejor a futuras crisis sanitarias mundiales.

Esta agenda para el futuro debe abordar el acceso equitativo a las tecnologías de la salud, la cooperación y coherencia en materia de reglamentación, la transferencia de tecnología y los conocimientos técnicos, la diversificación geográfica y la sostenibilidad de la capacidad de fabricación — estoy absolutamente de acuerdo con Daren respecto de este punto — y el buen funcionamiento de las cadenas de suministro mundiales.

Tenemos que seguir haciendo un uso más efectivo del sistema de propiedad intelectual, lo que significa que debemos abordar cuestiones relativas a los incentivos que proporcionan los derechos de propiedad intelectual, el derecho de los gobiernos a limitar los efectos exclusivos de esos derechos, en particular en tiempos de crisis, y los diversos acuerdos y asociaciones en materia de licencias que contribuyen a la difusión de tecnología y a un acceso más equitativo a ella.

Los Miembros de la OMC han estado trabajando en estos asuntos durante toda la pandemia. En la Duodécima Conferencia Ministerial, celebrada el pasado mes de junio, sus esfuerzos culminaron en dos instrumentos multilaterales.

El primero, la Declaración Ministerial sobre la respuesta de la OMC a la pandemia de COVID-19 y la preparación para futuras pandemias, permitió establecer una agenda futura para los órganos de la OMC, destinada también a ampliar la cooperación internacional sobre cuestiones relacionadas con el comercio inherente a una mejor respuesta ante situaciones de pandemia.

El segundo, la Decisión Ministerial relativa a los ADPIC, proporcionó a los Miembros una plataforma para trabajar juntos en la diversificación de la capacidad de producción de vacunas contra la COVID-19 mediante una exención específica y aclaraciones sobre cuestiones relacionadas con la propiedad intelectual que algunos Miembros consideraban obstáculos. Los Miembros siguen debatiendo sobre si este arreglo, que tanto esfuerzo ha costado conseguir, ha de hacerse extensivo a los medios de diagnóstico y los tratamientos. Ese debate es candente y nada fácil.

En la OMS, los Estados miembros están negociando un instrumento internacional para situaciones de pandemia, que abarca entre otras cosas su relación con los acuerdos de la OMC y de la OMPI. Las opiniones pueden divergir en cuanto a detalles concretos, pero lo más importante es el propósito común de encontrar soluciones sostenibles, inclusivas y eficaces para hacer frente a futuras crisis sanitarias. Estas soluciones deberían sacar provecho de los beneficios de la cooperación, la complementariedad y la coherencia presentes en el sistema internacional, el tipo de beneficios que encarna la larga cooperación entre nuestros tres organismos. Con los años, esta iniciativa trilateral ha producido un valioso conjunto de instrumentos de política, incluidos estos simposios, talleres técnicos sobre cuestiones de actualidad, el Estudio trilateral sobre el acceso a las tecnologías médicas y la innovación, y actividades de creación de capacidad a medida para los gobiernos. Este año pusimos en marcha una plataforma de asistencia técnica trilateral destinada a ayudar a los gobiernos de los Miembros a solicitar asistencia técnica personalizada para abordar la combinación de cuestiones relacionadas con la salud, el comercio y la propiedad intelectual.

Agradezco nuevamente a nuestro anfitrión Daren y a mi hermano Tedros su espíritu de colaboración, que ha sido tan importante para hacer avanzar nuestras respuestas a la pandemia. A mi entender, esta colaboración debe destacarse. Nuestros encuentros son tan armoniosos y fáciles que en ocasiones no sabemos parar. Nos olvidamos del reloj. Permítanme dar las gracias a nuestros maravillosos equipos, que han realizado todo este trabajo. Ahora mismo no estaríamos aquí dialogando si no contáramos con directores adjuntos sumamente tenaces y con el sólido apoyo de nuestros colegas que hacen todo esto posible. Así pues, muchísimas gracias, y gracias también a todos nuestros amigos de la OMPI por hacer realidad este Simposio.

Les deseo a todos un día muy fructífero. Gracias.

Compartir


Si tiene problemas para visualizar esta página,
sírvase ponerse en contacto con [email protected], y proporcionar detalles sobre el sistema operativo y el navegador que está utilizando.