WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

Comité Monetario y Financiero Internacional del FMI (CMFI)

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Las previsiones macroeconómicas del Fondo para 2010, más favorables coincidirán con un aumento de las corrientes comerciales mundiales tras el “annus horribilis” vivido en 2009, y alimentarán: el comercio mundial disminuyó un 12 por ciento en términos reales, sobrepasando nuestras previsiones de una contracción del 10 por ciento. Por si necesitáramos una confirmación de que el comercio mundial es una, si no la única, correa de transmisión de las perturbaciones de la demanda mundial, 2009 ha sido la demostración de esa interdependencia de las economías de todos los continentes.

Hemos examinado las razones por las que la caída del comercio mundial ha sido tan pronunciada en comparación con la del PIB (-12 por ciento frente a -2,3 por ciento). Entre los factores “estructurales” cabe mencionar el peso desproporcionado de algunas manufacturas, como los bienes de consumo duraderos y los bienes de capital, en el comercio total en comparación con su aportación al PIB total, así como el escaso valor añadido de determinadas cadenas mundiales de suministro que, sin embargo, generan un elevado número de operaciones comerciales. Ello se debe en parte a que, lamentablemente, seguimos midiendo el comercio por el volumen de las corrientes y no por su valor añadido. También concurrieron razones temporales, como la escasez de fondos para financiar el comercio y unas oscilaciones inusuales de las existencias debidas a variaciones imprevistas de la demanda, que en conjunto agravaron la caída del comercio. Teniendo en cuenta que estas últimas son circunstancias “coyunturales”, no esperamos que la recuperación del comercio en 2010 permita compensar totalmente su retracción anterior.

Nuestras estimaciones indican que el comercio mundial de bienes y servicios crecerá en 2010 a un ritmo relativamente sólido del 9,5 por ciento en términos reales. Las exportaciones de los países desarrollados aumentarán un 7,5 por ciento y las expediciones del resto del mundo a los países desarrollados más de un 11 por ciento. El comercio Sur-Sur seguirá aumentando aún más, lo que sin duda impulsará la recuperación mundial en los próximos años. Si distinguimos entre ritmo de crecimiento y volumen total el comercio mundial tendría que seguir creciendo al mismo ritmo otro año para alcanzar su nivel máximo de fines de 2008.

Coincido con el Fondo en que en este momento la recuperación no está exenta de riesgos. Si bien el WEO [World Economic Outlook] indica que el desempleo podría deberse al descenso de la producción y, por lo tanto, no persistir a largo plazo, también señala que sólo disminuirá de manera gradual. Muchos de los puestos de trabajo perdidos en los dos últimos años en el sector industrial de las economías avanzadas no se recuperarán. Durante una recesión, los precios relativos varían y el cambio tecnológico suele mejorar la competitividad. Es posible que la población desempleada no pueda acceder de manera inmediata a puestos de trabajo más calificados. Sabemos que en esta recuperación, que en gran medida se producirá sin creación de empleo al menos a corto plazo, el riesgo de presiones proteccionistas es máximo.

Las autoridades políticas deben seguir actuando con la sensatez demostrada durante la crisis para que los mercados se mantengan abiertos, permitiendo que el efecto multiplicador del comercio propague la recuperación de una región a otra. La apertura del comercio puede seguir contribuyendo al crecimiento económico y la creación de empleo, por lo que hay que aprovechar el estímulo que puede suponer el paquete de medidas de la Ronda de Doha.

Quisiera concluir refiriéndome a la financiación del comercio. El informe sobre el comercio mundial publicado por la CCI la semana pasada indica que, pese a la mejora de esa financiación en los principales mercados, es decir en el comercio Norte-Norte y transpacífico, los mercados periféricos siguen teniendo graves dificultades. La confusión entre riesgo-país y riesgo privado está dejando en la cuneta a los países de bajos ingresos y los bancos no priman necesariamente la financiación del comercio en sus actuales medidas de reestructuración, prefiriendo actividades de mercado más lucrativas a corto plazo. Existe un riesgo real de que los bancos internacionales se retiren de forma permanente de los mercados de bajos ingresos, en un momento en que los cambios de reglamentación pueden dificultar la actividad empresarial. Debemos abordar este riesgo en los preparativos de la Cumbre del G-20 si queremos que los países de bajos ingresos no tengan excesivas dificultades para beneficiarse de la recuperación mundial.

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