WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY


> Discursos: Pascal Lamy

  

Viceministro Gao,
Vicealcalde,
Distinguidos invitados, señoras y señores,
Es para mí un gran placer estar aquí, en China, para inaugurar el Día de la OMC en la Exposición Universal de Shanghai 2010. Hoy es un día para celebrar.

Hay que celebrar esta reunión de la gente, la familia de las naciones y las organizaciones internacionales.

Hay que celebrar el espíritu de paz, cooperación, apertura y amistad.

Estos son precisamente los valores que representa la Organización Mundial del Comercio. Son los valores a que se adhirió China cuando pasó a ser Miembro de la familia de la OMC hace casi 10 años.

La histórica adhesión de China a la OMC en noviembre de 2001 es uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la OMC y del sistema multilateral de comercio. Si se me permite sugerirlo, también es un acontecimiento sumamente significativo en la historia de la China moderna.

La expresión “sin perdedores” es un tópico. Sin embargo, hay pocos acuerdos internacionales a los que esta expresión se aplique con tanto acierto.

El ingreso de China en la OMC reforzó nuestra credibilidad e hizo que pasáramos a ser una Organización del Comercio mucho más “Mundial”. Hizo que académicos y economistas, directivos de empresas y diplomáticos de todo el mundo comprendieran mejor y apoyaran más nuestra Organización. Llevar el Reino del Medio de los márgenes de la economía mundial a su epicentro fue un logro notable para todos nosotros, pero sobre todo para el pueblo chino.

No fue un premio fácil de ganar. Desde el comienzo del proceso de adhesión de China hasta su finalización pasaron 15 años de arduo trabajo y dedicación. Según algunos llevó demasiado tiempo. A juicio de otros, el proceso fue excesivamente político y complejo. Tal vez. Pero consideremos todo lo que China se propuso lograr pasando a ser Miembro de la OMC.

A mi juicio, la adhesión de China a la OMC se entiende mejor como parte de un proceso, que empezó en 1979 cuando el Primer Ministro Deng Xiaoping comenzó a aplicar su política de apertura de China al Mundo. Quizás la agricultura fuera la primera parte de la economía que experimentó reformas, pero poco después vino la política de “puertas abiertas” con la que China dio la bienvenida al comercio y a las inversiones.

Para China, la adhesión a la OMC fue un proceso indisolublemente vinculado a sus propias reformas internas. Abrir el país a las mercancías, los servicios, las ideas, la gente y el capital era algo que los dirigentes de China llevaban planeando desde hacía tiempo.

Esta apertura del país hizo que la economía fuera mucho más dinámica. Nuevas ideas, procesos y tecnologías traspasaron las fronteras de China.

¿Quién podría haber previsto cuánto éxito tendría este valiente reformador? Desde que se introdujeron las medidas de reforma, China ha sacado a cientos de millones de personas de la pobreza. Dentro de poco el país será la segunda economía del mundo. El año pasado, China pasó a ser el mayor exportador mundial de manufacturas.

Ha habido otra razón por la que la adhesión a la OMC e incluso el prolongado y a veces frustrante proceso de adhesión han ayudado a China. El Sr. Deng y otros dirigentes chinos llegaron a la conclusión de que siempre se opondría resistencia a la reforma que estaban aplicando. Concluyeron que al adherirse a la OMC China obtendría mucho: un acceso mucho mayor a otros mercados, todos los derechos que confiere la condición de Miembro de la OMC, la posibilidad de utilizar el sistema de solución de diferencias, y su participación en la redacción de las nuevas normas para el comercio mundial del siglo XXI. A los dirigentes de China la condición de Miembro de la OMC les ofrecía algo más, porque apuntalaba y afianzaba las reformas nacionales concebidas y aplicadas durante más de 20 años. Lo mismo puede decirse hoy.

A medida que el amplio mercado chino se ha enriquecido, las exportaciones a China de países tan diversos como Zambia, Australia, el Brasil y los Estados Unidos han experimentado un fuerte crecimiento. Las empresas que se han establecido en China se han beneficiado. En un momento de crisis económica mundial, en el que la mayoría de las economías avanzadas salen de una recesión —en algunos casos tímidamente— el elevado crecimiento de China y su fuerte demanda de importaciones han sido un importante factor de estabilización en la economía mundial. Para muchos países en desarrollo, de Asia, pero también de África y América Latina, el mercado chino ha sido fundamental para que el crecimiento y las actividades de desarrollo no perdieran impulso. Además China se ha convertido en un actor dispuesto a ayudar a desarrollarse a otros asociados más pobres con ayuda, mediante el comercio y con ayuda para el comercio.

Esto no quiere decir que en el camino de rápido crecimiento no haya habido altibajos. La oleada de gente que llegó a las ciudades costeras en busca de trabajo en la “nueva” economía china ha planteado enormes problemas a los gobiernos locales que procuran atender a las necesidades básicas de infraestructura de todos, con servicios adecuados de vivienda, transporte, escuelas y salud.

Más automóviles en las carreteras, más fábricas en la tierra y más aviones en el cielo significan mayores niveles de gases de efecto invernadero. La sostenibilidad del crecimiento de China es ante todo un desafío interno para el país, que procura crear una sociedad armoniosa. Pero también es un desafío mundial que requiere que China participe en la gestión de un bien público mundial: el medio ambiente.

Hace menos de 10 años que China se adhirió a la OMC, pero a muchos nos parece que fue en otra era. El mundo es un lugar muy diferente tanto desde un punto de vista económico, como social, tecnológico y geopolítico. Hay nuevos actores en la escena. Han nuevas fuerzas que dan forma al comercio mundial en 2010. China estará en el centro mismo del comercio y de todas las demás actividades mundiales en el futuro. Pero los problemas con que se enfrenta nuestro planeta, los desafíos a que debemos hacer frente, superar la capacidad incluso de una gran potencia como China.

Los problemas mundiales a que nos enfrentamos requieren soluciones mundiales. Sólo podremos luchar contra el cambio climático, promover el desarrollo, responder de forma adecuada a las pandemias y hacer que el sistema mundial de comercio sea más equitativo y pertinente para el mundo de hoy y de mañana si lo hacemos colectivamente.

Por tal motivo, las organizaciones multilaterales como la OMC son más importantes que nunca, para China y para el mundo. Este es el mensaje que la OMC quiere promover hoy, Día de la OMC en la Expo: llegar adonde queremos ir y llegar juntos.

Gracias por su atención.

 

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