Observaciones del Director General Azevêdo

Excelencias,
Colegas,
Señoras y señores:

Es un gran placer para mí participar en esta sesión especial y rendir homenaje a dos de las personalidades más distinguidas en el ámbito de las relaciones económicas internacionales y el derecho del GATT y la OMC:

• el profesor John Jackson; y
• el Embajador Julio Lacarte Muró.

Aunque siguieron caminos profesionales muy distintos — Julio en la diplomacia y John principalmente en el mundo académico-, cada uno de ellos contribuyó de manera decisiva al desarrollo del sistema multilateral de comercio.

Gracias a sus inestimables aportaciones, los nombres de estas dos personas son sinónimo de la especialidad que ayudaron a crear a lo largo de su vida profesional.

No me cabe duda de que toda la comunidad del comercio internacional los recordará con inmenso respeto y gratitud.

Aunque no es mi intención adelantarme a lo que, sin duda, será una sesión interesante y reflexiva, sí me gustaría poner de relieve brevemente algunos de los logros más destacados de estos dos hombres. Empezaré por el Embajador Lacarte.

La historia de la vida de Julio es casi inseparable de la historia del GATT y la OMC.

En 1946, cuando Julio era un joven diplomático, asistió a la histórica Conferencia de La Habana, donde todo empezó. Y casi medio siglo después fue el primer Presidente del Órgano de Apelación. En mi opinión, eso hace que Julio ocupe un lugar único en la historia de la cooperación comercial mundial.

Tenemos la gran suerte de que Julio nos donara su copia original de la Carta de La Habana firmada por todos los representantes de los Estados en aquella ocasión.

Entre ellos había Ministros de:

• países que ya no existen de la misma manera, como Cisjordania (o Transjordania),
• países que abandonaron posteriormente el GATT, como Siria, y
• países que quizás algún día se adhieran a la OMC, como el Irán.

Este documento histórico se expondrá en la biblioteca de la OMC para que todos ustedes puedan apreciarlo.

Tuve el honor de conocer a Julio en persona. Fue un hombre, un diplomático y un juez admirable.

Sus conocimientos enciclopédicos del GATT y posteriormente de los Acuerdos de la OMC eran tan impresionantes como sus aptitudes para la negociación y el liderazgo.

En su calidad de Presidente de los grupos de negociación de la Ronda Uruguay sobre solución de diferencias y cuestiones institucionales, Julio desempeñó un papel determinante en la redacción y ultimación del Acuerdo sobre la OMC y el Entendimiento sobre Solución de Diferencias.

También fue profesor y escritor, y contribuyó enormemente a la divulgación de información sobre el sistema de comercio internacional y sus normas y procedimientos. Además, hizo aportaciones muy concretas al desarrollo de la jurisprudencia de la OMC.

En su calidad de primer Presidente del Órgano de Apelación, ayudó a marcar las pautas de la institución, sentando las bases de un sistema de solución de diferencias que goza hoy de una enorme confianza entre los Miembros de la OMC, quienes lo consideran un mecanismo justo, eficaz y eficiente para resolver problemas comerciales.

De esas primeras decisiones supervisadas por Julio dimanan aún hoy principios fundamentales en los que sigue inspirándose la solución de diferencias comerciales.

De hecho, su influencia en la forma y el carácter del derecho de la OMC también está muy presente en este edificio. Una de las salas de conferencias lleva el nombre “Sala Julio Lacarte” en su honor. Y su nombre y su firma están expuestos en el “Muro de la Fama” de la OMC, situado ahora a la entrada de la Sala W, en el vestíbulo del edificio principal.

Es ahí donde exponemos las firmas de algunas de las personalidades más distinguidas de la historia del comercio mundial. Y en ese muro, justo al lado del nombre de Julio, figura también el del profesor John Jackson.

Sin duda, la influencia de John en la evolución del sistema multilateral de comercio ha sido, a mi juicio, tan profunda como la de Julio. Si Julio fue en cierto modo uno de los constructores del GATT y la OMC, John fue más bien uno de sus arquitectos.

En su larga y productiva trayectoria académica, John fue el autor de innumerables libros, trabajos y artículos sobre el sistema de comercio internacional, muchos de los cuales siguen siendo clásicos en su especialidad.

Hoy día, el derecho de la OMC figura en los planes de estudios de la mayoría de las facultades de derecho. Pero John fue un precursor: fue uno de los primeros académicos en el ámbito jurídico en ahondar en el mundo del derecho económico internacional. Cuando empezó a estudiar el GATT, la mayoría de los juristas especializados en derecho internacional relegaban el derecho mercantil internacional.

John concibió la visionaria idea de que esta especialidad era una parte esencial del derecho internacional y merecía enseñarse y estudiarse con la misma seriedad que el derecho del mar o el derecho de la guerra.

Por tanto, los estudiantes de derecho económico internacional deben dar las gracias a John por haber sacado el derecho mercantil de los archivos del GATT y haberlo situado en el centro mismo de los estudios y la práctica del derecho internacional.

Los logros académicos de John son muchos. Entre sus libros sobre el GATT y la OMC se incluyen:

• World Trade and the Law of the GATT, considerado desde hace tiempo la “biblia” de los estudios sobre el GATT, y
• Legal Problems of International Economic Relations, uno de los primeros manuales de derecho mercantil internacional con casos concretos.

Además, fundó el Journal of International Economic Law, y formó parte del consejo de redacción de muchas otras publicaciones académicas.

También fue uno de los fundadores de la Conferencia sobre el derecho de la OMC del IBDIC¹ , que nos ha reunido hoy aquí.

Trabajé en estrecha colaboración con el profesor Jackson en varias ocasiones. Y compartimos una experiencia única. Actuamos como árbitros en el mismo Grupo Especial de solución de diferencias de la OMC: “Tailandia — Vigas doble T”, en 1999-2000. Es más, fue la primera vez que cada uno de nosotros formaba parte de un grupo especial; y John lo presidía.

Me llamó la atención que mientras yo me sentía casi desbordado por el sinfín de argumentos y alegaciones presentados ante nosotros, a John se lo veía a sus anchas. Consiguió desglosar el caso limpiamente en varias secciones y organizó el trabajo y el informe en una secuencia perfectamente lógica que resultó en las constataciones pertinentes. Supe de inmediato que tenía el privilegio de trabajar con un hombre dotado de unas aptitudes excepcionales.

Tanto a él como a Julio se los echa mucho de menos.

En estas breves palabras, he resaltado solo ciertos aspectos de las vidas de estos dos hombres extraordinarios; pero sin duda oirán hablar mucho más de ellos en esta sesión celebrada en su honor.

Promete ser un debate interesante.

Me complace mucho que en esta ocasión nos acompañen los participantes del Concurso de simulación judicial de la ELSA, que se encuentran esta semana en Ginebra para la última fase.

Tengo el placer de apadrinar este concurso, por lo que me gustaría transmitir un saludo especial a todos los participantes.

Considero especialmente oportuno que esta joven generación de expertos en la OMC asista a esta sesión, celebrada en conmemoración de dos de los padres fundadores de la OMC y el derecho mercantil internacional.

El legado de John y Julio perdura en nuestra labor cotidiana en la OMC; y el hecho de ver a la próxima generación representada aquí entre nosotros esta tarde es prueba de que seguirá siendo así durante muchos años más.

Así pues, les deseo a todos — jóvenes y no tan jóvenes, pero todos amigos del derecho — un intercambio de opiniones muy enriquecedor en el día de hoy.

Muchas gracias.

1. Instituto Británico de Derecho Internacional y Comparado (IBDIC). Volver al texto