WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO


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Discursos: Roberto Azevêdo

  

Excelencias,
Amigos,
Damas y caballeros,

Con frecuencia hablamos, en este lugar, de “pilares”. Las negociaciones agrícolas tienen tres. La propia organización empezó con tres. Ahora son cuatro, con el desarrollo de nuestra labor de asistencia técnica.

Es poco común, en cambio, aplicar esa palabra a una persona. No obstante, creo que resulta apropiado en este caso.

Luzius era un pilar del sistema multilateral de comercio.

Me gusta pensar que estos edificios eran también su casa.

Desempeñó un papel fundamental en la creación del sistema, tal como lo conocemos hoy. Fue el coordinador de la delegación suiza en las negociaciones de la Ronda Uruguay. Después contribuyó a implementar los resultados de la Ronda y a construir la OMC ejerciendo diversas funciones, entre otras la presidencia del Grupo de Negociación sobre el Acceso a los Mercados, que le valió particular notoriedad y aprecio también en la Secretaría.

Fue Representante Permanente de Suiza ante la OMC, la AELC, la UNCTAD, la CEPE y el ITC.

En el ejercicio de estas y otras responsabilidades fue también un pilar de su país, por el que trabajó a lo largo de toda su vida.

Y, por supuesto, fue un pilar de nuestra comunidad, aquí en Ginebra.

Luzius era un amigo querido y un hombre extraordinario.

Era un excelente diplomático, hábil e inteligente, una fantástica combinación de talentos. Luzius y yo trabajamos juntos muchos años. Nuestros caminos se cruzaron a menudo cuando ambos éramos negociadores en jefe de nuestros respectivos países. Debo decir, que como coordinadores del G20 y el G10 respectivamente, nuestras posiciones nunca fueron precisamente idénticas. De hecho, con frecuencia nos vimos abocados a chocar más que a coincidir. De modo que estoy en condiciones de dar fe, personalmente, de sus habilidades como negociador, diplomático, colega y amigo.

Tenía un sentido del humor legendario, y sus palabras, incluso tratándose de la más cómica de las bromas, estaban siempre cargadas de significado. No dejaba nunca de pronunciar una broma al inicio de una reunión o una declaración, algo que contribuía automáticamente a distender el ambiente, incluso en los momentos más tensos y difíciles. Pero también quería hacerse entender con claridad, por lo que a menudo dejaba de lado largos y elaborados discursos diplomáticos para ir directamente al grano.

Creo que el talento de Luzius como diplomático se sustentaba en una cualidad que a menudo no valoramos lo suficiente y que resulta, sin embargo, fundamental. Poseía una notable capacidad de escucha.

Parecía dotado de una facilidad sobrenatural para encontrar un terreno de entendimiento y sonsacarle a la gente los elementos que tenían en común. En realidad, no había nada de misterioso en ello: simplemente era capaz de encontrar terrenos de entendimiento porque previamente había escuchado con mucha atención a todo el mundo.

Me parece que algunos de estos rasgos también lo definían fuera de sus funciones oficiales.

Luzius amaba la vida. Disfrutaba del contacto con la gente y era un ejemplo, un maestro y un mentor para las nuevas generaciones, a las que apreciaba y valoraba sinceramente. Incluso después de jubilarse siguió transmitiendo sus conocimientos, a través de sus funciones como:

  • Presidente de la Junta del Instituto de Comercio Mundial de Berna;
  • Profesor en diferentes universidades del país;
  • Presidente del Club Diplomático de Ginebra y el Foro Suizo de Política Internacional

Todavía recuerdo su discurso de despedida en el Consejo General, cuando anunció, con voz solemne: “En representación de Suiza, quisiera despedir a Luzius Wasescha, quien finalmente va a dejar paso a las nuevas generaciones”. Su voz era inconfundible, y su risa contagiosa.

Muchos aquí en la Secretaría hemos tenido el gran honor de conocer a Luzius y aprender de su excepcional sabiduría, conocimiento, experiencia y determinación. No me cabe duda de que sus enseñanzas nos siguen inspirando hoy; y nos seguirán inspirando por muchos años.

Como saben, Luzius era el amado esposo de nuestra querida amiga y ex colega Thu-Lang, experta de talla mundial en propiedad intelectual. Estamos todos junto a ella y su familia en estos momentos tan difíciles.

Creo que otra razón de la huella que ha dejada aquí Luzius es que creía de verdad en nuestra misión. Creía firmemente en la cooperación internacional y trabajaba sin descanso por avanzar en esa dirección. Por eso mismo, si bien fue embajador de Suiza ante la OMC, también puede decirse, inversamente, que fue el embajador de la OMC ante Suiza.

Siempre pensó que era necesario comunicar y explicar a la sociedad suiza la función y la contribución de la comunidad internacional, en general, y de la OMC, en particular. Se consideraba a sí mismo, según sus propias palabras, un “travailleur du peuple”, por lo que no escatimó esfuerzos para acercar a la comunidad internacional al pueblo. Entre otras cosas, recorrió diversos cantones para erigirse en defensor de la comunidad internacional en Suiza.

La carrera y la vida de Luzius se han caracterizado por su humanidad y la fuerte determinación de trabajar por sus propias causas. La cooperación fue su causa y su vocación: cooperación entre la gente, entre las organizaciones y entre los Miembros de la OMC.

Por supuesto, el propio Luzius lo expresaba mejor. En el Consejo General de octubre de 2009, declaró:

“Nous avons, je crois, un joyaux à conserver dans cette maison, c’est le multilatéralisme qui fait de chaque faible un fort et qui fait de chaque fort un être civilisé.”

Creo, por consiguiente, que lo mejor que podemos hacer para conmemorar la memoria de Luzius y celebrar su vida es seguir honrando la causa en la que creía: preservar esta joya, la cooperación, y seguir trabajando para preservar la causa del multilateralismo y lograr que los débiles sean fuertes, y los fuertes civilizados.

A mí, personalmente, se me hace difícil aceptar la mera idea de que ya no esté aquí entre nosotros. Lo añoraremos más de lo que somos capaces de expresar, pero buscaremos consuelo en el hecho de que su legado seguirá resonando por muchos años.

¡Gracias, Luzius!

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