Deseo agradecerles a todos su presencia. Como ya han tenido la oportunidad de ver el comunicado de prensa, pasaré a comentar brevemente algunos de los aspectos más destacados antes de dar la palabra a Bob Koopman, nuestro nuevo Economista Jefe que entró en funciones a finales del pasado año.

En 2014 el comercio mundial de mercancías registró de nuevo un bajo crecimiento.

Con un incremento de solo el 2,8% en volumen, el crecimiento del comercio apenas ha superado el de la producción mundial. Y, como es lógico suponer, se ha mantenido muy por debajo del promedio del 5,1% registrado desde 1990.

2014 ha sido también el tercer año consecutivo en que el crecimiento del comercio no ha superado el 3%.

Desde la segunda guerra mundial, el crecimiento del comercio solo había sido así de bajo en una ocasión. Se trata del período comprendido entre 1980 y 1984. Sin embargo, en ese período se produjeron dos claras contracciones del comercio, debido a la crisis del petróleo y a la recesión mundial de 1980-1981. En cambio, el bajo crecimiento prolongado de los últimos tres años se ha registrado en un período de expansión económica, aunque sea muy moderada.

Esto es algo que ha llamado la atención de los economistas y ha suscitado el debate sobre si se trata de un cambio estructural duradero o de un contratiempo transitorio ocasionado por la desaceleración del ciclo económico mundial.

Probablemente la respuesta sea una combinación tanto de cuestiones estructurales como cíclicas.

Desde el punto de vista estructural, el impulso proporcionado por la rápida globalización en el decenio de 1990 y el surgimiento de las nuevas tecnologías ha comenzado a moderarse. En este sentido, me refiero, por ejemplo, a la mayor eficacia que la tecnología de la información ha aportado a la logística y a la gestión de los puertos de entrada, o al modo en que ha contribuido a la coordinación de las cadenas de producción mundiales.

Desde el punto de vista cíclico, sabemos que ciertos factores están desempeñando también un papel fundamental. La demanda ha sido muy escasa en los mercados desarrollados desde que estalló la crisis, y el crecimiento de las economías emergentes también se ha ralentizado. No cabe duda de que estos factores tienen una gran repercusión en el crecimiento del comercio, que está estrechamente vinculado al crecimiento del PIB.

De cara al futuro, habida cuenta del crecimiento económico todavía frágil y de las constantes tensiones geopolíticas, pronosticamos con cautela que el comercio va a continuar su lenta recuperación.

Las previsiones que publicamos hoy apuntan a que el comercio crecerá a un ritmo ligeramente mayor en los dos próximos años. Prevemos un crecimiento superior al 3%, aunque no mucho mayor que el del PIB mundial.

En 2015 prevemos que el volumen del comercio mundial de mercancías aumentará un 3,3%, si el crecimiento del PIB se acerca a la estimación consensuada de casi el 3%.

En 2016, el crecimiento del comercio podría acelerarse y alcanzar el 4% si el crecimiento del PIB se recupera ligeramente y consigue superar, como se ha previsto, el 3%.

Se prevé que las exportaciones y las importaciones crezcan a un ritmo ligeramente más rápido en las economías en desarrollo que en las desarrolladas.

Según nuestras previsiones, las exportaciones de las economías desarrolladas podrían aumentar un 3,2% en 2015, mientras que el crecimiento de las expediciones procedentes de las economías en desarrollo estaría más próximo al 3,6%.

Entretanto, las importaciones de los países desarrollados podrían aumentar un 3,2% y las de las economías en desarrollo un 3,7%.

No obstante, como ya he señalado, hay una serie de factores que podrían alterar estas previsiones e inclinarlas más bien a la baja. Por lo tanto, estas cifras podrían confirmarse si las condiciones no se deterioran aún más.

Esos posibles factores negativos incluyen, por ejemplo:

• un crecimiento del PIB inferior al previsto, en especial en las economías emergentes;
• la escalada de las tensiones geopolíticas;
• y los posibles efectos de la adopción de políticas monetarias divergentes en las economías desarrolladas, que podrían dar lugar a acusadas fluctuaciones de los tipos de cambio y los flujos de capital.

El FMI presentará a lo largo del día sus Perspectivas de la economía mundial, que nos darán una idea clara de las previsiones de crecimiento del PIB, tan importante para el comercio, y de los riesgos que podrían surgir en el futuro.

Si bien es cierto que el crecimiento sigue siendo frágil en todo el mundo, desearía insistir de nuevo en que no carecemos de medios para actuar.

El comercio puede ser un instrumento de política poderoso para potenciar el crecimiento y el desarrollo.

Son muchas las opciones de política que se han probado desde la crisis, pero todavía no hemos explorado todo el potencial de la política comercial para fomentar el crecimiento.

Los buenos resultados alcanzados por la OMC con el Paquete de Bali, que los Miembros están ahora poniendo en práctica, fueron un paso importante pero, naturalmente, podemos hacer más para crear un entorno mundial que sea favorable al comercio.

Estamos trabajando actualmente en la elaboración de un programa de trabajo para julio de este año, que nos pondrá en el camino para concluir las cuestiones restantes del PDD.

También hay grupos de Miembros que están trabajando para ampliar el Acuerdo sobre Tecnología de la Información de la OMC y liberalizar el comercio de bienes ambientales.

El logro de resultados positivos en cada uno de estos frentes podría contribuir de forma decisiva a la modesta recuperación del crecimiento del comercio que prevemos hoy. Y, por consiguiente, contribuiría también a promover el crecimiento y el desarrollo en los años venideros.