WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO

Observaciones del Director General Roberto Azevêdo sobre el sistema multilateral de comercio


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Los líderes del G-20 nos preguntaron, sin rodeos, ¿qué hay que hacer para que la OMC funcione mejor? y esperan recibir una respuesta en la reunión que celebrarán en Antalya en noviembre. Aquí van, pues, algunas ideas sobre lo que creemos que debe incluir esa respuesta.

Ante todo, debemos atender las cuestiones más inmediatas y acuciantes a las que actualmente hace frente la OMC. Por lo menos hay dos.

La primera de ellas es la aplicación del Paquete de Bali.

Por lo que se refiere a los elementos que guardan relación específicamente con los PMA, se han hecho progresos, pero aún queda mucho por hacer para lograr la convergencia.

Cabe mencionar también la constitución de existencias públicas con fines de seguridad alimentaria. Esta es una esfera en la que los Miembros no han avanzado en absoluto. Las dos partes deben poner más empeño en encontrar soluciones. Ya sé que diciembre no es un plazo inamovible y definitivo, pero sería importante dar prueba de una actitud más positiva en las conversaciones y crear un clima de confianza negociando de buena fe.

En cuanto a la aplicación del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, precisamente ayer recibí aquí, en Estambul, la ratificación de la Unión Europea. Esta es una excelente noticia, que coincide con la aceleración de la presentación de notificaciones en Ginebra.

Ahora son ya 48 los Miembros de la OMC que han ratificado el Acuerdo: casi una tercera parte del número total. Se necesitan dos tercios para que el Acuerdo entre en vigor, así que ya hemos recorrido la mitad del camino. Debemos mantener el impulso logrado.

El segundo desafío inmediato es la Conferencia Ministerial que se celebrará próximamente en Nairobi. Volveré sobre esta cuestión en unos momentos.

Primero me gustaría abordar otros dos elementos fundamentales en todo debate sobre la forma de lograr que el sistema multilateral funcione mejor.

En primer término, cabe mencionar la cuestión de los acuerdos comerciales regionales y su interacción con el sistema multilateral.

Esta fue otra de las preguntas que los líderes del G-20 hicieron a la OMC en vista de la proliferación de esos acuerdos a nivel regional y bilateral en todo el mundo.

La cuestión es de gran actualidad en estos momentos por las noticias que nos llegan de Atlanta sobre las negociaciones relativas al TPP, pero esa es solo una de las tantas iniciativas regionales que se están llevando a cabo a nivel mundial.

Por eso es importante que esas iniciativas y el sistema multilateral vayan de la mano.

Hemos estado analizando detenidamente los acuerdos comerciales regionales existentes, su transparencia y la medida en que verdaderamente complementan al sistema multilateral. A continuación haré algunas observaciones preliminares en relación con nuestro estudio.

Es importante reconocer que todos los acuerdos comerciales regionales que se están negociando toman como punto de partida las estructuras básicas del GATT en esferas en que existen normas del GATT o de la OMC. En esos casos, los acuerdos comerciales regionales fundamentalmente retoman las normas de la OMC. Este es el caso de cuestiones como las medidas antidumping y, en menor grado, las salvaguardias, los obstáculos técnicos al comercio, las medidas sanitarias y fitosanitarias y las normas de origen en la esfera de los servicios.

Como cabía prever, en materia de acceso a los mercados de bienes y servicios, los acuerdos comerciales regionales, por lo general, apuntan a una mayor liberalización.

Por lo que respecta a cuestiones en que no existen normas de la OMC bien definidas o expresas, los acuerdos comerciales regionales introducen claramente normas nuevas.

El número de acuerdos comerciales regionales que también abarcan medidas "dentro de las fronteras" (como la inversión, la competencia, la fuerza de trabajo, el medio ambiente y el comercio electrónico) ha aumentado de manera sostenida.

Por lo tanto considero que debemos sacar rápidamente conclusiones de todo esto para poder responder debidamente a las preguntas que nos hicieron los líderes del G-20.

Pasaré ahora a referirme a una cuestión implícita en la pregunta que nos dirigieron los líderes del G-20 sobre la forma de mejorar el funcionamiento del sistema, a saber, ¿qué hacer para que avancen las negociaciones en la OMC?

Es cada vez más evidente que la innovación y la flexibilidad son ingredientes indispensables para poder avanzar.

En la actualidad los Miembros de la OMC forman un grupo muy heterogéneo. Eso debe reflejarse en nuestro enfoque. No podemos aplicar un enfoque rígido y monolítico si aspiramos a lograr un acuerdo verdaderamente multilateral, en el que participen todos los Miembros de la OMC.

Un acuerdo verdaderamente multilateral debe incorporar flexibilidades, a fin de que los Miembros puedan asumir sus obligaciones a un ritmo acorde con su capacidad, y debe prever la prestación de asistencia a los Miembros cuando sea necesario.

El Acuerdo sobre Facilitación del Comercio es un ejemplo de ese enfoque. En mi opinión, el enfoque único de aplicación universal ha pasado a la historia.

Por otra parte, si queremos ser más ambiciosos y rígidos en materia de disciplinas, si queremos poca flexibilidad y pocas disposiciones en materia de trato especial y diferenciado -o ninguna-, las iniciativas de grupos de Miembros, como hemos visto, pueden ser una buena alternativa.

Los acuerdos sectoriales ofrecen a los Miembros una importante alternativa para abordar cuestiones específicas de especial importancia para ellos.

Un buen ejemplo de ello es la ampliación del alcance del Acuerdo sobre Tecnología de la Información acordada en julio.

En efecto, debemos encontrar los medios de que en la OMC sigan siendo posibles la innovación y la flexibilidad, sin que eso redunde en desmedro de los principios fundamentales de no discriminación y universalidad.

Confío en que encontraremos medios novedosos de trabajar sobre la base de esos dos enfoques generales de las negociaciones.

Y ahora, para concluir, pasaré a la cuestión más acuciante para nosotros: Nairobi.

Sin duda, actualmente la mejor forma de apuntalar el sistema sería obtener resultados en Nairobi.

Nos encontramos en un momento crítico: debemos decidir si es posible, o no, lograr resultados positivos en Nairobi.

Llevamos meses de intensas negociaciones, en muy diversos formatos. Ha sido muy difícil avanzar, sobre todo en relación con las cuestiones fundamentales del Programa de Doha para el Desarrollo (PDD) relacionadas con la ayuda interna y todos los aspectos del acceso a los mercados: agropecuarios, no agropecuarios y de servicios.

A pesar de ello, creo que existe un evidente deseo de lograr resultados en Nairobi. Y, como esta es la primera conferencia ministerial que se celebra en África, existe, en especial, un evidente deseo de lograr resultados para África y para los PMA (la mayoría de los cuales son países africanos).

En las últimas semanas ha quedado en claro que algunas cuestiones parecen estar más al alcance de la mano que otras. Sin perjuicio de cualquier otro resultado que podamos lograr antes de Nairobi, diría que entre estos posibles resultados figuran los siguientes:

  • la competencia de las exportaciones,
  • un conjunto de cuestiones relacionadas con el desarrollo y los PMA,
  • y disposiciones en materia de transparencia.

Estas son esferas prometedoras, pero que exigirán mucho trabajo.

Algunos Miembros no parecen dispuestos a ceder en relación con algunas de las cuestiones fundamentales que estábamos negociando, y se han sugerido ideas nuevas. Puede que nos sirvan de inspiración. El tiempo lo dirá. No soy muy optimista, pero mientras haya esperanza de avanzar en las esferas fundamentales, debemos esforzarnos al máximo.

No obstante, cuando faltan dos meses para Nairobi, parece que, sea cual sea el conjunto de resultados de Nairobi, no será viable, ni creíble, anunciar que se tratará de la conclusión del todo único del PDD. Parece que a este respecto hay consenso.

Dada la situación, la pregunta inevitable es: ¿qué hacemos con las cuestiones del PDD que no se aborden debidamente en el paquete de Nairobi? Por eso, ya estamos hablando de lo que haremos después de Nairobi.

A este respecto, hay opiniones divergentes sobre lo que ocurrirá después de Nairobi. Muchos dicen que, si no hay consenso en concluir la Ronda de Doha, esta simplemente continuará, y que debemos afirmar esto claramente. Otros dicen que si no concluimos la Ronda de Doha en Nairobi, entonces ahí acabará; incluso sin una declaración formal del final del PDD, este se habrá acabado a todos los efectos prácticos y después de Nairobi ya no habrá más conversaciones sobre las cuestiones de Doha.

Evidentemente será extremadamente difícil conciliar esas opiniones.

Sin embargo, creo que no podemos pasar por alto que hay importantes puntos de coincidencia al reflexionar sobre el camino a seguir.

Por ejemplo, creo que todos estamos de acuerdo en lo siguiente:

  • queremos lograr algún resultado en Nairobi;
  • sea cual sea el resultado que logremos, no bastará para concluir formal y consensuadamente el PDD;
  • seguimos estando dispuestos a tratar las cuestiones fundamentales del PDD y su dimensión de desarrollo después de Nairobi, aunque no hay acuerdo sobre si hacerlo en el marco del PDD o con arreglo a una arquitectura reformulada.

La cuestión es si podemos -o si queremos- reflejar en un texto consensuado en Nairobi esos y otros posibles puntos de coincidencia.

En Ginebra, hemos empezado a deliberar sobre el tipo de documento que podría resultar de la Conferencia Ministerial. Podría tratarse de:

  • una Declaración Ministerial;
  • una declaración del Presidente no consensuada;
  • o algún tipo de texto híbrido.

Desde un punto de vista institucional, lo mejor sería, por lo menos, lograr un acuerdo sobre parte del texto del documento final de Nairobi, pero no estoy seguro de que eso sea posible. Hay que ver si lo es.

Así, la semana pasada empezamos a estudiar la idea de iniciar el proceso de redacción de manera muy gradual e inclusiva, de modo que se tengan en cuenta todos los puntos de vista.

Muchas delegaciones han hecho hincapié en que corresponde a los principales protagonistas la responsabilidad especial de lograr que Nairobi funcione. Inevitablemente, en Ginebra, muchos aguardarán con impaciencia las señales procedentes de la reunión.

Creo que lo más valioso que pueden hacer ustedes hoy es:

  • en primer lugar: indicarnos si están dispuestos a proceder sobre la base de un conjunto de cuestiones específicas, el PDD reducido;
    • de ser así, ¿podríamos redoblar de inmediato nuestra labor en relación con las cuestiones más prometedoras que he mencionado precedentemente, sin perjuicio de los demás puntos que ya estábamos negociando?
  • en segundo lugar: considerar si deberíamos empezar inmediatamente a trabajar en el documento final de Nairobi;
    • de ser así, eso no prejuzgaría los resultados de esa labor, ni en cuanto al fondo ni en cuanto a la forma.

Hoy tenemos la oportunidad de incrementar considerablemente las posibilidades de éxito en Nairobi y, por tanto, de fortalecer el sistema de cara al futuro.

Así pues, aguardo con interés oír las opiniones de ustedes.

Muchas gracias por su atención.

 

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