La CM11 en pocas palabras

Carta del Director General a todos los periodistas que asisten a la Undécima Conferencia Ministerial

'Buenos Aires: Strengthening the multilateral trading system' - 9 December 2017

 

Estimado periodista:

Bienvenido a Buenos Aires y a la Undécima Conferencia Ministerial de la OMC. Para empezar, deseo expresar mi agradecimiento a la Argentina por los ingentes esfuerzos desplegados para albergar este importante evento. En el transcurso de los próximos días, aquí en Buenos Aires, tendrá usted ocasión de seguir de cerca cuestiones de vital importancia para el futuro del comercio internacional e informar al respecto.

En los últimos años, la OMC ha cosechado sucesivos éxitos. Hace cuatro años, en la Novena Conferencia Ministerial, celebrada en Bali, los Miembros concertaron el histórico Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, que podría reducir los costos del comercio en más de un 14% y aumentar el comercio mundial en aproximadamente 1 billón de dólares EE.UU. al año. Dos años más tarde, en la Décima Conferencia Ministerial, celebrada en Nairobi, los Ministros convinieron en eliminar las subvenciones a la exportación de productos agropecuarios, eliminar los derechos aplicables a 201 productos de tecnología de la información con un valor comercial de 1,3 billones de dólares al año y adoptar un conjunto de medidas comerciales que permitirán a los países menos adelantados exportar con mayor facilidad a los mercados más ricos del mundo. En conjunto, estos logros representan las reformas del comercio más importantes que se han llevado a cabo en dos decenios.

La Undécima Conferencia Ministerial es una oportunidad para seguir por ese camino. Será un momento para hacer balance de los importantes progresos que hemos realizado en los últimos años, lograr resultados donde sea posible y marcar la dirección de nuestra labor futura. En estos tiempos de incertidumbre, la Undécima Conferencia Ministerial será también una oportunidad para reflexionar sobre la importancia del comercio y del sistema multilateral de comercio.

Muchos no entienden bien el carácter contractual de la OMC. En el marco de este sistema, las reglas del juego están claramente definidas, y los comerciantes conocen bien cuáles son las condiciones de la actividad comercial en los mercados de los otros Miembros de la OMC. Las normas de la OMC proporcionan puntos de referencia y umbrales sobre lo que es permisible y lo que no. Por ejemplo, la mayoría de los Miembros de la OMC han negociado topes arancelarios para todas las importaciones, lo cual significa que todos conocen la imposición máxima aplicable a los productos importados.

Este sistema de normas y compromisos comunes no existía en la década de 1930, cuando el proteccionismo a modo de represalia contribuyó al hundimiento del comercio mundial, que se contrajo en dos terceras partes entre 1930 y 1933. La tentación del proteccionismo todavía existe hoy día, pero las normas de la OMC y el impresionante sistema de solución de diferencias de la Organización disuaden de tales políticas. Y nos consta que esas normas y ese sistema son eficaces, como se puso de manifiesto muy claramente en la respuesta a la Gran Recesión que empezó hace un decenio y que causó estragos en la economía mundial. Se trató de la conmoción económica más grave desde la década de 1930, pero, a diferencia de lo ocurrido entonces, la respuesta de las políticas comerciales fue moderada.

Aunque la crisis sí ocasionó una contracción inmediata del 12,2% en el comercio mundial en 2009, el sistema multilateral de comercio capeó el temporal, y en 2010 el crecimiento del comercio se había recuperado un 14,5%. El marco de normas y prácticas comunes fue determinante para que los Miembros de la OMC procedieran con moderación en la aplicación de medidas restrictivas del comercio. El proteccionismo no logró imponerse. De hecho, desde 2008 menos del 5% del comercio mundial ha sufrido los efectos de las medidas restrictivas del comercio. El sistema multilateral de comercio fue -y sigue siendo- el garante esencial de la estabilidad en las relaciones económicas.

Naturalmente, la tentación del proteccionismo sigue existiendo, impulsada en la actualidad por las perturbaciones generalizadas en el mercado laboral (que, de hecho, se deben en gran medida a los adelantos tecnológicos más que a la competencia extranjera). Gracias al sistema de comercio, los países, en general, se han resistido a esa tentación, pero el sistema es fuerte solo en la medida en que lo es el compromiso de sus Miembros.

En Buenos Aires, los Miembros examinarán cómo podemos seguir fortaleciendo y mejorando el sistema para asegurarnos de que responda mejor a las necesidades de todos y refleje mejor las prioridades de los ciudadanos a quienes representamos. Con este fin, los Miembros de la OMC han puesto sobre la mesa muy diversas ideas. Durante los últimos meses han mostrado unas energías y un compromiso renovados en muchas esferas: han trabajado intensamente y han planteado con nuevo ímpetu propuestas y maneras novedosas de enfocar nuestra labor.

En este momento extraordinario de gran creatividad que se ha observado desde la Décima Conferencia Ministerial, los Miembros han debatido acerca de cómo se podría llegar a acuerdos en los ámbitos de la agricultura, reglamentaciones para el comercio de servicios menos complicadas y disciplinas en materia de subvenciones a la pesca. Desde el año pasado se han presentado más de 20 propuestas nuevas solo en la esfera de la agricultura, en las que se plantean nuevas formas de abordar cuestiones de vital importancia, como son la constitución de existencias públicas de cereales, las subvenciones internas a la agricultura causantes de distorsión del comercio y la mejora de la transparencia. Además, algunos Miembros han estado haciendo avanzar conversaciones en esferas como la facilitación de las inversiones, el comercio electrónico y la facilitación de la participación de las microempresas y las pequeñas y medianas empresas (MIPYME) en el mercado mundial.

Las perspectivas de avance en cuestiones específicas en Buenos Aires no están claras. Sigue habiendo división de opiniones entre los Miembros sobre muchas cuestiones. Puede que los Ministros traten de llegar a acuerdos allí donde sea posible, o que se comprometan a poner en marcha programas de trabajo para hacer avanzar la labor. Los éxitos de los últimos años nos han proporcionado enseñanzas muy valiosas en cuanto a qué tipos de procesos funcionan y cuáles no. Sabemos, por ejemplo, que los acuerdos en los que participan los 164 Miembros de la OMC deben adaptarse para proporcionar flexibilidad a fin de tener en cuenta los intereses de los países de todos los niveles de desarrollo. Se necesitan períodos de transición y una asistencia técnica adecuados si queremos que los países pobres participen. Este enfoque fue una de las claves del éxito de las negociaciones del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio. Las normas de la OMC permiten una gran flexibilidad en lo que se refiere a la forma de estructurar los acuerdos, en particular si son solo unos cuantos Miembros los que quieren promover determinada cuestión.

La labor que llevemos a cabo aquí esta semana y en los años venideros debe traducirse en resultados concretos que favorezcan las vidas de las personas y sus medios de subsistencia. Eso significa obtener resultados que den lugar a un sistema de comercio más inclusivo y sostenible. Significa reducir las trabas burocráticas para que las empresas más pequeñas puedan participar en el comercio internacional. Significa velar por que haya reglas de juego equitativas que permitan a los agricultores de todos los países competir en condiciones de igualdad. Significa crear un entorno en que las mujeres emprendedoras puedan prosperar en el mercado mundial.

Todas estas cuestiones serán objeto de la atención ministerial en el transcurso de los próximos días. No encontraremos respuestas a todas ellas en tan poco tiempo, pero podemos realizar verdaderos avances. Esta Conferencia Ministerial es una plataforma sobre la que podemos construir una OMC más sensible a las necesidades de nuestros Miembros y de las personas a quienes representamos. En los últimos años hemos llevado a la Organización por un camino muy positivo. Así que debemos seguir avanzando. En Buenos Aires, cosecharemos los frutos que estén a nuestro alcance y asentaremos las bases de futuros éxitos.

Una última reflexión: para que todo esto ocurra, será necesario que cada uno de nosotros defienda el sistema de comercio. Será necesario que los Miembros reacios a ponerse al frente en el pasado asuman ahora la responsabilidad del liderazgo. La OMC y el sistema de comercio ya han demostrado antes su valor, y volverán a demostrarlo en el futuro. Todos deberíamos esforzarnos en preservar y fortalecer este recurso esencial.

Le saluda atentamente,

Roberto Azevêdo
Director General