WT/L/658
La siguiente comunicación, de fecha 20 de octubre de 2006, se distribuye a petición de la delegación de Benin.

La Unión Africana lamenta profundamente que el pasado mes de julio se suspendieran las negociaciones del Programa de Doha para el Desarrollo de la OMC debido a que las principales potencias comerciales no fueron capaces de dar muestras de la flexibilidad necesaria para reducir las divergencias entre sus posiciones de negociación y avanzar hacia la conclusión de la Ronda.

África es el continente con el mayor número de países menos adelantados y actualmente es la región más marginada del sistema multilateral de comercio. En consecuencia, es precisamente África quien paga el precio más alto por las persistentes distorsiones del comercio internacional.

El comercio internacional desempeña una función primordial en la promoción del desarrollo económico y la reducción de la pobreza, y es esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio en África.

Para millones de nuestros ciudadanos, el Programa de Doha para el Desarrollo representa la esperanza de mejorar su calidad de vida y salir de la pobreza absoluta.

Los Miembros de la OMC, en particular los países desarrollados, tienen el deber, la responsabilidad y la obligación moral de no defraudar a los países africanos ni quebrar su fe en el sistema multilateral de comercio incumpliendo las promesas hechas en Doha.

Los países de África consideran inaceptable la situación de estancamiento actual y la incapacidad de las potencias comerciales para hacer realidad las promesas que han hecho a los países africanos y a los demás países en desarrollo, en particular a los países menos adelantados, de situar en el centro del Programa de Trabajo de Doha los intereses y preocupaciones de esos países.

Consideramos extremadamente grave que las principales potencias comerciales no hayan sido capaces de traducir su compromiso político de concluir con éxito el Programa de Doha para el Desarrollo -tal como se reafirmó en San Petersburgo- en una flexibilización de sus aferradas posiciones negociadoras. Esa incapacidad de alcanzar un compromiso sobre la reducción de las subvenciones agrícolas y el acceso a los mercados agrícolas está en el origen de la suspensión de las negociaciones en julio, sólo unas pocas semanas después de la cumbre de San Petersburgo, con lo que se truncó toda esperanza de concluir la Ronda antes de finales de año.

La agricultura ocupa un lugar central en el Programa de Doha para el Desarrollo. La mayoría de los pueblos africanos, y en particular los más pobres, dependen de la agricultura para su subsistencia. Las subvenciones agrícolas internas y los obstáculos al acceso a los mercados agrícolas amenazan seriamente la supervivencia de estos pueblos y agravan su pobreza.

La Ronda de Doha, si quiere permanecer fiel a la dimensión del desarrollo a la que tanta importancia atribuye, tiene que poner remedio a esta situación.

Acogemos favorablemente las recomendaciones del Equipo de Trabajo de la OMC para la puesta en marcha de la iniciativa de la ayuda para el comercio.

Alentamos a los Miembros de la OMC a trabajar diligentemente para asegurar la aplicación de las recomendaciones de la iniciativa de la ayuda para el comercio, que, pese a no formar parte del todo único del Programa de Trabajo de Doha, es un complemento esencial de las oportunidades comerciales que se derivarían de un resultado favorable al desarrollo en la Ronda de Doha.

Instamos encarecidamente a todos los Miembros de la OMC a reanudar las negociaciones de la Ronda de Doha con la mayor prontitud posible.

Con ese fin, exhortamos a la Unión Europea y a los Estados Unidos en particular a que den muestras de su compromiso político de respaldar —no mediante declaraciones sino cambiando sus posiciones negociadoras— los esfuerzos de reforma y buen gobierno que han realizado nuestros países y que son el fundamento del crecimiento económico registrado en África a lo largo de los últimos tres años.

Reiteramos que África mantiene su compromiso en favor de la conclusión de la Ronda de Doha, que constituye una prioridad para el desarrollo de nuestros países. Reafirmamos también nuestra determinación de sumar nuestros esfuerzos a los de los otros Miembros de la OMC para lograr que se reanuden las negociaciones con la mayor prontitud posible.

En este momento crítico de las negociaciones, instamos a todos los Miembros de la OMC, y en particular al G-6, a poner fin a la situación de estancamiento existente. Cada mes que pasa, el mantenimiento de las distorsiones comerciales representa un costo económico y humano demasiado elevado e insostenible para nuestra población.