Los dos documentos se distribuyeron al mismo tiempo, dado que los Miembros asocian ambos temas. Con su distribución se inicia otra intensa serie de reuniones en las que los Miembros tratarán de alcanzar un acuerdo y, probablemente, modificarán el proyecto.

Los proyectos no son en modo alguno el texto definitivo. Reflejan sobre el papel las posibles esferas de acuerdo, de manera que los Miembros puedan formular observaciones e introducir modificaciones adicionales.

Los textos distribuidos se basan en las posiciones que los gobiernos Miembros de la OMC han mantenido durante varios meses en la última etapa de las negociaciones. Contienen las opiniones de los Presidentes de las negociaciones sobre cuáles son los aspectos en que los gobiernos podrían llegar a un acuerdo, forjadas a partir de lo que los Miembros han propuesto y debatido a lo largo de siete años de negociaciones y de sus respuestas a los anteriores documentos de los Presidentes.

Por consiguiente, éstas no son “propuestas” de los Embajadores de Nueva Zelandia y el Canadá en el sentido habitual del término. Dicho de otro modo, no reflejan lo que a juicio de los Presidentes sería “positivo” para el comercio agrícola mundial, sino lo que podrían aceptar todas las partes en las negociaciones.