WTO NOTICIAS: DISCURSOS DG PASCAL LAMY
Foro público de la OMC 2008: “Con el comercio hacia el futuro”
Señoras y señores:
Bienvenidos a la OMC.
Este año la OMC abre sus puertas al público en un momento en que los
titulares de los diarios anuncian una posible Gran Depresión “Nº 2”. Sin
embargo, los dirigentes políticos de los Estados Unidos, que han visto
la semana pasada las señales de alarma de varias enormes instituciones
financieras, al igual que los dirigentes de todo el mundo, están
tratando desesperadamente de evitar la serie de errores desafortunados
que acentuaron la crisis financiera de los años 30.
Todos afirman que se han aprendido las lecciones de la Gran Depresión y
que se evitarán muchos de los errores de política asociados con ella.
Pero una lección importante de la Gran Depresión, que no debemos
olvidar, es que el “proteccionismo” y el aislamiento económico no dan
buenos resultados. Son políticas del pasado que no tienen lugar en
nuestro futuro.
Por muy tentador que parezca en momentos de crisis asegurar a nuestros
productores que les aislaremos de la competencia cerrando nuestras
fronteras a los bienes y servicios importados, esto es algo que es
preciso evitar. De hecho, lo único que se consiguió con la tristemente
célebre Ley arancelaria Smoot Hawley de los años 30, que aumentó los
aranceles de los Estados Unidos sobre 20.000 artículos importados a
niveles sin precedentes, fue una guerra comercial entre las naciones.
Como resultado de ellos resultaron empobrecidos todos y cada uno, y se
demostró que el proteccionismo y las políticas que perjudican a los
demás no conducen a ninguna parte.
En una crisis financiera y en momentos de malestar económico, y en
particular en un momento en que los precios de los alimentos aumentan
aceleradamente, lo que necesitan desesperadamente los consumidores
empobrecidos es que su poder adquisitivo mejore, y no que se reduzca. Lo
que se necesita en tiempos de crisis es asegurar que los consumidores
compren más por menos dinero. La tentación de cerrar nuestras fronteras
lleva exactamente a lo contrario. No hay duda por tanto de que este
huracán que ha asolado nuestros mercados financieros no debe disuadir a
la comunidad internacional de sus esfuerzos por lograr una mayor
integración económica y una mayor apertura. Sin embargo, para que sea a
la vez sostenible y justa, esta integración debe estar basada en normas,
y las normas deben actualizarse regularmente.
El Foro Público de este año se titula muy oportunamente “Con el comercio
hacia el futuro” y ese título nos lleva a la pregunta siguiente: ¿Qué
tipo de régimen internacional de comercio legaremos a las futuras
generaciones? ¿Queremos un sistema multilateral de comercio fortalecido,
basado en normas y reglamentaciones, a la vez que un mecanismo de
solución de diferencias entre los Miembros efectivo, o queremos un
cúmulo de acuerdos de libre comercio? Los que están a favor de los
acuerdos de libre comercio destacan la ineficiencia del proceso
multilateral. Aducen que el sistema multilateral de comercio en el que
una ronda de negociaciones, en este caso el Programa de Doha para el
Desarrollo, lleva siete años, sin que se llegue a un final, es un
sistema que no funciona.
Yo les digo: ¿Cuánto tiempo lleva negociar un acuerdo de libre comercio?
Muchas veces la respuesta es el mismo número de años, pero con un
resultado limitado a sólo dos o a muy pocos participantes y a un
conjunto limitado de tópicos. No hay duda entonces de que es preciso dar
más crédito a un esfuerzo internacional encaminado a actualizar las
normas de la Organización Mundial del Comercio, un esfuerzo mediante el
cual se abarcaría a los 153 Miembros.
A los escépticos del proceso multilateral les diría también: ¿Y cuál es
el acuerdo de libre comercio que ha logrado una reducción de las
subvenciones? ¿No es acaso la reducción de las subvenciones que
distorsionan el comercio esencial para igualar el terreno en las
relaciones comerciales internacionales? Aunque el punto fuerte de los
acuerdos de libre comercio sea la reducción de los aranceles, es
evidente que esos acuerdos no son eficaces en el ámbito de la reducción
de las subvenciones. Por muy imperfecto que sea actualmente el sistema
de la OMC, no veo sinceramente que haya otras opciones.
A quienes dudan de la importancia de la reducción de las subvenciones
para los pobres del mundo, les diría que se han planteado en la OMC
muchas diferencias sobre subvenciones, entre ellas el asunto del algodón
contra los Estados Unidos y la diferencia sobre el azúcar contra la
Comunidad Europea. Son esas subvenciones las que han impulsado al mundo
en desarrollo a poner las negociaciones sobre la agricultura en primer
plano en el Programa de Doha para el Desarrollo. De esta manera, el
mundo en desarrollo ha pedido a las naciones desarrolladas que apliquen
en la práctica lo que dicen sobre la apertura del comercio. En esto
reside la importancia de la OMC como plataforma para las negociaciones.
Me apresuro a decir que se trata de una plataforma en que los Miembros
con sólo unos pocos millones de habitantes pueden plantear diferencias
contra continentes enteros, y ganarlas.
Ahora bien, si el sistema multilateral de comercio es tan útil para
todos, ¿cómo podemos impulsarlo hacia el futuro? Mi respuesta es que la
OMC sólo podrá tener éxito en el futuro si logramos asegurar que tenga
éxito ahora, en el presente. Es necesario finalizar el Programa de Doha
para el Desarrollo a satisfacción de todos los participantes para que
sea posible llevar adelante una OMC fortalecida. En pocas palabras, “en
primer lugar las prioridades”.
Lo que el mundo tiene ahora ante sí en la Ronda de Doha de negociaciones
comerciales es un paquete que incluye: la reducción de las subvenciones
a la agricultura injustas; la reducción de los obstáculos arancelarios
sobre los productos industriales y agrícolas; la reducción de los
obstáculos al comercio en servicios críticos como la banca, la energía y
el medio ambiente; y más allá de todo esto, una infinidad de nuevas
normas comerciales en áreas como la facilitación del comercio, las
medidas antidumping o las subvenciones a la pesca, para nombrar sólo
algunas. Todo esto es necesario para poner el sistema de comercio en
consonancia con las nuevas realidades del mercado.
Pero hay además un objetivo de política fundamental. En la Ronda de Doha
se trata de renovar el “affectio societatis”, los votos del contrato
original de la OMC. Sus dos principios fundamentales son: que las
contribuciones a un comercio más libre deben hacerse sobre la base del
nivel de desarrollo de los Miembros y, en segundo lugar, que los
Miembros deben estar obligados por un conjunto de obligaciones
internacionales.
Pese al revés que sufrieron las negociaciones de Doha en julio, las
conversaciones se han reanudado una vez más con el objetivo de lograr un
acuerdo sobre los parámetros para la reducción de los aranceles y las
subvenciones antes de fin de año (en nuestra jerga, las “modalidades”).
No hay duda de que es preciso cruzar este jalón importante antes de
considerar una ampliación del programa de la OMC o una modificación de
las prácticas de adopción de decisiones.
Hay actualmente tres limitaciones principales a que hacemos frente en
nuestro trabajo: la primera es el enfoque de acumulación progresiva, en
el que los Miembros deben en todos los casos tomar la iniciativa de
presentar propuestas de negociación y de soluciones de transición; la
segunda es el concepto de un “todo único”, que implica que en una ronda
de negociaciones con 20 puntos diferentes, no se llega a un acuerdo
sobre ninguno hasta que se llegue a un acuerdo sobre todos; y la tercera
es la adopción de decisiones por consenso, que se acerca bastante a la
unanimidad.
No hay duda de que estos tres factores combinados han ralentizado el
proceso de negociación, pero ellos son también esenciales para asegurar
la legitimidad y el equilibrio en los resultados de las negociaciones.
Estoy firmemente convencido de que estos factores deben tenerse
presentes en la Ronda de Doha. No creo personalmente que sea el momento
de iniciar negociaciones paralelas sobre la forma de negociar. Esto debe
quedar para más tarde.
La Ronda de Doha brinda una oportunidad importante para que la sociedad
civil haga escuchar su voz. Varios de los tópicos incluidos en el
programa de negociación son tópicos por los que la sociedad civil ha
luchado dura y largamente; por ejemplo, la reducción de las subvenciones
a la agricultura de los países ricos del mundo; la reducción de las
subvenciones a la pesca que perjudican el medio ambiente; la apertura
del comercio en bienes y servicios ambientales; y el logro de una mayor
compatibilidad entre las normas de la OMC y los acuerdos multilaterales
sobre el medio ambiente. Ahora que estos tópicos están decididamente
incluidos en el programa, la sociedad civil debe seguir trabajando con
la OMC. Señoras y señores, ustedes pueden y deben ayudarme a realizar
este trabajo y a lograr una conclusión positiva en todos y cada uno de
estos tópicos.
Algunos de ellos, si se encaran con éxito, pueden ya contribuir en gran
medida a hacer frente a problemas como la crisis de los precios de los
alimentos y el cambio climático. La reducción de los aranceles y las
subvenciones a la agricultura permitiría que una mayor parte de la
producción agrícola pasara al mundo en desarrollo; permitiría que la
oferta se ajustara mejor a la demanda; y reduciría las causas
estructurales de las crisis alimentarias. De la misma manera, la
apertura del comercio en bienes y servicios ambientales, en particular
de las tecnologías inocuas para el medio ambiente, puede hacer que el
equipo esencial para la prevención y la reducción de la contaminación
resulte más accesible para los países que lo necesitan, y que se haga
frente así a la crisis climática.
En nuestro Foro Público del año pasado cité algunos de los éxitos que ha
tenido la sociedad civil en su influencia sobre la OMC, especialmente en
el área de los ADPIC y del acceso a los medicamentos. Ayer mismo se hizo
el primer despacho de medicamentos genéricos contra el SIDA del Canadá a
Rwanda con arreglo a las disposiciones resultantes del mandato de Doha.
Pido hoy a la sociedad civil que siga promoviendo sus ideas y sus
soluciones. Sólo con su participación activa podrá llegar a ser la OMC
el tipo de institución que desean ustedes para el futuro.
Este Foro, organizado con el enfoque habitual de acumulación progresiva,
es de ustedes. Ustedes han elaborado el programa y organizado las
numerosas sesiones que se realizarán hoy y mañana. Nosotros sólo les
hemos dado nuestras instalaciones. Pero lo más importante que les damos
en estos días es, a mi juicio, nuestra atención. Para los Miembros de la
OMC y para los funcionarios de la Secretaría, este es un momento
dedicado a la atención y el aprendizaje. Quiero terminar así dándoles
las gracias por hacer posible el Foro de este año.
> Si tiene problemas para visualizar esta página,
sírvase ponerse en contacto con [email protected], y proporcionar detalles sobre el sistema operativo y el navegador que está utilizando.