En el prólogo del Informe, la Directora General de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, señala lo siguiente: “El orden económico internacional posterior a 1945 se basaba en la idea de que la interdependencia entre las naciones mediante el aumento del comercio y los vínculos económicos fomentaría la paz y la prosperidad compartida. Durante la mayor parte de los últimos 75 años, esta idea orientó a los responsables de la formulación de políticas y ayudó a sentar las bases de una época sin precedentes de crecimiento, niveles de vida más altos y reducción de la pobreza.  Hoy en día, esta visión está en peligro, al igual que el futuro de una economía mundial abierta y previsible.”

La DG Okonjo-Iweala añade: “La OMC no es perfecta, ni mucho menos. Pero los argumentos a favor de reforzar el sistema de comercio son mucho más sólidos que los que abogan por abandonarlo”.

Al presentar el Informe durante la inauguración del Foro Público anual de la OMC, el 12 de septiembre, el Economista Jefe de la OMC Ralph Ossa dijo que cabía inferir principalmente que, “para superar los retos más acuciantes de nuestra época, era necesario adherirse al comercio y no rechazarlo”.

Explica, en particular, que en el Informe “se aboga por la ampliación de la integración comercial a más economías, personas y cuestiones, con arreglo a un proceso que hemos denominado “reglobalización”. Muestra que la integración comercial es un instrumento sumamente útil para elevar los niveles de vida, que ha contribuido a sacar a cientos de millones de personas de la pobreza.”

A partir de un análisis de la situación actual de la globalización, en el Informe se confirma que las tensiones geopolíticas empiezan a afectar a las corrientes comerciales, en concreto en el sentido de la fragmentación de las relaciones comerciales. Por ejemplo, según los cálculos de la Secretaría de la OMC, las corrientes comerciales de mercancías entre dos bloques geopolíticos hipotéticos — basados en los votos de la Asamblea General de las Naciones Unidas — aumentan entre un 4% y un 6% más lentamente que el comercio en el seno de esos bloques. Sin embargo, en el Informe se sostiene que, a pesar de estas constataciones, el comercio internacional sigue prosperando y, en general, la idea de la desglobalización aún no está respaldada por datos. La publicación pone de relieve la expansión del comercio de servicios digitales, el comercio de bienes ambientales y las cadenas de valor mundiales, así como la resiliencia del comercio frente a las recientes crisis mundiales.

En el Informe se examina la relación entre la integración económica y tres grandes desafíos a los que se enfrenta el orden económico mundial actual: seguridad y resiliencia, pobreza e inclusión, y sostenibilidad ambiental -ante los que muchos sostienen que la globalización no ha cumplido sus promesas o expone a los países a riesgos excesivos. Al examinar los datos disponibles, en el Informe se aduce que la “reglobalización”, es decir, un nuevo impulso hacia la integración de más personas, economías y cuestiones apremiantes en el comercio mundial, es una solución más prometedora que la fragmentación. Muestra que la apertura del comercio está estrechamente vinculada a una menor probabilidad de conflicto, y ha reducido considerablemente la pobreza durante los últimos cuatro decenios. Además, las mejoras tecnológicas facilitadas por el comercio han tenido efectos importantes para la reducción de las emisiones de carbono.

Por último, en el Informe se subraya la necesidad de intensificar el comercio y la cooperación para responder eficazmente a los grandes desafíos a los que se enfrentan los responsables de la formulación de políticas en todo el mundo, ya se trate de la seguridad, la inclusión o el cambio climático. En este contexto, una OMC revitalizada y reformada tiene un papel central que desempeñar.

Se puede descargar el Informe aquí. Se pueden obtener ejemplares impresos en la Librería en línea de la OMC.

El resumen del Informe puede consultarse aquí.