Buenos días a todos y bienvenidos.

Como ya han tenido la oportunidad de leer el comunicado de prensa, expondré brevemente los aspectos generales y me detendré en algunas de las cuestiones que considero fundamentales.

El año 2015 ha sido sin duda un año turbulento.

Ha sido un año dominado por la volatilidad y la incertidumbre:

• El comercio mundial registró una inquietante caída en el primer semestre del año, para repuntar a continuación en el segundo.
• Se desplomaron los precios del petróleo, con una reducción de más del 60%.
• El dólar estadounidense se apreció en alrededor del 20%.
• La economía de China perdió impulso, si bien experimentó una cierta recuperación hacia finales de año.
• Como hecho más positivo, cabe señalar que la demanda de importaciones se fortaleció de forma considerable en los Estados Unidos y la UE, lo que amortiguó la desaceleración en el resto de las economías.

En la esfera del comercio, el resultado general ha sido un crecimiento del 2,8%, lo que ha hecho de 2015 un año más en que el crecimiento del comercio mundial ha sido escaso, pero de signo positivo.

Por lo que se refiere a 2016, nuestra predicción es que el comercio seguirá creciendo de forma constante, a una tasa del 2,8%.

A tenor de esas expectativas, 2016 será el quinto año consecutivo en que el comercio crezca a una tasa inferior al 3%. El panorama es sin duda desalentador, pero no faltan precedentes. De hecho, el crecimiento del comercio fue todavía más débil a principios del decenio de 1980. Y nuestras previsiones indican que saldremos de esa dinámica de bajo crecimiento en los próximos años.

En cuanto a 2017, nuestro pronóstico es que el crecimiento del comercio se reactivará hasta situarse en un 3,6%.

Estas cifras se basan en la premisa de que el PIB mundial crecerá en un 2,4% este año y en un 2,7% el año próximo.

Es posible que haya que revisar a la baja estas previsiones, por ejemplo por una ulterior desaceleración de las economías emergentes y la volatilidad de los mercados financieros. Los indicadores de la confianza de las empresas y de los consumidores registran últimamente valores más negativos. No obstante, cabe también la posibilidad, aunque lejana, de que los resultados sean mejores de lo previsto si la política monetaria que ya se está aplicando logra impulsar el crecimiento en la zona del euro.

Este es el panorama general, pero quisiera llamar la atención sobre una serie de cuestiones concretas.

En primer lugar, es importante señalar la distinción entre el crecimiento del comercio expresado en dólares y en volumen.

Los artículos de prensa que informaban sobre el desplome del comercio el año pasado se basaban en su mayoría en el valor en dólares del comercio, que cayó de forma llamativa, en un 13,5%.

La perturbación debida al descenso del valor en dólares del comercio es sin duda muy considerable. La caída registrada en 2015 obedeció sobre todo a las grandes fluctuaciones de los precios de los productos básicos y de los tipos de cambio, no a una disminución del volumen de mercancías que cruzaron las fronteras.

Por lo general, una disminución del volumen de comercio se asocia a una recesión mundial, y por eso en nuestras previsiones solemos prestar más atención a la evolución.

En segundo lugar, si bien prevemos que el crecimiento del volumen de comercio se mantendrá bastante constante, la distribución de ese crecimiento está cambiando.

Entre 2011 y 2013, un motor esencial del crecimiento fue la demanda de importaciones en Asia. Sin embargo, en los dos últimos años esta situación ha cambiado. El modesto crecimiento que se observa en la actualidad está impulsado por el aumento de la demanda en los Estados Unidos y en Europa, que compensa la desaceleración en Asia y en el resto del mundo.

De hecho, si la contribución de Asia al comercio se hubiera situado en el promedio de los últimos años, en 2015 el comercio mundial habría registrado un crecimiento del 3,5% en lugar del 2,8%.

Aunque el lento crecimiento que presenta el comercio en la actualidad recuerda los niveles de principios del decenio de 1980, la situación es muy diferente a la de entonces en algunos aspectos clave.

El comercio mundial se ha transformado en el transcurso de las últimas décadas, y en la actualidad son más y más diversos los actores destacados que influyen y repercuten en el crecimiento.

En el decenio de 1980, las economías desarrolladas representaban más del 70% de las importaciones mundiales, pero ese porcentaje se ha reducido desde entonces al 57%. Entretanto, la demanda de importaciones en el Brasil, China y la India se ha incrementado de menos del 3% a cerca del 14%.

En tercer lugar, me gustaría hablar de cómo ha evolucionado la relación entre el crecimiento del comercio y el del PIB.

Según nuestras previsiones, 2016 será el quinto año en el que el comercio mundial habrá crecido aproximadamente al mismo ritmo que el PIB mundial, y no el doble de rápido, como era habitual en los años anteriores a la crisis financiera.

El contraste es llamativo, pero en realidad no muy revelador.

El lento crecimiento que estamos presenciando es un fenómeno atípico, pero también lo fueron las elevadas tasas de crecimiento observadas antes de la crisis.

En un futuro próximo, no debemos esperar que vuelvan a registrarse unas tasas de crecimiento de ese tipo, tan elevadas y anómalas.

En realidad, desde la posguerra hasta hoy, la relación entre el crecimiento del comercio y el del PIB ha sido aproximadamente de 1,5 a 1 en promedio. Consideramos que, a medio plazo, la expectativa más realista es un retorno a ese nivel.

Por último, desearía destacar una vez más que los Miembros de la OMC están en condiciones de influir en esta situación.

Hay una serie de medidas que podemos adoptar para conseguir que el comercio impulse el crecimiento económico, la creación de empleo y el desarrollo.

Por ejemplo, los Miembros de la OMC pueden proceder a eliminar gradualmente las medidas que restringen el comercio instauradas desde la crisis y a aplicar los importantes acuerdos que han alcanzado en los últimos tiempos.

La aplicación del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la OMC reducirá hasta en un 15% los costos del comercio a nivel mundial, por lo que tendrá una repercusión mayor que la eliminación de todos los aranceles que persisten en el mundo y podría incrementar el valor del comercio mundial en 1 billón de dólares anuales.

Estamos viendo cómo las ratificaciones del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio se suceden a buen ritmo, pero es preciso concluir pronto esa labor para que el Acuerdo entre en vigor y se materialicen sus ventajas. Del mismo modo, los Miembros están tomando medidas positivas para dar cumplimiento a otras decisiones recientes, como los acuerdos sellados en nuestra Conferencia Ministerial celebrada en Nairobi en el mes de diciembre, a fin de eliminar las subvenciones a la exportación de productos agropecuarios y los aranceles aplicados a una amplia gama de productos de TI.

Naturalmente, podemos hacer mucho más.

Los Miembros están manteniendo un intenso debate sobre la posible orientación futura de nuestra labor de negociación, examinando de qué manera podemos abordar las cuestiones restantes de Doha y posiblemente debatir otras cuestiones.

Desde Nairobi me he puesto en contacto con los Miembros para facilitar este debate. He visitado más de una docena de países durante las últimas semanas y me he reunido con dirigentes de todo el mundo.

Hasta ahora no había percibido nunca un grado de interés tan alto por las actividades que realizamos en este ámbito. Por consiguiente, soy optimista sobre nuestra labor futura y las posibilidades de fomentar con ella el crecimiento económico y la creación de empleo.

Gracias por su atención.