WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO


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> Discursos: Roberto Azevêdo

> 20 años creando nuevas vías para el desarrollo sostenible

> La OMC y el PNUMA impulsan el diálogo sobre las cuestiones relacionadas con el comercio y el medio ambiente

> La OMC y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)

Director Ejecutivo Achim Steiner,

Secretario Ejecutivo Rolph Payet,

Secretario General John Scanlon,

Sr. Adrian Macey,

Distinguidos invitados,

Señoras y señores,

Bienvenidos a la OMC.

Las cuestiones ambientales están estrechamente unidas a la historia de esta Organización.

Se empezaron a abordar en los años setenta, en tiempos de nuestro predecesor el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio.

Y fueron una cuestión clave en la Ronda Uruguay, que finalmente llevó a la creación de la OMC en 1995.

Los fundadores de la OMC vieron claramente que el bienestar de las sociedades, las economías y los hábitats no son independientes, sino que hay entre ellos una estrecha interrelación.

Esos fundadores veían en la cooperación mundial en materia de comercio un medio para impulsar el crecimiento, aliviar la pobreza, elevar los niveles de vida y lograr el pleno empleo, protegiendo al mismo tiempo el medio ambiente.

De hecho, el principio del desarrollo sostenible está consagrado en el primer párrafo de la primera página de nuestro texto fundacional, el Acuerdo de Marrakech.

En los 20 años transcurridos desde entonces, los vínculos entre el comercio y el medio ambiente han aumentado considerablemente y, en consecuencia, se han convertido en parte integrante de nuestra labor.

Por este motivo en este año de celebración pensé que era crucial que prestáramos realmente atención a esas cuestiones.

No cabe duda de que 2015 es un año decisivo para el comercio y el medio ambiente.

Este año tendrán lugar varios eventos importantes, como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la Conferencia Ministerial de la OMC, que se celebrarán en diciembre en París y Nairobi, respectivamente.

Teniendo esto presente, esta mañana me gustaría aprovechar la oportunidad para hablar sobre la evolución de los vínculos entre esas cuestiones y sobre algunas formas en las que podemos colaborar en la práctica para hacer frente a los retos que plantean.

Podría decirse que hay tres grandes tendencias que han hecho que las cuestiones ambientales se incorporen a la labor de la OMC.

En primer lugar, el comercio internacional ha aumentado muchísimo desde la creación de la OMC.

Cerca del 30% de lo que se produce hoy en el mundo se comercializa, frente a solo el 18% cuando se inició la Ronda Uruguay en 1986. Desde esa época, el comercio ha desempeñado un papel fundamental para apoyar el crecimiento y el desarrollo. Es más, ha demostrado ser uno de los instrumentos de lucha contra la pobreza más eficaces de la historia.

Sin embargo, como es lógico, al aumentar el comercio también han aumentado las preocupaciones en cuanto a la repercusión que este puede tener en el medio ambiente.

Algunos aspectos del comercio en realidad benefician al medio ambiente, por ejemplo al favorecer una mayor eficiencia en la producción. Pero no cabe duda de que también puede haber efectos perjudiciales, que debemos tratar de gestionar y mitigar.

Uno de los problemas que se plantean es el comercio de especies amenazadas, y sin duda la CITES es un buen ejemplo de una solución eficaz.

La segunda tendencia es la importancia cada vez mayor de las medidas no arancelarias, mientras disminuyen progresivamente los obstáculos tradicionales (como los aranceles).

Esas medidas no arancelarias existen desde que los países empezaron a comerciar entre sí y se aplican por varios motivos, incluidos motivos ambientales. De hecho, todos los días gobiernos de todo el mundo adoptan nuevas medidas no arancelarias, o hacen más estrictas las ya existentes, para luchar contra las crecientes presiones sobre el medio ambiente.

Esas medidas van desde impuestos ambientales sobre los agentes contaminantes hasta incentivos públicos para apoyar las tecnologías verdes, pasando por requisitos para lograr un uso más eficiente de los recursos.

Los datos que recopilamos aquí en la OMC muestran esa tendencia.

Hoy por hoy, casi una de cada cuatro notificaciones de prescripciones técnicas que hacen los Miembros de la OMC se refiere a medidas relacionadas con el medio ambiente, cuando en 2003 esa proporción era de 1 de cada 10.

El recurso a esas medidas a menudo afecta al comercio, en la gran mayoría de los casos responde a objetivos legítimos de política ambiental u otros objetivos de política pública. Pero existe también el riesgo de que los gobiernos recurran a medidas no arancelarias con fines proteccionistas.

Tenemos varias opciones para tratar estos casos, como señalaré más adelante.

La tercera tendencia que quiero destacar es el aumento de los acuerdos comerciales regionales en los últimos años.

Desde el establecimiento de la OMC, hemos visto un aumento constante del número de esos acuerdos que incluyen disposiciones relacionadas con el medio ambiente.

Cerca del 60% de los acuerdos de esa índole notificados a la OMC, o al GATT, contienen disposiciones relacionadas con el medio ambiente que van más allá de las disposiciones de los Acuerdos de la OMC.

Como ya he dicho, es necesario hacer más análisis y disponer de más datos para comprender mejor lo que significan esas cifras.

Lo que está claro es que tanto los países desarrollados como los países en desarrollo consideran cada vez más que los acuerdos comerciales regionales constituyen un instrumento adecuado para abordar cuestiones ambientales relacionadas con el comercio.

La OMC ha tratado de reaccionar ante esas tendencias.

Nuestras normas dan a los Miembros un amplio margen para perseguir objetivos legítimos de política ambiental o de otro tipo, pero manteniendo el proteccionismo firmemente bajo control.

En los dos últimos decenios, varias medidas relacionadas con el medio ambiente se han sometido a nuestro sistema de solución de diferencias para determinar su conformidad con nuestras normas.

Las medidas en cuestión trataban de lograr varios objetivos de política, desde la conservación de las tortugas marinas hasta la protección del medio ambiente y la salud de las personas.

La jurisprudencia ha confirmado que se puede permitir a los Miembros aplicar medidas ambientales que restringen el comercio.

Pero los Miembros también deben cumplir determinadas condiciones para que las medidas ambientales no se apliquen de forma arbitraria ni se utilicen como una forma encubierta de proteccionismo.

También tenemos un foro dedicado a impulsar el diálogo y mejorar la comprensión mutua de esas cuestiones, el Comité de Comercio y Medio Ambiente.

En ese foro los Miembros han podido mantener un canal abierto de comunicación entre ellos y con la comunidad de la política ambiental, incluidas las secretarías de muchos de los acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente.

Y ha sido determinante para que el enfoque de la OMC respecto del medio ambiente pueda evolucionar y adaptarse a la cambiante realidad sobre el terreno.

Así que en la OMC tenemos bases sólidas para ocuparnos de cuestiones ambientales. Pero no cabe duda de que los vínculos entre el comercio y el medio ambiente aumentarán en los próximos años y, en consecuencia, tenemos que examinar la manera de fortalecer esas bases.

El comercio seguirá siendo un motor fundamental del crecimiento en los próximos años.

Sin el comercio, es difícil imaginar cómo el mundo podrá abastecer a una población que, según las previsiones, habrá aumentado en 2.000 millones de personas de aquí a 2050, y cómo podrá responder a la necesidad urgente de mejorar las condiciones de vida, sobre todo de los más pobres.

Por ello, hay que buscar formas prácticas y realistas de lograr que las políticas comerciales y ambientales se complementen, tanto a nivel nacional como internacional.

Y lo estamos intentado a través de nuestro programa de negociación.

Los Miembros de la OMC han estado examinando maneras de reducir el número y el nivel de los obstáculos arancelarios sobre bienes y servicios ambientales clave, una cuestión que forma parte del Programa de Doha para el Desarrollo.

El pasado mes de julio un grupo de Miembros, que en conjunto representa la mayoría del comercio mundial de bienes ambientales, inició, de manera independiente, un proceso para eliminar los aranceles sobre esos bienes.

Esas conversaciones sobre un “Acuerdo sobre Bienes Ambientales” incluirán tecnologías como los paneles solares y las turbinas hidroeléctricas. Es una iniciativa positiva que podría reportar importantes beneficios económicos y, lo que es fundamental, aunque la esté llevando adelante un grupo de Miembros, los beneficios se harían extensivos a todos los Miembros de la OMC.

Gracias a la eliminación, o reducción, de los obstáculos al comercio en este sector, los Miembros de la OMC podrían disponer más fácilmente de varios productos importados que incluyen tecnologías inocuas para el medio ambiente y de algunos de los servicios conexos, y también se podría estimular la innovación y facilitar el desarrollo de las industrias verdes.

Además de esa labor, creo que deberíamos tratar de mejorar la coherencia con otras iniciativas a nivel internacional.

El Programa de Doha también hace hincapié en la relación entre la OMC y de los acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente, los llamados AMUMA. Las secretarías de la OMC y de los AMUMA, incluida la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, colaboran de manera provechosa desde hace algunos años.

Si consiguiéramos concluir con éxito nuestras negociaciones sobre esta cuestión podríamos formalizar nuestra cooperación, y también tendríamos medios concretos de evitar posibles conflictos entre las normas de la OMC y las de los AMUMA, por ejemplo fortaleciendo la cooperación a nivel nacional entre los organismos públicos que se ocupan del comercio y del medio ambiente.

La OMC y el PNUMA también han colaborado de forma activa y constructiva en los últimos años.

Creo que nuestro informe conjunto, que explica por primera vez la conexión entre el comercio y el cambio climático, fue un hito que permitió acercar a nuestras instituciones.

Ahora deberíamos tratar de reforzar esa asociación.

La creación de la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, que celebró su primera reunión el año pasado, abre nuevas vías de cooperación entre nuestros dos organismos. Y estamos dispuestos a apoyar como podamos a esa Asamblea sobre el Medio Ambiente.

Señoras y señores, la creación de la OMC hace 20 años fue un momento crucial en la historia del multilateralismo.

También permitió consolidar las bases para abordar la relación entre comercio y desarrollo sostenible.

Ha ayudado a los Miembros de la OMC a adaptarse con éxito a la rápida evolución y expansión de los vínculos entre comercio y medio ambiente.

Pero como he indicado hoy, queda mucho por hacer.

Este año tenemos la oportunidad de dar un gran paso adelante …

  • gracias a la cooperación más estrecha entre nuestras organizaciones;
  • gracias a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se celebrará en París; y
  • avanzando en las negociaciones que celebramos aquí en la OMC, y también en nuestra Conferencia Ministerial en Nairobi.

La mejor manera de garantizar un futuro más favorable para nuestros hábitats, nuestras sociedades y nuestras economías sería lograr avances en cada uno de estos ámbitos y, en consecuencia, hacer realidad los objetivos que los fundadores de la OMC se fijaron hace 20 años.

Sé que todos vamos a trabajar para lograrlo y creo que hoy damos un paso importante en esa dirección.

Muchas gracias por su atención.

 

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