El AGCS abarca todos los servicios con dos excepciones, a saber: servicios prestados en el ejercicio de las facultades gubernamentales y, en el sector del transporte aéreo, los derechos de tráfico aéreo y todos los servicios directamente relacionados con el ejercicio de los derechos de tráfico. Pese a este campo de aplicación sumamente amplio, el Acuerdo y las negociaciones que se celebran con arreglo a sus disposiciones son una de las esferas menos polémicas de la labor actual en la OMC. Esto se debe a su extraordinaria flexibilidad, que permite a los gobiernos determinar en gran medida el nivel de las obligaciones que asumirán. Existen cuatro elementos principales de flexibilidad:
- los
gobiernos Miembros eligen los sectores o subsectores de servicios
en los que asumirán compromisos que garanticen el derecho de los
proveedores extranjeros a prestar el servicio. Cada Miembro debe
tener una lista de compromisos, pero como no existe ningún
requisito que imponga un mínimo de compromisos, algunas listas
abarcan sólo una reducida parte del sector;
- a
los servicios respecto de los cuales se asume un compromiso, los
gobiernos pueden fijar limitaciones especificando el nivel de
acceso al mercado y el grado de trato nacional que están
dispuestos a garantizar;
- los
gobiernos pudieron limitar los compromisos a uno o más de los
cuatro "modos de suministro" reconocidos por medio de
los cuales los servicios son objeto de comercio. Pueden también
retirar y renegociar los compromisos;
- para proporcionar un trato más favorable a determinados interlocutores comerciales, los gobiernos pueden aceptar exenciones, en principio limitadas a una duración de 10 años, del principio de NMF, que es por lo demás aplicable a todos los servicios, ya estén o no incluidos en la lista.
El Acuerdo contiene un número de obligaciones generales aplicables a todos los servicios, la más importante de las cuales es la norma NMF. Mas aparte de estas obligaciones generales, cada Miembro define sus propias obligaciones mediante los compromisos asumidos en su lista. Como un principio básico del Acuerdo es que los países en desarrollo se espera que liberalicen menos sectores y tipos de transacciones, en armonía con su situación de desarrollo, los compromisos de los países en desarrollo suelen ser menos amplios que los de los países más industrializados. Esta flexibilidad en la elaboración de las listas de compromisos es lo que puso fin a la polémica Norte-Sur con respecto a los servicios que caracterizó los primeros años de la Ronda Uruguay.
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