DDG Anabel González

Reflexiones sobre el comercio, desde Ginebra

por la ex DGA Anabel González*

Problemas en las cadenas de suministro y creciente incertidumbre: ¿cómo puede ayudar la OMC?

Las empresas siempre han tenido que gestionar amenazas a sus cadenas de suministro nacionales e internacionales. Los desastres naturales, los fallos técnicos, las guerras, los disturbios civiles, los riesgos financieros y macroeconómicos y más, han puesto en peligro su funcionamiento en varias ocasiones. Sin embargo, la pandemia ha puesto de relieve la realidad de que los riesgos son más frecuentes e intensos, y que es probable que aumenten en el futuro según vayan apareciendo más nuevas variantes, acontecimientos relacionados con el cambio climático, amenazas cibernéticas y tensiones geopolíticas. La guerra en Ucrania es un desastre humanitario; y también es un golpe durísimo para las redes de suministro, del que aún no se conocen todas las consecuencias.

Aunque no es algo nuevo, las perturbaciones se están convirtiendo cada vez más en la nueva normalidad, como se puso de relieve en el Foro sobre las Cadenas de Suministro Mundiales de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que se celebró el 21 de marzo de 2022. Un mensaje fundamental que transmitió la Directora General Dra. Ngozi Okonjo-Iweala es que retirarse del comercio no es la respuesta adecuada. En cambio, las políticas comerciales y la OMC pueden ayudar a las empresas a desarrollar resiliencia, gestionar las perturbaciones y afrontar un futuro incierto. La digitalización, respaldada por la cooperación internacional, también es una parte importante de la respuesta.

Cambios en las preferencias de los consumidores y perturbaciones en el terreno

La última crisis de las cadenas de suministro se debió a un incremento súbito de la demanda de mercancías durante la pandemia, ya que el gasto de consumo, impulsado por el estímulo económico, se trasladó de los servicios a las mercancías. La crisis sanitaria provocó en primer lugar un colapso de la actividad económica en general y el comercio mundial de mercancías disminuyó bruscamente, al igual que el turismo y los servicios de transporte. Pero la recuperación siguió una curva en forma de “V” y, cuando se produjo, la demanda de bienes se disparó, mientras que la de servicios tardó más en materializarse. Esto ocurrió primero en los Estados Unidos, donde los contenedores de transporte importados aumentaron en más del 17% entre 2020 y 2021, y luego en otras economías avanzadas.

Se prevé que siga habiendo problemas de suministro durante un tiempo, especialmente porque muchas empresas han pasado de estrategias basadas en el principio de “justo a tiempo” y otras estrategias de racionalización a enfoques “por si acaso” destinados a aumentar la seguridad de sus cadenas de suministro, con lo que han aumentado las compras para la constitución de existencias. Pero el comportamiento de los consumidores ya había cambiado antes de la COVID-19. El rápido crecimiento del comercio electrónico en el último decenio (el comercio electrónico había alcanzado ya los 26 billones de dólares en 2018) ha ejercido una presión cada vez mayor sobre las redes comerciales. En palabras de un orador en el Foro de la OMC, la infraestructura de la cadena de suministro mundial no se construyó para un mundo en el que los consumidores “lo quieren todo ahora mismo”.

Se observan cuellos de botella en las cadenas de suministro tanto en el mar como en la tierra, cuyas repercusiones se van expandiendo. Los atascos del transporte interior, añadidos a la saturación de los puertos y la escasez de trabajadores portuarios, camiones, chasis y espacio de almacenamiento, han limitado mucho la capacidad de transporte. Los transportistas marítimos están aumentando la inversión en nueva capacidad, al tiempo que aplican estrategias de digitalización e integración vertical mediante la adquisición de terminales, la creación de divisiones de carga aérea y el desarrollo de actividades de logística. Sin embargo, hacen falta un par de años para entregar grandes barcos y aún más para construir la infraestructura terrestre conexa necesaria. También se necesitará algún tiempo para eliminar los atascos del transporte interior.

La guerra en Ucrania ha ampliado las dificultades que afectan a las cadenas de suministro y ha aumentado la incertidumbre, y tiene importantes repercusiones comerciales que se extienden mucho más allá de los países que están directamente en conflicto. La menor conectividad del transporte marítimo, el aumento de los precios de la energía y la posible escasez de cereales, fertilizantes y otros suministros esenciales son algunos de los factores que agravarán aún más las dificultades actuales. La duración y el resultado de la confrontación determinarán si las perturbaciones actuales provocarán una fragmentación más profunda de las cadenas de suministro.

Efectos distributivos: los más pequeños y los que tienen menos poder de mercado se ven afectados de manera desproporcionada

La crisis de las cadenas de suministro, y las respuestas para superarla, han exacerbado las tensiones existentes en las redes de transporte y logística, y ha aumentado la preocupación por las repercusiones en la competencia. La elevada concentración en el sector del transporte marítimo mundial, la ampliación de las actividades de los transportistas marítimos a servicios que van más allá de las actividades puerto a puerto, y el trato especial concedido a algunos clientes mediante contratos a largo plazo, con franjas horarias garantizadas y tarifas fijas, fueron algunas de las muchas preocupaciones planteadas en el Foro. La supervivencia de los transitarios, las empresas de logística y los transportistas de los países en desarrollo podría estar en peligro y las pequeñas empresas siguen enfrentándose a unas tarifas de flete que están por las nubes.

Para adaptarse ante las perturbaciones de las cadenas de suministro, las grandes empresas están reexaminando sus estrategias de abastecimiento y estudiando formas de mitigar los efectos negativos, por ejemplo, buscando otros países de producción de bajo coste, ampliando los inventarios, reservando con antelación capacidad con las fábricas, firmando contratos a largo plazo con agentes logísticos y reestructurando los procesos de diseño de productos y de las cadenas de suministro. Sin embargo, para muchas pequeñas y medianas empresas los retos son mayores, ya que se han visto especialmente afectadas por la pandemia y las perturbaciones que han seguido. Desde anulaciones hasta modificaciones de las condiciones de pago, falta de disponibilidad de contenedores y retrasos en los puertos, muchas pequeñas empresas, tanto en las economías avanzadas como en las economías en desarrollo, sufrieron una importante presión, que se sumó a las ineficiencias operativas que ya existían en los puertos, a la fragilidad de las infraestructuras y a los fallos en las comunicaciones. Las empresas de los países en desarrollo sin litoral se enfrentan a condiciones aún más difíciles.

Además de afectar al comercio, las perturbaciones de las cadenas de suministro, incluido el aumento de las tarifas de transporte, están contribuyendo a la inflación en los Estados Unidos y en otros países. Los participantes en el Foro señalaron que las perspectivas de inflación a nivel mundial dependen en parte de la respuesta de las empresas a las señales de precios actuales. Las inversiones de capital fomentarían la productividad y crearían un impulso de la oferta que podría disminuir las presiones inflacionistas y estimular el crecimiento económico. También se hizo hincapié en el papel de las políticas nacionales para controlar la inflación, así como en la necesidad de fomentar la competencia en los mercados de productos y de resolver los problemas de las cadenas de suministro nacionales.

La OMC ayudará a resistir las perturbaciones y a prepararse para un futuro incierto

Uno de los efectos de los trastornos de las cadenas de suministro es que dan más fuerza a los que son partidarios o que podrían beneficiarse de las preferencias nacionales y de una menor dependencia de las fuentes de suministro extranjeras, incluso cuando estas son más baratas o de mayor calidad. Ante la tendencia a orientarse en esa dirección en algunos sectores, los participantes en el Foro expresaron su preocupación por el proteccionismo comercial contraproducente, y exhortaron, en cambio, a dar más importancia a la digitalización y la cooperación comercial para apoyar la diversificación y la resiliencia de las redes de suministro.

Durante la pandemia, muchos Gobiernos adoptaron soluciones digitales para permitir las interacciones sin contacto y reducir el riesgo de transmisión de la COVID. Sobre la base de estas iniciativas, el despliegue de la automatización y las tecnologías digitales podría aumentar la eficiencia y fortalecer las cadenas de suministro. La mayor colaboración para construir una infraestructura digital común que pueda ser utilizada tanto por los organismos que intervienen en la frontera como por los operadores privados podría ayudar a facilitar el intercambio de datos en tiempo real a lo largo de las redes de suministro. El aprendizaje automático puede ayudar a optimizar las operaciones a lo largo de la cadena de suministro y a mejorar la gestión de riesgos. Como dijo un orador, “la visibilidad puede ayudar a abordar la volatilidad”.

En opinión de muchos participantes, la incertidumbre y la inestabilidad actuales no deberían hacernos desistir del objetivo de reducir las emisiones netas a cero. Se necesitan políticas sensatas para poder gestionar los costes de la descarbonización del transporte aéreo y marítimo. Algunos oradores señalaron que las iniciativas de descarbonización aumentarían el coste del transporte de mercancías a través de las fronteras y requerirían cambios fundamentales en el diseño de los productos, los procesos de producción y la logística. Otro argumento que se planteó es que reducir el comercio no es la solución para descarbonizar las cadenas de suministro, destacando el papel del comercio en una economía con bajas emisiones de carbono.

La OMC, en colaboración con los Gobiernos Miembros, puede desempeñar un papel más importante a la hora de abordar los retos que afectan a las cadenas de suministro, reuniendo a los actores pertinentes, ayudando a crear confianza y proporcionando liderazgo para examinar esos retos y las soluciones. La OMC, en colaboración con otras organizaciones internacionales como el Banco Mundial, puede ayudar a señalar las tendencias emergentes y los nuevos retos a los Gobiernos, basándose en una mejor recopilación, vigilancia y transparencia de los datos y en un diálogo oportuno con el sector privado. Las normas de la OMC, incluida la plena aplicación del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, las nuevas disciplinas sobre el comercio digital y el menor recurso a las prohibiciones a la exportación pueden ayudar sobre el terreno, mientras que la reducción progresiva de los obstáculos al comercio, también en los sectores de servicios clave, y la mejora de la convergencia y la normalización de las reglamentaciones también podrían reducir los cuellos de botella comerciales y equipar las cadenas de suministro para hacer frente a un futuro más arriesgado e incierto.

 
* Anabel González fue Directora General Adjunta de junio de 2021 a agosto de 2023