DDG Anabel González

Reflexiones sobre el comercio, desde Ginebra

por la ex DGA Anabel González*

Una nueva fórmula para facilitar resultados negociados en la OMC

Los agotados funcionarios públicos no tendrán mucho tiempo para recuperarse de las largas jornadas de trabajo, prolongadas hasta altas horas de la noche, de la Duodécima Conferencia Ministerial (CM12) de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Desde la reforma de la OMC hasta las subvenciones a la pesca, pasando por la propiedad intelectual y la agricultura, tienen una amplia gama de cuestiones que abordar. No será fácil. Incluso tras el éxito de una reunión ministerial, es evidente que encontrar formas pragmáticas y constructivas de hacer avanzar las negociaciones comerciales es fundamental para que la OMC siga constituyendo un foro pertinente para la cooperación comercial. Los delegados que se preparan para volver a la mesa de negociación cuentan ahora con una nueva herramienta a su disposición, en forma de una fórmula de “autoexclusión”. Más allá del caso que nos ocupa, la fórmula de autoexclusión, incorporada en la nota 1 de la decisión ministerial sobre la propiedad intelectual y las vacunas contra la COVID-19, puede resultar útil para ayudar a revitalizar la función de negociación de la OMC en más de un sentido, siempre y cuando los Miembros de la OMC estén dispuestos a hacer uso de ella.

La Decisión Ministerial de la CM12 sobre las vacunas contra la COVID-19 contiene una discreta nota a pie de página (la nota 1) cuyo objetivo es definir qué países pueden beneficiarse de las flexibilidades previstas en el acuerdo sobre propiedad intelectual. En su texto se señala que, si bien todos los países en desarrollo son admisibles, se alienta a los que tienen capacidad existente de fabricar vacunas contra la COVID-19 a que asuman un compromiso vinculante de no acogerse a la Decisión. China lo hizo en una declaración formulada ante el Consejo General de la OMC el 10 de mayo. Tales compromisos vinculantes quedarán registrados, y se recopilarán y se publicarán en el sitio web de la OMC.

Al definir la admisibilidad, la nota 1 soslaya los argumentos teóricos sobre si un Miembro concreto de la OMC es o no un país en desarrollo y se centra en cambio en la capacidad real de un país, que es la que determina si debería asumir compromisos plenos en el contexto de una negociación concreta. Y lo hace previendo un mecanismo de autoexclusión que podría servir de modelo para abordar lo que ha demostrado ser una cuestión espinosa en la OMC: la adopción de mayores responsabilidades por parte de los mercados emergentes en el sistema multilateral de comercio, a la par que los países avanzados. Es importante destacar que la nota 1 fue negociada conjuntamente por China y los Estados Unidos y abre un nuevo camino para dar cabida a los intereses y sensibilidades de ambas partes.

La técnica de la autoexclusión también puede servir para facilitar la consecución de resultados en el marco de la OMC de otra manera, a saber, permitiendo a las partes en un acuerdo multilateral específico quedarse al margen cuando no pueden o no están preparadas para sumarse a un resultado concreto en ese momento. Los Miembros que decidan autoexcluirse de un acuerdo podrían beneficiarse de sus disposiciones y quedar obligados por ellas en el momento en que decidan adherirse al acuerdo en cuestión. La técnica de la autoexclusión flexibilizaría la función de negociación de la OMC, ya que permitiría que la mayoría de los Miembros avanzasen de forma multilateral con objeto de desarrollar de nuevas normas, teniendo en cuenta al mismo tiempo las diferentes preferencias de los Miembros. Aunque la técnica es nueva en la OMC, existen mecanismos utilizados en otros ámbitos para lograr objetivos similares, como el sistema de cooperación reforzada de la Unión Europea, las iniciativas pioneras del foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico (APEC) y la fórmula “Menos X” de la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental (ASEAN).

No debería sorprender que la negociación de normas y disciplinas comerciales vinculantes entre los 164 Miembros de la OMC (de muy distintos tamaños y con prioridades, intereses y necesidades diferentes) sea todo un reto. Sobre todo, en un contexto en el que la toma de decisiones requiere consenso, razón por la cual los Gobiernos llevan tiempo buscando formas de flexibilizar las negociaciones en la OMC. La adopción en 2013 del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, que permite a cada país determinar por sí mismo su propio calendario de aplicación, fue un gran avance. Las negociaciones entre un subconjunto de Miembros interesados en forma de acuerdos plurilaterales, como los debates en curso sobre la facilitación de las inversiones y el comercio electrónico, ofrecen una forma alternativa de avanzar, aunque aún está por definir cómo incorporar los resultados de estas iniciativas plurilaterales al marco de la OMC.

Al encontrar otra forma de avanzar, la técnica de autoexclusión de la CM12 ofrece una vía pragmática de facilitar la asunción por parte de los mercados emergentes de mayores responsabilidades en el sistema, al tiempo que permite a los Miembros de la OMC avanzar en la elaboración de normas, asegurar la liberalización recíproca del comercio o simplemente iniciar un diálogo en esferas en las que no todos los Miembros están preparados para hacer progresos. Corresponde a los Miembros de la OMC decidir si hacen o no uso de ella.

 
* Anabel González fue Directora General Adjunta de junio de 2021 a agosto de 2023