Informe del Presidente del comité de negociaciones comerciales

Después de la última reunión del Consejo General, el CNC ha celebrado una reunión formal el 1º de julio y cuatro reuniones informales los días 30 de mayo, 28 y 30 de junio y 24 de julio. Hoy me centraré muy particularmente en los acontecimientos que han tenido lugar estos últimos días.

Después de un período de actividad muy intensa a finales de junio, en la reunión del CNC de 1º de julio se me pidió que organizase consultas intensas y amplias con el objetivo de facilitar la adopción urgente de modalidades para la agricultura y el AMNA. También se me pidió que presentase un informe lo antes posible, y, como declaré en ese momento, mi objetivo en esas consultas sería facilitar y catalizar el acuerdo entre los Miembros, que seguían siendo los principales actores en el proceso.

Empecé las consultas con los Miembros del G-6 y amplié luego progresivamente el círculo de mis contactos con delegaciones individuales y con grupos.

También asistí a la sesión ampliada de la Cumbre del G-8 en San Petersburgo, donde estaban presentes varios Jefes de Estado y de Gobierno, y les dije que tenían que revisar las instrucciones que les habían dado a ustedes y darles más flexibilidades en dos sentidos: era necesario, por una parte, que mejorasen las cifras que había sobre la mesa, y por otra, que aceptasen ajustar lo que estaban dispuestos a pagar con lo que podían esperar razonablemente a ese precio. Durante esta reunión hubo algunos signos alentadores de flexibilidad adicional al más alto nivel político.

Sin embargo, esas flexibilidades no se materializaron en cambios significativos en las posiciones de los negociadores, motivo por el cual en la reunión informal del CNC celebrada el lunes 24 de julio tuve que darles malas noticias: que las distancias seguían siendo demasiado amplias y que la situación se había agravado mucho.

El texto íntegro de la declaración que pronuncié el lunes está a disposición de las delegaciones en el documento JOB(06)/231. En mi declaración, hice hincapié en que, sin las modalidades en la agricultura y en el AMNA, estaba claro que no sería posible terminar la Ronda a finales del año en curso. Ya no disponíamos del tiempo necesario para elaborar y finalizar las listas de concesiones, y quedaban por abordar demasiadas cuestiones pendientes. Los plazos siempre habían sido muy justos, pero el bloqueo constante en unos pocos puntos clave significaba que simplemente ya no nos quedaba tiempo para el resto.

Ante este persistente punto muerto, recomendé como único camino posible suspender las negociaciones de toda la Ronda a fin de permitir la seria reflexión de los participantes que resultaba claramente necesaria.

No propuse nuevos plazos ni una fecha para la reanudación de la actividad en los grupos de negociación, y no creo que ello sea posible hoy en día. Esto sólo puede suceder cuando se den las condiciones para que haya nuevos progresos, lo que significa cambios en posiciones arraigadas. Es evidente que la pelota está en el campo de los Miembros.

Suspender las negociaciones significa que los progresos realizados hasta la fecha sobre los diversos elementos del programa de negociación quedan en suspenso, en espera de la reanudación de las negociaciones cuando el entorno negociador sea el debido. Se han realizado progresos significativos en todas las esferas de las negociaciones, lo cual puede apreciarse en los informes escritos sobre la situación de sus esferas respectivas que acaban de distribuir los Presidentes de los grupos de negociación, y ahora debemos asegurarnos de que esos progresos no se malogren.

Mi recomendación fue aceptada en nuestra reunión del lunes, a la que asistieron varios Ministros. Se aceptó con pesar, pero se aceptó. Hubo muchas expresiones de decepción por el hecho de que los negociadores no hubieran logrado hallar la convergencia necesaria, pero también hubo delegaciones que reafirmaron las razones por las que la Ronda es importante para el crecimiento y el desarrollo, y muchos Miembros subrayaron asimismo la importancia sistémica de la OMC y la contribución que estas negociaciones pueden aportar al fortalecimiento del sistema multilateral en su conjunto.

Creo que de los debates habidos el lunes, así como de las diversas conversaciones que he mantenido desde entonces, se desprende claramente que nadie quiere abandonar en este punto nuestro esfuerzo colectivo. Mi impresión es que, a pesar de este contratiempo, a pesar de este bloqueo, a pesar de esta crisis, sigue habiendo una determinación ampliamente compartida de tratar de llevar la Ronda a una conclusión satisfactoria. ¿Cómo lo hacemos? La respuesta a esta pregunta sólo surgirá a raíz de una reflexión seria y profunda, razón por la que pienso que es necesario este cuarto intermedio. Es tiempo de una reflexión callada en oposición a la diplomacia pregonada, y por ello insto a todos los Miembros a que eviten el conocido juego de achacar las culpas y, en lugar de ello, utilicen este período de reflexión para una reflexión seria y realista sobre lo que aquí está en juego. Todo el mundo sabe que lo que está sobre la mesa es ya muy importante, y que se corre el riesgo de perder el conjunto. Por mi parte, continuaré manteniendo contactos, como vengo haciendo en los últimos días. Estaré a disposición de todos ustedes, como lo estarán los Presidentes de los grupos de negociación, para todo contacto que quieran tener con nosotros. Mi prioridad como Director General seguirá siendo defender la integridad del sistema de la OMC, que nos ha sido muy útil en los últimos decenios, y seguir asistiendo a los Miembros para llegar a un acuerdo.

Terminaré diciendo que pueden contar conmigo para hacer cuanto esté en mi mano con objeto de mantener la presión en pro de una evolución política que permita una reanudación de las negociaciones. La reanudación de las negociaciones no se hará con un poquito de tiempo, o un poquito de esto y de aquello. Sólo se producirá en las condiciones adecuadas, cuando se hayan adoptado algunas decisiones políticas. A mi juicio, esto es posible. No estoy seguro de que vaya a suceder, pero pienso que tenemos que seguir intentándolo, probablemente en silencio durante algún tiempo, y eso es lo que yo trataré de hacer y espero que este tiempo de reflexión será fructífero, de modo que al término de este período sea posible la existencia de posiciones renovadas, modificadas y reconsideradas sobre las pocas pero muy importantes cuestiones que siguen en juego.

Así concluye mi informe. Gracias, Señor Presidente.