MINISTERIAL DE LA OMC (DOHA, 2001): NOTAS INFORMATIVAS

FACILITACIÓN DEL COMERCIO

Reducción del papeleo en la frontera

La cuestión de la facilitación del comercio lleva las normas de la OMC hasta la puerta misma de las aduanas. Los comerciantes tanto de países en desarrollo como de países desarrollados han destacado, desde hace ya tiempo, el enorme volumen de papeleo que sigue siendo necesario para la circulación de mercancías a través de las fronteras. Los requisitos relativos a los documentos exigidos a menudo adolecen de falta de transparencia y en muchos lugares entrañan una gran duplicación de información, problema que con frecuencia se agrava por una falta de cooperación entre comerciantes y organismos oficiales. Pese a los avances de la tecnología de la información, la presentación automática de datos aún no es un hecho corriente.

Con la reducción de aranceles en todo el mundo, se ha dicho que el costo que supone cumplir con las formalidades aduaneras supera en muchos casos el importe de los derechos que se han de abonar. En el entorno comercial moderno de producción y suministro “justo a tiempo”, los comerciantes necesitan que el despacho de mercancías sea rápido y previsible. En un estudio del APEC se calculó que los programas de facilitación del comercio generarían utilidades del orden del 0,26 por ciento del PIB real para el APEC, es decir, casi el doble de las utilidades previstas como resultado de la liberalización arancelaria, y que los ahorros en los precios de importación que reportarán a los países en desarrollo de la región se cifrarán entre el 1 por ciento y el 2 por ciento de su cuantía.

Los analistas señalan que la razón por la que muchas empresas pequeñas y medianas, cuya participación conjunta en la creación del PIB en muchas economías llega a ser del 60 por ciento, no son agentes activos en el comercio internacional tiene que ver más con el papeleo que con los obstáculos arancelarios. Para las empresas que normalmente no expiden mercancías en grandes cantidades, los obstáculos administrativos suelen ser demasiado elevados para que los mercados extranjeros les resulten atractivos.

Para las economías de los países en desarrollo, la ineficiencia en esferas como la práctica aduanera y el transporte pueden ser un impedimento para la integración en la economía mundial y es probable que menoscabe gravemente la competitividad de las exportaciones o la corriente de inversiones extranjeras directas. Esta es una de las razones de que los exportadores de países en desarrollo estén cada vez más interesados en eliminar obstáculos administrativos, en particular en otros países en desarrollo, que actualmente representan el 40 por ciento de su comercio de manufacturas.

En todos los países la facilitación del comercio beneficiará no sólo a los importadores y exportadores, sino también a los consumidores que actualmente enfrentan precios más elevados resultantes del papeleo en su propia administración de importaciones. Pese a los muchos progresos realizados, los comerciantes todavía se enfrentan a graves obstáculos para el tráfico transfronterizo de bienes, tal como denunciaron los portavoces de los círculos comerciales en el Simposio sobre facilitación del comercio organizado por la OMC en 1998, en el que representantes de la industria privada expusieron un panorama general del amplio abanico de problemas a los que han de enfrentarse en sus transacciones comerciales cotidianas.

Pese a que la OMC siempre ha tratado cuestiones relacionadas con la facilitación del comercio y aunque las normas de la OMC abarcan una variedad de disposiciones que tienen la finalidad de mejorar la transparencia y establecer normas mínimas de procedimiento (como son los artículos V, VIII y X del GATT, o diversas disposiciones de los Acuerdos sobre Procedimientos para el Trámite de Licencias de Importación, sobre Obstáculos Técnicos al Comercio, sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, y otros), el marco jurídico de la OMC carece a veces de prescripciones específicas, en particular respecto a los procedimientos y documentación de aduanas y a cuestiones de transparencia. Como tema específico, la facilitación del comercio es una cuestión relativamente nueva en la OMC. Se incorporó a su programa hace menos de cinco años, cuando la Conferencia Ministerial de Singapur encomendó al Consejo del Comercio de Mercancías “la realización de trabajos exploratorios y analíticos sobre la simplificación de los procedimientos que rigen el comercio … con objeto de evaluar si procede establecer normas de la OMC en esta materia”.

Desde entonces se ha realizado un gran volumen de trabajos exploratorios y analíticos, con participación muy constructiva de los Miembros en el debate. Las delegaciones concuerdan en que de la simplificación de los procedimientos comerciales se pueden derivar considerables ahorros de tiempo, dinero y recursos humanos, que beneficiarían a todas y cada una de las economías. También convienen los Miembros en que los países en desarrollo tienen necesidad de una asistencia técnica sustancial y amplia con miras a reforzar sus capacidades administrativas y respaldar sus actividades nacionales de reforma. La importancia de esa asistencia fue subrayada recientemente por los donantes y receptores que participaron en un Taller de la OMC sobre facilitación del comercio celebrado en mayo de 2001, cuando se abogó por la adopción de un enfoque más cooperativo y coordinado en el futuro.

Muchas delegaciones estiman que el tema de la facilitación del comercio está a punto para que se emprendan negociaciones en la OMC. Creen que, tras más de cuatro años de explorar y analizar el alcance de las normas de la OMC en esa esfera, ha llegado el momento de pasar a la etapa siguiente e iniciar la fase de la negociación. Un grupo de Miembros que abogan por la negociación de nuevas normas de obligado cumplimiento en materia de facilitación del comercio ha propuesto un enfoque en dos planos, centrado en compromisos sobre procedimientos en frontera y relacionados con ésta para agilizar el movimiento, la entrega y el despacho de mercancías. Se propone que esas normas estén basadas en disposiciones ya existentes de la OMC (en particular, los artículos V, VIII y X del GATT) y en principios tales como la transparencia y las debidas garantías procesales, la simplificación, la eficiencia y la no discriminación. La propuesta prevé además la elaboración y aplicación de un programa amplio de asistencia técnica en paralelo con las negociaciones.

Muchos países en desarrollo Miembros, en cambio, aunque en general apoyan los objetivos de la facilitación del comercio, no desean asumir nuevos compromisos jurídicos en la OMC en el presente momento. Les preocupa la posibilidad de que la adopción de nuevas normas sobrepase sus capacidades de aplicación y queden expuestos a procedimientos de solución de diferencias. Varias delegaciones han manifestado también escepticismo en cuanto a la necesidad de nuevas normas de obligado cumplimiento. Algunos indicaron además que prefieren que la labor sobre facilitación del comercio se desarrolle en el plano nacional, en el bilateral o en el regional.